De alteza a majestad: las reinas españolas en la historia

AutorPatricia Zambrana Moral
Páginas808-813

Page 808

Ronda 17-23 de julio de 2000

La VI edición de los Cursos de Verano de Ronda, organizados por la Universidad Rey Juan Carlos, ha pretendido, en palabras de su Rector, Guillermo Calleja Pardo, combinar «cursos de contenido eminentemente científico con otros de carácter cultural», respetando algunas propuestas con arraigo y tradición en la programación. Dentro de los referidos cursos, los días 17 a 23 de julio se realizó una incursión en las reinas de la Historia de España con el objetivo de resaltar una figura que casi siempre ha ocupado un lugar secundario y un papel no suficientemente reconocido desde el punto de vista político.

Siguiendo un criterio básicamente cronológico se realizaría un repaso a la vida, perfil psicológico y principales acontecimientos que rodearon el reinado de las titulares del trono a lo largo de la Historia de España. Así, de Isabel II se ocupó el catedrático de Historia Con-Page 809temporánea de la Universidad de Deusto, Femando García de Cortázar. Tras situar el contexto socio-político y económico de su reinado aludiendo al papel de Javier de Burgos a la hora de definir el mapa provincial de España; la importancia del ferrocarril; la especial relevancia del Senado y el Congreso o la ley de Claudio Moyano que socializaría en parte la enseñanza, reconoció cómo el romanticismo puso de moda las singularidades, las regiones y las especificidades. Isabel II aparece como la primera reina de España en un momento en el que la burguesía catalana y vasca van a tener un marcado carácter nacional español. Con ella nace el moderno sistema bancario aunque la peseta, como unidad monetaria, se afirmaría en 1868, ya destronada la reina. Nació en 1830, hija de Femando VII y de María Cristina de Borbón-Nápo-les. Mostró García de Cortázar la precocidad en su evolución: con tres años es proclamada princesa de España, con trece es declarada mayor de edad, siendo reina con dieciséis años y encontrándose con treinta y ocho en el exilio. En cuanto a su carácter, el ponente destacó el talante simpático y desenvuelto, la espontaneidad y su fama de «reina castiza» e incluso «cachonda» -en el decir popular y, en afirmación, que refirió y reiteró García de Cortázar en su exposición-, atribuyéndosele cierta «ordinariez» y «chabacanería». De ella se diría que «amaba tanto a España como a sus propios amantes». Insistió García de Cortázar en sus profundas contradicciones, en su falta de vida familiar, de refugio sentimental y probablemente de inteligencia, así como en su complicada infancia. Tras recordar a sus tutores incidió en sus gustos culinarios (bacalao con tomate y tortilla de patatas) y artísticos (canto y piano), pese a que no se le reconocían actividades intelectuales. Se la acusaba de imprudente, tanto por firmar sin conocer el contenido del documento, como por pasear de forma temeraria -ella sola-en coche de caballos. Contrajo matrimonio con Francisco de Asís el 10 de octubre de 1846. Recordó García de Cortázar que la elección del esposo (pese a ser un hombre culto) fue desacertada, ya que, entre otras cosas, tenía fama de afeminado (era denominado «Paquita») aunque también se le conocían algunas amantes y era consciente de las aventuras de su esposa, quien quedó embarazada un total de doce veces. Tras el destierro, su corte en París llegó a tener hasta setenta personas. La tarea constitucional llevada a cabo durante el reinado, cristalizada en el texto de 1845 y en diversos proyectos y reformas fue presentada al hilo de su exposición por el catedrático de la Universidad de Deusto, quien tuvo agrios comentarios durante el Curso respecto al hecho diferencial vasco y sus raíces históricas.

Diferente y un tanto original resultó el enfoque de José Fernández López, quien en lugar de detenerse en el retrato de una reina contempló a las reinas españolas a través de la pintura y en consecuencia múltiples retratos de las mismas. Partiendo del trabajo de Sánchez Cantón sobre los retratos regios precisaría como en el siglo XIX, pese a no decaer el género cambian sus características por la estética hegeliana que huía de la pura semejanza. Desde 1420 hasta finales del siglo XVIII tuvo lugar el gran momento de esta modalidad pictórica, aunque el género religioso ha predominado siempre en la cultura española. Precisó el ponente cómo Francisco Pradilla en «La rendición de Granada» presenta a Isabel la Católica a caballo, con un acento retórico, incidiendo en los detalles del vestido. Destacó además Fernández López las obras de Emilio Sala, «La expulsión de los judíos»; de Eduardo Rosales, «Testamento de Isabel la Católica»; de Juan Pantoja de la Cruz, «Juana la Loca»; del referido Francisco Pradilla, «Juana la Loca» y «Peregrinar de la reina con el féretro» (en este cuadro se inspiraría la película «Locura de amor»). Del retrato postumo...

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