Rodríguez Uribes, J. M., Opinión pública. Concepto y modelos históricos, prólogo de Gregorio Peces-Barba Martínez, Madrid, Marcial Pons, 1999.

AutorErnesto J. Vidal Gil
CargoUniversitat de Valencia
Páginas606-611

Page 606

La lectura del excelente libro del profesor José Manuel Rodríguez Uribes Opinión pública. Concepto y modelos históricos, cuidadosamente editado por Marcial Pons y enriquecido con un lúcido y, como siempre, cordial y amable prólogo del profesor Peces-Barba ha supuesto un auténtico placer académico e intelectual. Primero porque es un libro que recuerda la irrenun-ciable dimensión práctica y crítica de la Filosofía del Derecho. Estamos, como señala el autor, ante uno de los conceptos clave de la filosofía política y moral que reviste un carácter complejo y esencialmente vago, descrito unas veces como autoridad anónima, especie de mito político, y otras como ficción institucionalizada del Estado de Derecho. Por ello, la investigación se centra en torno a los dos grandes discursos de esta «institución indefectible del Estado de Derecho» que parte de Kant cuando siguiendo la tradición clásica distingue en la Paz Perpetua entre las personas que detentan el poder soberano (¿quién manda?) y el modo como el soberano gobierna al pueblo (¿cómo se manda?). La democracia, nos dice Rodríguez Uribes señalando las raíces de la distinción entre liberalismo y democracia, se responderá según la primera pregunta mediante el liberalismo (que, como es sabido, Kant enfrenta al gobierno no despótico con el nombre de gobierno republicano), la democracia, con la segunda. Esta distinción capital para entender la filosofía política y moral ha sido objeto de un profundo análisis en Bobbio y en la actualidad continúa con Habermas y su distinción ente la concepción liberal y la republicana donde sobre todo en el contexto político de los Estados Unidos la democracia puede ser republicana/comunitarista o liberal.

En segundo lugar, porque es un libro que siguiendo el perenne lema kantiano invita a pensar con la cabeza y no con los pies, lo cual no sólo es mucho sino que también es de agradecer en un tiempo como el presente dominado por el pensamiento - sic? único y la globalización económica, que no por la globalización de los derechos, donde por lo visto el mercado sólo reconoce y valora a quienes no piensan, sino que pura y simplemente actúan con los pies. Insisto, plantear en este contexto una lúcida y brillante reflexión sobre la opinión pública mostrando sus raíces con la democracia y sus dimensiones democrática y liberal es algo que hay que agradecer al profesor Rodríguez Uribes.

El autor, en una reflexión sólida y a la vez muy fluida, suscita el planteamiento y la revisión crítica de no pocos problemas que no sólo son cuestiones académicas sino que, subrayando la vinculación entre la teoría y la praxis, inciden directamente en nuestra vida cotidiana. Creo que tiene razón el profesor Peces-Barba cuando en el prólogo citado señala que el libro muestra la madurez y la buena formación intelectual del autor con el que me une una cordial amistad cimentada desde sus tiempos de estudiante en la Facultad de Derecho de la Universitat de Valencia y consolidada en la sólida Escuela surgida en el marco del Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III, que espero no se vea truncada por estas líneas. En efecto, el profesor Rodríguez Uribes exhibe siguiendo a su maestro unas sólidas e inequívocas convicciones éticas, jurídicas y políticas que le sitúan en la mejor tradición del socialismo democrático, humanista y liberal, que se ven enriquecidas con un junto a una magnífica y envidiable formación dePage 607talante liberal, laico y afrancesado. No he citado estos adjetivos por casualidad sino que, como se recordará, con ellos se reconocía y hasta se insultaba a nuestros ilustrados cuando lucharon por difundir el uso público de la razón frente a la tradición, el oscurantismo y el absolutismo. Siempre es oportuno en estos tiempos del imperialismo anglófono recordar y recuperar la tradición ilustrada democrática y liberal francesa injustamente postergada. Pues también ahora hay que luchar por la recuperación y el ejercicio del uso público de la razón, y lo que es más penoso, como señaló Bertold Brecht, recordar lo que de suyo, es (debería ser) evidente, pues frente al asedio de la postmodernidad, que lúcidamente el profesor...

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