Plaguicidas en la agricultura. Almacenamiento y mezclas.

Cargo del AutorPlaguicidas en la agricultura. Almacenamiento y mezclas.
ERGA - Formación Profesional 3
das. Recuérdese que más concen-
tración no significa mayor efica-
cia del producto, significa más
riesgos.
7Realizar las mezclas al aire libre
y siempre utilizando los equipos de
protección obligatorios que se indi-
can en la etiqueta de cada produc-
to. Nunca se usarán las manos para
remover las mezclas, aunque estén
protegidas con guantes. Igualmen-
te, los instrumentos utilizados, em-
budos, filtros, paleta, etc. se usarán
sólo para estas tareas. Las opera-
ciones de mezcla y carga (en los
equipos de aplicación) son de alto
riesgo porque implican el manejo
de pesticidas concentrados.
8 Evitar que los productos sobran-
tes de los caldos de plaguicidas con-
taminen el agua potable. No hay
que lavar nunca los recipientes o
los aparatos fumigadores en fuen-
tes, arroyos o ríos.
En esta ocasión, la sección de Notas Prácticas trata el tema de los plaguicidas en la agricultura. Se incluyen los
siguientes apartados: un conjunto de recomendaciones que constituyen el cuerpo teórico del tema; un caso
práctico; una serie de actividades didácticas que pueden desarrollarse a partir de dicho caso y un apartado de
legislación. Las propuestas didácticas son orientativas y tienen como finalidad el que puedan ser utilizadas por
el profesorado como herramientas de apoyo a la hora de abordar la enseñanza en temas de prevención.
1Buscar asesoramiento (centros
agrícolas) antes de elegir un pro-
ducto de uso fitosanitario que se
quiera aplicar. Informarse sobre
cuál es más eficaz, teniendo en
cuenta el tipo de plaga y el culti-
vo, y a la vez menos tóxico, y tam-
bién sobre cuál es el momento más
oportuno para empezar el trata-
miento. La información tiene que
ser actualizada (productos con el
registro en vigor).
2 Almacenar los plaguicidas en
locales que queden protegidos de
la lluvia y el sol y que estén aleja-
dos de las viviendas. Los locales
serán seguros y se deberán poder
cerrar con llave; en la puerta se
colocará un cartel que avise sobre
los riesgos de los productos alma-
cenados. Todos los plaguicidas
son sustancias peligrosas, por tan-
to, deben estar separados de ali-
mentos y piensos, y fuera del al-
cance de los niños, animales do-
mésticos y personas que desconoz-
can su manejo.
3Agrupar las sustancias almace-
nadas por categorías de peligro
(tóxicos, corrosivos, inflamables,
etc.). Nunca deben estar juntos los
productos tóxicos y los corrosivos.
Las sustancias inflamables (gasoli-
na, gasóleo, etc.) han de guardarse
en un armario que pueda cerrarse
con llave. Igualmente, hay que con-
trolar el buen estado de los envases
(incluyendo la etiqueta) para evitar
las fugas o derrames. (Ver Erga-FP
nº13 “Almacenamiento de sustan-
cias químicas”).
4Conservar los plaguicidas en el
envase original de compra, de este
modo siempre se sabe el producto
que contienen. Es obligatorio que
los recipientes que tienen sustan-
cias peligrosas lleven una etiqueta
en la que figure el nombre del pro-
ducto, sus efectos nocivos y las
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Descripción:
medidas de seguridad que hay que
seguir al utilizarlo (Ver Erga-FP
nº8 “Etiquetado de productos quí-
micos peligrosos”).
5Nunca se deben trasvasar los
plaguicidas a recipientes domésti-
cos. Esto puede dar lugar a que se
confundan los productos peligro-
sos con otros de uso común o con
alimentos o bebidas para personas
y animales. Si fuera necesario tras-
vasar los plaguicidas por causas de
derrames o roturas de los envases
originales, hay que especificar el
nombre del producto y sus efectos
nocivos en el nuevo recipiente. (Ver
Erga-FP nº18 “Trasvase de sustan-
cias químicas”).
6Preparar las diluciones (cal-
dos) siguiendo todas las indicacio-
nes del fabricante y no usar nunca
productos sin etiqueta. Realizar
estas operaciones respetando las
dosis y las diluciones recomenda-
CASO PRÁCTICO
O PRÁCT
En la presente sección de Notas Prácticas trataremos los problemas derivados del manejo de los plaguicidas de uso fitosanitario, es decir, los utilizados
para eliminar las enfermedades de las plantas. Sabidos son los beneficios que han aportado los plaguicidas al mundo agrario, sin embargo, no hay que
olvidar que su uso indiscriminado es muy peligroso. Al mismo tiempo que son efectivos para eliminar las plagas dañinas que afectan al campo, también
son venenosos o nocivos para los seres humanos, el ganado, la fauna, la flora y el medio ambiente, por lo que utilizar los plaguicidas con conocimiento
y seguridad es fundamental, tanto para proteger la salud de las personas que trabajan en el campo, como para proteger el medio ambiente y al resto de
la población. Dada la diversidad y la importancia de los riesgos que se presentan en cada uno de los procesos de manipulación de los plaguicidas, hemos
creído conveniente tratar este tema en dos números de nuestro periódico. A continuación, haremos una breve descripción de cuáles deben ser las
prácticas adecuadas para almacenar y mezclar los plaguicidas y en el número siguiente de este periódico explicaremos cómo aplicarlos y eliminarlos.
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NORMAS BÁSICAS
MAS BÁS
PLAGUICIDAS EN LA AGRICULTURA. Almacenamiento y mezclas
la comida del perro que está en el plato, pero ninguno de los dos amigos
se da cuenta de ello. Cuando terminan de llenar el envase, Felipe le expli-
ca la cantidad de producto y de agua que tiene que mezclar.
Al finalizar, Bertín le agradece a su amigo la ayuda y se dirige hacia su
casa. Al llegar, va hacia una habitación, pequeña y sin ventanas, que hay
justo en la entrada de la vivienda. Bertín utiliza esta habitación como
almacén.
Al cabo de un momento, entra su hija María. La chica tiene veinte años y
ayuda a sus padres en el campo. María ha terminado este año estudios de
Formación Profesional sobre técnicas agrícolas. Su padre le comenta que,
por fin, ha encontrado un producto que solucionará la plaga de orugas
María se interesa por saber qué es y cómo lo ha conseguido. Bertín le en-
seña el bidón que acababa de dejar en el suelo, al lado del tanque de fumi-
gar, y le explica su visita a casa de Felipe.
Al terminar, su hija le replica con enojo
que no debería utilizar sustancias peligro-
sas, como los plaguicidas, sin saber los
riesgos que tienen. Le aconseja que vaya a
la Cooperativa Agrícola y pida informa-
ción. Igualmente, le remarca que aquel
bidón era de agua y que no estaba indica-
do el producto que había dentro. Bertín le
contesta que no se enfade, que no es para
tanto, y que más tarde ya escribirá que
aquello es ”venenoso”. Cuando María se va
del cuartito, Bertín decide no entretener-
se más y se pone a hacer la mezcla allí mis-
mo. Además, para conseguir que sea más
efectiva, decide aumentar la cantidad de
plaguicida que su amigo le había dicho.
Bertín tiene una plaga de orugas en el campo de
hortalizas de su propiedad. Harto del problema,
acude a Felipe, un vecino suyo que posee unas tierras de cultivo colindan-
tes a las suyas. Más de una vez, su amigo le había comentado que utiliza-
ba un plaguicida para “fumigar” que “acaba con todo”.
Bertín se dirige hacia la casa del vecino y una vez allí le cuenta el proble-
ma. Felipe le contesta que no se preocupe, que aquello tiene fácil solución.
Le coge por el hombro y le conduce hasta un cobertizo situado a escasos
metros de su vivienda. El cobertizo no tiene la pared frontal, por lo que el
interior siempre está al descubierto. Felipe guarda allí el forraje para los
animales, los utensilios viejos, los abonos y los productos para fumigar.
También es el sitio habitual en el que su perro “Chispa” come y duerme.
Felipe señala un montón de bidones que están agrupados en el suelo,
cerca del plato de comida del perro, y le dice
a Bertín entre risas:
-Mira todo lo que tengo aquí para terminar
con los “bichejos”. Esto es un producto a base
de endosulfán y metomilo. Funciona de mara-
villa, aunque ahora ya no lo venden.
Felipe señala un bidón grande que está en
medio del resto de recipientes. Se va hacia
él, lo coge y lo arrastra hasta donde está
Bertín.
- Coge el embudo y aquel bidón de agua que
está vacío. Pondremos allí el plaguicida.
Mientras comentan asuntos relacionados con la
calidad de las cosechas, Bertín sujeta el embudo y
Felipe echa el producto en el recipiente de plástico,
que lleva la etiqueta de una conocida agua mineral
de la zona. Durante la operación, el líquido salpica
GASOLEO
Enric Mitjans

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