El transhumanismo cibernético o de la singularidad: un reto para la ética

AutorIrache Ganuza Fernández
Páginas61-76
El transhumanismo cibernético o de la singularidad:
un reto para la ética
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Profesora de Educación secundaria
El transhumanismo cibernético o de la singularidad defiende la mejora del ser
humano a través de la tecnología, apoyándose en un paradigma fuerte de Inteligencia
Artificial (IA) que le permite postular un futuro posthumano que no solo superaría
nuestras capacidades exponencialmente sino que supondría una vía para alcanzar
nuestra inmortalidad. Nos proponemos revisar los argumentos tecnocientíficos y fi-
losóficos en los que se apoya este movimiento, así como su vinculación e interdepen-
dencia con el paradigma de conocimiento dominante, la tecnociencia, a través del
concepto de Tecnologías Convergentes y de los Informes que desde la política cientí-
fica actual se han pronunciado sobre su uso. Examinamos a continuación, el papel de
este conocimiento y del discurso transhumanista a él asociado a la luz de los concep-
tos de la obra de juventud de Habermas, Ciencia y técnica como “ideología, que con-
servan a nuestro parecer todo su potencial interpretativo y nos permite vislumbrar
en el transhumanismo un cierto sustrato ideológico que ahonda en la tecnificación
del mundo de la vida, oscureciendo la conciencia ética en favor de la técnica. Estable-
cemos a partir de ahí ciertas conclusiones en torno al transhumanismo cibernético.
1. INTRODUCCCIÓN
En este artículo pretendemos establecer una lectura crítica del movimiento tran-
shumanista, especialmente el transhumanismo cibernético o de la singularidad, te-
niendo en perspectiva la pregunta sobre la idoneidad o no de establecer ciertos lími-
tes éticos ante sus propuestas. Consideramos que el reto que plantea esta corriente
de pensamiento es lo suficientemente importante como para dedicarle un estudio
crítico, sosegado, que busque contextualizar sus propuestas en los presupuestos fi-
losóficos que las sustentan, así como indagar en las posibles consecuencias éticas y
políticas de su plasmación en una praxis concreta. Pensamos que el transhumanismo
no puede ser ya soslayado como una quimera de ciencia ficción, en la medida en
que numerosas prácticas científico-técnicas dotan a sus propuestas de una posibili-
dad real de facticidad. No obstante, el transhumanismo sigue teniendo un carácter
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prospectivo que hace que muchas de sus propuestas se enmarquen en un contexto
utópico; de hecho, dibuja para muchos la utopía propia de las sociedades tecnológica-
mente mediadas y ahonda en la dependencia tecnológica en la que están inmersas las
sociedades de la información y el conocimiento.
En general, dicho movimiento puede ser descrito como la defensa de la aplica-
ción de las tecnologías para la transformación y mejora del ser humano. Sin embar-
go, como todo movimiento cultural, filosófico y científico, el transhumanismo es un
fenómeno complejo que se manifiesta en diferentes vertientes. Así, dentro de este
amplio movimiento suele distinguirse el transhumanismo tecnocientífico del trans-
humanismo cultural o crítico. El primero, objeto de nuestro interés, busca en esen-
cia la transformación tecnológica del ser humano con el objetivo de incrementar o
aumentar sus capacidades, mientras que el segundo, defendería especialmente una
mejora cultural capaz de erradicar desigualdades y conflictos que han caracterizado
la historia de la humanidad, básicamente a través de reivindicaciones de corte femi-
nista y ecologista. A su vez dentro de la primera vertiente, la tecnocientífica, sería
conveniente distinguir entre dos líneas del transhumanismo: a) la que en esencia no
renuncia a la humanidad y pretende solo perfeccionarla, básicamente recurriendo
al biomejoramiento u optimización de las facultades del ser humano a través de la
farmacología o la ingeniería genética; y b) la que postula una posthumanidad supera-
dora de la especie humana tal y como la conocemos, básicamente a través de la Inteli-
gencia Artificial (IA) hiperdesarrollada. Línea en la que centraremos nuestro trabajo.
La propia exposición de los presupuestos transhumanistas nos llevará a estable-
cer la interdependencia entre este discurso y el modelo de conocimiento dominante,
que no es otro que el conocimiento tecnocientífico. Así, explicaremos cómo el propio
conocimiento tecnocientífico, que se apoya en la emergencia de las llamadas Tec-
nologías Convergentes, propicia el discurso transhumanista al permitir un plantea-
miento extensivo de la tecnología, que desde ahora no reduciría su campo de actua-
ción a la mejora del medio, sino que se aplicaría a la mejora del propio individuo. Ello
nos llevará a revisar los informes que desde distintas comisiones en EEUU (Informe
Roco CT-NBIC y Beyond Therapy, 2003) y la Unión Europea (Informe Converging
technologies. Shaping the future of European Societies, 2004, e Informe STOA, 2009)
se han emitido y pronunciado sobre el uso de esas tecnologías. Veremos así, cómo el
discurso transhumanista ha calado en los distintos programas de investigación o en
la propia legislación americana y europea, pero al mismo tiempo ha provocado una
respuesta que está en el origen del conocido debate entre bioconservadores y biopro-
gresistas.
Para terminar de comprender el papel que puede desempeñar en las sociedades
contemporáneas la tecnociencia y el discurso transhumanista a él asociado, recurri-
remos en un tercer momento a la obra de juventud de Habermas Ciencia y técnica
como “ideología”. A partir de esa lectura, estableceremos ciertas reflexiones a modo

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