España y la Autarquía

AutorAntonio Vázquez Campo
CargoNotario
Páginas369-384

Page 369

Parte General
1. Lo político y lo económico

Entre lo político y lo económico, estructuras diferenciadas de no fácil separación, se origina un cierto estado permanente de mutuas reacciones. Lo político aspira a encuadrar lo económico, y, al propio tiempo, es su instrumento. Ambos factores se relacionan recíprocamente como condición de vida uno del otro.

2. Primacía del ordenamiento político

No obstante, en este proceso de mutua y necesaria influencia, no puede por menos de reconocerse que la evolución muestra, hoy día, un decidido avance del valor político sobre el económico, debido, principalmente, a la eficacia coercitiva que aquél logra en la ordenación social.

El liberalismo politicoeconómico, que acusaba netamente las fronteras de ambas estructuras, y las mantenía en situación de independencia, siquiera fuera de un modo esencialmente teórico, tiene hoy deficiente predicado doctrinal, y muy escasos desenvolvimientos prácticos, Hasta los llamados países democráticos realizan un prudente intervencionismo del Estado, más tenso y amplio cada vez. Y en esta tesis del intervencionismo del Estado en materia económica coinciden hoy, si bien conPage 370 condiciones muy distintas, las doctrinas socialistas y comunistas, las de los países totalitarios, la propia Iglesia 1. El Estado moderno valora extraordinariamente el factor económico, y de ahí sus afanes por hacerse de él.

Se llega a esta relativa unanimidad teóricopráctica luego de una época que podríamos denominar de agresiones económicas al Estado. El régimen de Economía suelta, afecta, caprichosamente, a las condiciones de vida del pueblo, y al poderío de la nación. El Estado sufre en ello, y reacciona defensivamente. Primero su intervención se concreta, aparte las exigencias de su propia economía, a corregir defectos, proteger intereses, esterilizar empresas peligrosas para el interés o el orden público. Necesidades financieras le llevan más adelante a utilizar ampliamente la antigua práctica de detentar sectores comerciales a vía de impuesto monopolios. Más tarde, las complejidades del comercio exterior y las exigencias del interior reclaman su orientación y control.

Pero en la actualidad el Estado rebasa tales funciones de accidentalismo comercial y tutelar de la riqueza, el cambio y el trabajo, afirmando, cada vez más, su carácter de verdadera institución de creación económica.

3. Dónde se centra la cuestión de la Autarquía

La tarea que en todos estos sentidos al Estado incumbe cumplir, tiene poco de descuídable. Hemos de pensar, en primer lugar, que la Economía se originó, y vivió hasta ahora, en virtud de un proceso natural y espontáneo, y el forzar sus mecanismos, o incrustarle de pronto una pieza artificial por ejemplo, el recurso del dumping, en oposición a la libre formación del precio puede comprometer su propia existencia. Que la solidaridad estrechísima de los elementos económicos hace que las medidas más mínimas provoquen resentimientos de todo el cuerpo económico. Por último, que la falta de paralelismo entre la organización política y la económica, se traduce en dislocación y choques de las respectivas actividades.Page 371

A primera vista no se divisa la no correspondencia de tales organizaciones, que, al contrario, parecen casar justamente. Así oímos hablar corrientemente de una economía local, nacional e internacional como términos equivalentes en otro orden a los de política local, nacional e internacional. Las doctrinas y corrientes nacionalistas, imperialistas e internacionalistas se sitúan en ambos campos y juegan en ellos, aparentemente, igual papel.

Y, sin embargo, a poco que observemos, no es difícil notar que lo económico responde a vibraciones más lejanas que lo político; que un mayor número de reflejos exteriores se producen en él. Y es que la Economía tiene de antiguo consagrado carácter internacional, acrecentado aún más en los modernos tiempos, mientras que la política apenas si traspasa los confines de los correspondientes Estados-Nación.

Tales Estados, con soberanía cuidadosamente determinada en lo objetivo población, territorio, recaban el gobierno de su Economía; tienden a efectuar en lo económico deslinde semejante al político. Pero no es posible. Y esto impacienta a los propios Estados, sabedores de que, en último término, la independencia política pende, en mucho, de la económica.

Precisamente, en este afán de acoplar la organización económica a la política, aparece centrada la cuestión de la Autarquía.

4. Concepto de la Autarquía

Con la palabra Autarquía se designa la condición que cumple una organización capaz de valerse económicamente a sí misma, sin ayuda ajena. En el campo político significa el devenir de las entidades de tal orden en unidades económicas absolutas, al menos, pasivamente consideradas. Es decir, que la organización política autártica construye su vida económica con elementos y sobre bases propias, y ello como exigencia de este concepto riguroso, sin perjuicio de que sostenga con otras organizaciones relaciones de ayuda económica, siempre que en ellas figure como prestadora de tal ayuda. La Autarquía, aunque afecta principalmente a la producción y al consumo, se refiere también a las demás ramas de la Economía.

Dentro de tal círculo politicoeconómico, la Autarquía suele referirse corrientemente al Estado, originando la Autarquía estatal, más corrientemente denominada nacional. Pero cabe que dos o más Estados, o un continente entero convengan, por vía de convención o tratado, su autarquía conjunta, o que un Estado compuesto lleve a cabo su organización autártica. Por último, la realidad acusa un intento autártico su-Page 372pernacional, que no cabe correctamente en niguna de las modalidades antedichas. Nos referimos a la pretensión inglesa de montar la Economía independiente del Imperio británico. No se trata de una confederación que decide su Autarquía, ni, a pesar de los trámites seguidos, se trata de simples naciones independientes que convienen la realización de una Autarquía común, sino de una organización política supernacional, que acusa perfiles propios 2 : la British Commonwealth of Nations. La Conferencia imperial de 1926 vale, en lo político, cuanto la de Ottawa de 1932 significa en lo económico.

Otra aclaración conviene hacer, y es que puede entenderse realizada una Autarquía nacional con medios extraños a la nación, siempre que la obtención de tales medios aparezca cubierta por una manifestación de poder político permanente (colonato, protectorado, mandato).

5. Gradación antartica

La Autarquía, según el concepto expresado, responde a una noción absoluta de la misma, y difícil, por no decir imposible, es que la cumpla nación alguna. Los Estados más ambiciosos, hoy por hoy, han de conformarse con la aspiración a una Autarquía relativa, concepción que luego analizaremos, y que algunos, muy afortunados, tienen ya en vías de realización. Ello nos lleva a distinguir los diversos grados de la Autarquía, y, para ello, hemos de manejar dos conceptos: el del imperialismo y el del excedente económico.

El imperialismo económico hace relación a aquellos países cuya Economía gravita vitalmente sobre otros, que vienen a ser como subditos económicos de ellos.

El excedente económico lo constituyen los medios sobrantes de aplicación en la vida económica de un país, que pueden tener colocación en otros, o servir de reserva al mismo.

El imperialismo y el excedente económicos, pueden coexistir o noPage 373 con la Autarquía; pero, cuando coinciden, la califican singularmente. Casi no hay país, autártico o no, que no cuente en su haber con excedentes excepcionales o de escaso volumen u ocasionales. El excedente económico hace relación a aquellos que, por su reiteración, extensión o generalidad, cuentan en la seguridad o cumplimiento de una Autarquía por sí mismos como reserva o como objeto de transformación o cambio. Nos encontramos así con los siguientes grados de Autarquía:

  1. Autarquía absoluta con imperialismo económico extenso o menos extenso; intenso o menos intenso, y excedente económico más extenso o menos extenso; más o menos general.

  2. Autarquía absoluta con imperialismo económico.

  3. Autarquía absoluta con excedente económico.

  4. Autarquía absoluta, sin imperialismo ni excedente económicos.

  5. Autarquía relativa, con imperialismo y excedente económicos.

  6. Autarquía relativa, con imperialismo económico.

  7. Autarquía relativa, con excedente económico.

  8. Autarquía relativa, sin imperialismo ni excedente económicos.

La escala de la Autarquía se establece así partiendo desde este primer peldaño de dificultosísima consecución, y sin que las ansias autárticas que hoy sienten los pueblos puedan llegar a saciarse en el peldaño último primer grado de la Autarquía, ya que, en él, laborarían aún sin cesar, por conseguir una extensión, una intensificación y una generalización, cada vez mayores, de su imperialismo y excedente.

6. La Autarquía relativa

Autarquía relativa es la que tienen los países que han logrado una independencia notoria en su Economía. Cada avance en este sentido, supone la obtención de una Autarquía mayor.

Comparando la vida económica de unos pueblos con otros, pudiera lograrse la obtención de una línea divisoria media que separara los pueblos que podríamos decir autárticos de los no autárticos (criterium...

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