Arte y terror: un estudio de la protección de la memoria de las víctimas en perspectiva económico-jurídica

AutorPedro Galván Lamet
Cargo del AutorProfesor ESIC University
Páginas138-153
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ARTE Y TERROR: UN ESTUDIO DE LA PROTECCIÓN DE LA MEMORIA DE LAS
VÍCTIMAS EN PERSPECTIVA ECONÓMICO-JURÍDICA
Pedro Galván Lamet
Profesor ESIC University
1. VÍCTIMAS, ARTE Y ESTADO
En la mayoría de las culturas la destrucción de monumentos ha sido una práctica frecuente
destinada a cambiar la memoria colectiva y a sustituir los relatos del poder y sus símbolos. Se tenía
por costumbre decapitar estatuas81, tachar inscripciones y nombres propios cuando el monopolio
de la violencia había cambiado de manos o quería hacerlo. Estas guerras simbólicas revelan la
estrecha relación entre arte y poder en la construcción de la memoria y la importancia social de
los símbolos y rituales en torno a la violencia y su sentido. Es célebre la película Octubre82 sobre
la insurrección bolchevique de 1917, con su mítica secuencia del derribo de monumentos por la
muchedumbre. La historiadora americana Rosalind Krauss afirmó sobre esta escena, que hace
visible la manera en que una estatua puede condensar en sí misma una idea de poder83.
La función del arte se ha ido transformando en paralelo a los cambios históricos, si bien se
mantiene en una tensión crítica entre su legitimación y su reprobación por parte de los poderes
políticos o económicos que lo hacen posible. El arte desde la modernidad ha servido a los Estados
para legitimar y glorificar sus acciones, pero también ha combatido contra ellos alimentando
sublevaciones. Esta estrecha relación entre política y arte, por otra parte, extensamente
analizada84 , conecta asimétricamente las élites que definen la historia y el pueblo que acomoda
o resguarda su memoria. La cultura es memoria acumulada e institucionalizada, que se convierte
en un relato vivo cuando nos identificamos con sus significados, y que nos permite enfrentarnos
al presente de un modo colectivo.
En los últimos años han proliferado violentas manifestaciones sociales contra monumentos
en el seno de un intenso clamor social por la revisión radical de los relatos históricos canónicos.
Una demanda que pretende resignificar la historia desde sus víctimas. Una inédita colisión entre
historia y memoria, entre la pretendida objetividad de la historia y una extrema subjetividad de la
propia experiencia vital. La esclavitud, el genocidio, el racismo, la marginación, la tortura, la
81 Tradicionalmente se utilizó la expresión Damnatio memoriae con la que incluso se prohibía nombrar a los
afectados.
82 Película soviética muda de 1928 dirigida por Serguéi Eisenstein y Grigori Aleksándrov
83 Citado por Bentivegna (2008). La estética de los nuevos monumentos. Rev. Observaciones Filosóficas, 6
Recuperado 17/01/22 https://www.observacionesfilosoficas.net/n6rof2008.html
84 Foster (1985) Yúdice, (2002) Durán (2008).
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explotación, el feminicidio, los atentados, los asesinatos, las desapariciones, el terrorismo… son
ahora el foco que pone en tela de juicio las profundas raíces de los significados históricos
heredados. Una vigorosa sensibilidad social se erige en contra de unas obras artísticas esculpidas
por las desigualdades entre culturas y sociedades. Las víctimas de la historia deberían definir los
valores que han de representar nuestros monumentos.
Antropológicamente, la cultura se conforma a través de las relaciones rituales en torno a
espacios e imágenes que poseen una gran significación mítica y espiritual, generando y
fortaleciendo la cohesión de los grupos sociales, entorno a ellas. El complejo de Göbekli Tepe85 es
una muestra fundacional de estos espacios ancestrales, y de su capacidad de erigir mausoleos
vivibles que unen la vida y el habitar con la muerte y el más allá, en torno a grandes figuras
simbólicas, aludiendo a la muerte como el mayor acontecimiento socializante. Todavía hoy
persiste la necesidad colectiva de crear espacios para conmemorar públicamente la pérdida. Cada
generación añade sus espacios de memoria, que se van acumulando en la ciudad como estratos
simbólicos que se desactivan progresivamente por la aceleración del tiempo ordinario, la
evolución de los valores sociales y su desritualización.
Desde los ataques de 2001 a las Torres Gemelas, el terrorismo se ha convertido en un
fenómeno global y ha incrementado la visibilidad de sus víctimas y su protagonismo político.
Víctimas y Estados están desde entonces en continua negociación de sus legitimidades y derechos.
La lucha contra el terror ha supuesto un punto de convergencia teórico de todas las culturas como
fundamentación de la defensa universal de la dignidad humana. Un terrible espacio común para
el consenso donde confluyen la dignidad, el arte y la muerte.
La memoria de los muertos condensa la herencia cultural que recibimos, la de las víctimas
del terror la herencia que legamos. Aunque el proceso de perpetuar la memoria de las víctimas es
una misión condenada al fracaso, resulta esencial para salvaguardar la experiencia viva sobre la
que descansan nuestras futuras decisiones frente a la legitimidad de la violencia y la lucha contra
el terror. Esta necesidad de las sociedades de crear espacios para el duelo colectivo requiere de
complejos procesos que lo faciliten y lo protejan de la burocratización, la instrumentalización y la
falta de significado. La dificultad de estos proyectos surge de la convergencia sobre ellos de tres
perspectivas casi paradójicas: la del Estado, la de las víctimas, y la del arte.
El Estado -o más bien las distintas Administraciones territoriales- tienen la responsabilidad
de activar y financiar proyectos conmemorativos, pero su legitimidad es frágil, pues se asienta en
un pasado y un presente equívoco ante la violencia86 y en un ineludible afán de rédito político. El
contexto comunicativo actual le impone un lenguaje necesariamente populista y espectacular, que
le convierte en sospechoso de instrumentalizar la defensa de las víctimas. A través de las normas,
los poderes públicos activan estos proyectos. La lucha contra el terrorismo debe saber cubrir las
necesidades de las víctimas, que no se circunscriben al ámbito punitivo o económico, sino que
también incluyen medidas de salvaguarda de su dignidad y memoria bienes ambos de
naturaleza moral, que pueden materializarse en una legislación que repudie el ensalzamiento
85 Este complejo megalítico existente en Turquía entre 9600 y 8200 a. C. se considera el complejo-santuario más
antiguo del mundo, donde pudo nacer la conciencia de lo sagrado.
86 Este es un tema muy controvertido que no podemos abordar. Nos referimos a la legitimidad de la gestión de la
violencia, frente al terrorismo y terrorismo de estado.

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