Cambio tecnológico y crecimiento económico en la Región Euro-Mediterránea: tendencias en Ciencia y Tecnología
Cargo | IPTS |
Asunto: Los indicios actuales apuntan a que la brecha técnico-económica entre Europa y los SEMC se está ampliando, sin que tenga lugar el deseado proceso de convergencia por parte de estos últimos.
Relevancia: La Unión Europea ha propuesto establecer una Asociación Euro-Mediterránea, con vistas a desarrollar un Área de Libre Comercio Euro-Mediterránea (EMFTA) para el año 2010. Uno de los principales factores que aún inhiben las posibilidades de crecimiento de los SEMC es la debilidad de su sector de Ciencia y Tecnología, especialmente en relación con la mejora de las capacidades laborales; y ello en función de los niveles educativo y tecnológico, relativamente bajos, que comparten muchos de estos países.
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Introducción
El gasto medio en I+D de los países en vías de desarrollo es del 0,65 % de su PIB, mientras que las cifras correspondientes para la Unión Europea, Japón y Estados Unidos son el 2 %, el 2,8 % y el 2,4 %, respectivamente. Los SEMC, es decir, todos los países ribereños del Mediterráneo, desde Turquía a Marruecos, incluyendo Jordania y Siria, pero excluyendo a Libia, pertenecen en su mayoría a aquel grupo. Su gasto en I+DT es relativamente muy bajo (generalmente, menos del 0,5 % del PIB), con la destacada excepción de Israel (2,3 %). Argelia, Túnez y Turquía están haciendo grandes esfuerzos para salir de esta situación, y están en vías de alcanzar el 1 % del PIB.
La comparación entre los SEMC y la UE muestra la existencia de una brecha económica evidente. Además, la tasa de crecimiento económico de la mayoría de los SEMC ha sido, hasta ahora, baja. Mientras que, en 1991, la media del PIB per cápita, en la Europa de los 15 fue de 15.350 dólares americanos, en los SEMC fue sólo de 3.890 (1). Estas cifras revelan la magnitud de las desigualdades que existen entre ambos bloques, que resultan aún mayores si se realiza la comparación con respecto a los SEMC menos desarrollados. Nótese que existen grandes diferencias entre los propios SEMC, ya que el PIB de Chipre, Israel y Malta es de orden similar al de los países de la UE.
El capital humano, factor movilizador del crecimiento económico
En diversos estudios (Sachs y Warner, 1996; Easterly y Levine, 1997) se han identificado los niveles educativos y las capacidades de la fuerza laboral en los distintos países, como factores fundamentales que explican las diferencias de renta entre ellos. Supuesto que se adopte una política comercial abierta, un país en vías de desarrollo con una fuerza laboral bien formada y capacitada puede obtener ventajas, más fácilmente, de la tecnología producida por el resto del mundo.
La formación de científicos e ingenieros, altamente capacitados, es un factor importante para absorber la tecnología externa. La I+D en la universidad es parte del proceso de formación y puede revertir, de algún modo, en la industria local.
Hay estudios que demuestran la alta correlación existente entre el crecimiento económico y los niveles educativos. Además, un mayor énfasis en la enseñanza primaria con carácter universal parece reforzar la tasa de crecimiento de la economía (Barro, 1996). Es probable que exista una relación de doble sentido entre la educación y el crecimiento. Por una parte, cuando un país invierte en educación, la productividad aumenta, con el consiguiente aumento de los salarios del personal cualificado, lo que influye sobre la tasa de crecimiento económico. Por otra parte, a medida que un país se desarrolla, puede dedicar más recursos a educación. Ello da lugar a un ciclo de realimentación puro entre nivel de educación y productividad, que puede permitir a las economías pobres escapar de la trampa de la pobreza; no obstante, las políticas adoptadas pueden influir grandemente sobre el equilibrio final que se alcance. Además, el acceso a la educación constituye un bien público. Es, por tanto, importante, permitir que toda la población se beneficie de las inversiones en educación.
Gómez y Paloma y Rojo de la Viesca (1998) han encontrado pruebas empíricas a este respecto, que indican que el capital humano resulta más relevante en el estímulo del crecimiento en los SEMC que en la UE. Sin embargo, es necesario poner en práctica prioridades políticas en enseñanza primaria, secundaria y superior, que permitan a las economías de los SEMC absorber los recursos humanos disponibles. Por ejemplo, si los graduados no pueden encontrar trabajos adecuados a sus cualificaciones, se produce un despilfarro de fuerza laboral capacitada, ya que estos conocimientos no suelen ser útiles en actividades productivas más tradicionales. Asimismo, si la mano de obra cualificada no encuentra un medio económico que la apoye y le permita desarrollar completamente sus capacidades, puede producirse una fuga de cerebros. La inversión en enseñanza superior (incluida la enseñanza técnica) y el estímulo, por parte del gobierno, de las áreas donde estos países puedan desarrollar ventajas comparativas, podría reforzar su capacidad para recuperar la distancia económica y para progresar en el campo tecnológico.
El papel de las instituciones en el progreso y en la creación de riqueza
Una economía puede conseguir un crecimiento a largo plazo, a través de un continuo progreso tecnológico. Paradójicamente, esta fuente de creación de riqueza es, a menudo, asequible a todos. Hoy en día, la tecnología se puede transferir a través de las fronteras más fácilmente que nunca. Los progresos en transportes, comunicaciones e informática (por ejemplo, Internet, transferencia tecnológica) han facilitado a los países más pobres el acceso a la economía mundial. Además, la existencia de mercados financieros a escala mundial ha hecho que la introducción y adopción de nuevas tecnologías sea más accesible a los países en vías de desarrollo. Por tanto, para explicar el aumento de las diferencias entre países, han de tenerse en cuenta otros factores.
Dos de estos factores parecen ser la existencia de instituciones y el grado de evolución de las mismas (North, 1990). Las instituciones determinan los costes de las distintas formas de actuación y parecen desempeñar un papel importante en el desarrollo económico. Las instituciones existentes definen el entorno adecuado para generar crecimiento, al tiempo que dicho entorno aumenta la confianza de los inversores extranjeros para crear nuevas empresas y fomentar las inversiones en los SEMC. Además, la existencia de buenas infraestructuras estimulará probablemente las inversiones de capital, la inversión extranjera en transferencia de tecnología, los incentivos para que los individuos acumulen conocimientos productivos y para que los empresarios creen nuevas empresas. Las instituciones, las leyes, los reglamentos y las políticas gubernamentales son factores clave para apoyar la creación de riqueza. A este respecto, las políticas gubernamentales determinan, en gran medida, los niveles de inversión y productividad. La reciente crisis en Asia Oriental es un buen ejemplo que demuestra que el crecimiento no se puede sostener basándose simplemente en importación y asimilación de tecnología, grandes tasas de ahorro e inversiones en capital físico y humano. Se necesitan también instituciones sólidas y estables, tales como las que proporciona un eficiente sistema financiero y bancario.
El progreso tecnológico, motor del crecimiento económico
El progreso tecnológico es el motor del crecimiento económico en las economías desarrolladas, es un mecanismo que proporciona incentivos a los individuos para acumular conocimientos, y a los empresarios para emprender nuevos negocios.
Existe un acuerdo general sobre la idea de que las economías menos desarrolladas pueden crecer aprendiendo e imitando el ejemplo de las economías más avanzadas. Este proceso exige un marco que estimule la difusión y la transferencia de tecnología. Para conseguir una capacidad interna que pueda hacer uso eficaz de esta tecnología, es importante elevar el nivel de conocimientos y de formación de la población. Esta capacidad se podrá conseguir sólo después de que se haya alcanzado un cierto nivel de desarrollo. Además, en las economías menos desarrolladas, el progreso tecnológico puede abrir la posibilidad de competir, no sólo en productos intensivos en mano de obra.
La mayoría de los SEMC no han alcanzado todavía la fase de promoción de sus propias actividades de investigación y desarrollo (I+D) hasta niveles eficientes. A menudo, se basan en la tecnología producida en el exterior. Sus sistemas nacionales de I+D deben complementar y apoyar la tecnología adquirida mediante transferencia de tecnología o bienes de capital importados. La adopción de tecnología extranjera exige una fuerza laboral formada y capacitada, que pueda adaptar dicha tecnología a las particularidades de las economías nacionales, fortaleciendo la competitividad de la industria.
Hay una gran diversidad de situaciones en I+D en los SEMC, tanto en lo que respecta a recursos humanos como a recursos económicos. En general, sin embargo, se reconoce que el sector de la Ciencia y la Tecnología es importante para el desarrollo futuro. La mayoría de estos países ha creado instituciones para coordinar los esfuerzos de I+D y muchos de ellos disponen de una política científica y tecnológica o, al menos, de una estrategia para invertir en Ciencia y Tecnología. La Autoridad Palestina y Siria parecen ser las excepciones a este respecto (Hardy y Bontoux, 1997).
El gasto en I+D tiene una influencia positiva sobre la tasa de crecimiento y, a su vez, depende de que se pueda disponer de personal con formación superior. Del mismo modo, se estima que la mejora general en el nivel educativo ha contribuido al crecimiento mundial experimentado desde los años 50. Como resultado, los teóricos del crecimiento económico vienen recomendando, reiteradamente, las inversiones en educación.
La cooperación Euro-Mediterránea en I+D
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Borsalino y M.N. Kayamanidou, Comisión Europea, DG XII
Como complemento de la cooperación bilateral de los Estados miembros, la cooperación de la Comunidad con los países mediterráneos en materia de investigación y desarrollo tecnológico (I+DT) se ha desarrollado gradualmente desde mediados de los años 80. En 1992, el lanzamiento de la iniciativa AVICENNE, la primera acción de cooperación regional, marcó su comienzo efectivo. La conferencia ministerial de Sofia-Antipolis, sobre "La investigación europea y el Mediterráneo", en marzo de 1994, supuso un nuevo impulso.
El objetivo de esta cooperación es doble:
Contribuir a poner en práctica la Asociación Euro-Mediterránea.
Contribuir a la creación de un "área científica y técnica euro-mediterránea".
A este fin, las futuras acciones de la Comunidad deberán desarrollarse en torno a tres líneas de acción:
Fortalecer las capacidades en I+DT: ayuda para definir las políticas de investigación; desarrollo de recursos humanos; creación de infraestructuras y redes.
Actividades conjuntas de I+DT: sobre temas prioritarios que correspondan a los intereses comunes de los países de la región; estas actividades deben encaminarse también hacia el desarrollo de una "Sociedad de la Información Euro-Mediterránea".
Transferencia de tecnología y conocimiento: se prevén tres temas: análisis de los resultados de las actividades conjuntas de investigación, estímulo de las transferencias intra-mediterráneas y de las transferencias de tecnología y conocimiento en el área euro-mediterránea.
Los instrumentos principales que pueden utilizarse para poner en práctica estas acciones son, de una parte, el Programa Marco de I+DT y sus programas específicos y, de otra, los distintos programas de cooperación bilateral y regional diseñados de acuerdo con el Reglamento MEDA1.
El Programa Marco debe utilizarse en apoyo de las actividades conjuntas de investigación y de ciertos aspectos del fortalecimiento de las capacidades en I+DT. Dentro de la Acción II, "Cooperación Internacional", del 5º Programa Marco, se ha establecido una acción específica dirigida al área del Mediterráneo. Además, los socios mediterráneos tienen la posibilidad de participar en otros programas específicos abiertos a terceros países.
Los fondos asignados a la cooperación bilateral se pueden movilizar también para aumentar las capacidades en investigación de los socios mediterráneos, en particular para facilitar la participación de equipos de estos países en los programas específicos del Programa Marco.
En conjunto, la cooperación científica y tecnológica euro-mediterránea sólo tendrá el impacto esperado sobre las economías y las sociedades de esta región, si se cumplen las siguientes condiciones:
Inclusión de la investigación y la tecnología entre las prioridades principales, por parte de los gobiernos de los socios mediterráneos.
Establecimiento de un diálogo entre la CE y los socios mediterráneos, sobre temas de política de investigación.
Mejora de la coordinación de los instrumentos disponibles y de las acciones llevadas a cabo a nivel de la Comunidad.
Refuerzo de los medios asignados a los proyectos de cooperación con los países de la región mediterránea, dentro del Programa Marco.
Fortalecimiento de la coherencia de las acciones llevadas a cabo a nivel europeo y a nivel nacional.
Las directrices correspondientes a algunas de estas condiciones se esbozan en la Comunicación de la Comisión y en la Posición Común adoptada el 12 de febrero de 1998 por el Consejo de Investigación del 5º Programa Marco (1998-2002). Habrán de tomar nuevas formas durante las discusiones de los programas específicos.
Nota
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Reglamento de la CE nº 1488/96, de 23 de julio de 1996, relativo a las medidas de apoyo financieras y técnicas, dirigidas a la reforma de las estructuras económicas y sociales, en el marco de la Asociación Euro-Mediterránea (en lo sucesivo "Reglamento MEDA").
Apertura comercial y crecimiento
Los SEMC se pueden beneficiar claramente de una mayor apertura de sus economías al comercio exterior. Para los países pequeños, como la mayoría de los SEMC, el comercio exterior permite la obtención de economías de escala. Por tanto, para alcanzar una escala mínima eficaz, deben aumentar su comercio, especialmente con la UE, su principal socio comercial. Sin embargo, penetrar con éxito en los mercados de los países industrializados depende de que se alcancen altos niveles de calidad. Ello explica probablemente por qué el mantenimiento de la calidad y el control de calidad figuran entre las prioridades de I+D en muchos SEMC.
No obstante, además de la necesidad de cooperar con la UE en transferencia de tecnología, formación, etc., y de la consecución de altos niveles de calidad, para que el Área de Libre Comercio Euro-Mediterránea suponga beneficios para el Sur de la región, los SEMC necesitarán probablemente especializarse en áreas en las que puedan disfrutar de ventajas comparativas. Ello presupone, por una parte, que se puedan identificar fácilmente dichas áreas y, por otra, que la economía sea capaz de derivar los factores de producción hacia ellas.
Además, el grado de apertura de los países en desarrollo al comercio exterior, y los niveles de flujos comerciales con sus socios industrializados, ofrecen la oportunidad de adaptar y beneficiarse de los avances tecnológicos generados en el exterior. Ello puede lograrse importando bienes de capital e implementando las nuevas tecnologías producidas en el mundo. La mayor competencia que el comercio exterior ejerce sobre la industria es un estímulo para este cambio. Sin embargo, el éxito, en último término, depende de las medidas políticas de acompañamiento. Por ejemplo, el éxito de la apertura de Túnez, a mediados de los 80, fue acompañado por una política de intercambios internacionales que permitió aumentar las exportaciones de productos manufacturados que requieren mucha mano de obra, como los tejidos
(29 % del total de las exportaciones en 1987) y las prendas de vestir.
Por último, no hay que olvidar que las políticas comerciales adoptadas por los países desarrollados, como los de la UE, deben garantizar un correcto funcionamiento del mercado. Han de proporcionar la transparencia necesaria, de modo que las empresas de los SEMC puedan planificar de manera estratégica la penetración en mercados potenciales como los de los países desarrollados.
Prioridades de los SEMC
En general, los SEMC parecen haber asimilado los desafíos que plantea la EMFTA y el posible impacto sobre sus economías. Sin embargo, las prioridades identificadas en una encuesta del IPTS (2), en la que participaron representantes oficiales de 12 SEMC (Hardy y Bontoux, 1997; Hardy, 1997), difieren según el nivel económico y ciertos factores locales, tales como población, recursos naturales e infraestructura. La necesidad de integrar el desarrollo científico y tecnológico en el sistema socio-económico aparece en todos los SEMC. Sin embargo, mientras la productividad fue mencionada especialmente por los representantes de Jordania y Siria, el empleo, como en la Unión Europea, parece ser un tema subyacente en la mayoría de los países encuestados.
Se identificaron tres vías principales para aumentar la capacidad científica y tecnológica de los SEMC: la transferencia de tecnología, la adquisición de conocimientos (por ejemplo, comprando know-how) y los proyectos conjuntos de investigación con socios desarrollados (principalmente europeos). Así, las respuestas de Jordania, Líbano y Marruecos señalan la transferencia de tecnología como lo más importante. Entre las prioridades de Chipre figura un gran interés por los proyectos conjuntos de investigación con la Unión Europea, mientras que Israel, Jordania, Líbano y Marruecos consideran de gran valor la adquisición de conocimientos.
Con excepción de Israel, que probablemente ha alcanzado ya un nivel adecuado de enseñanza superior, todos los SEMC otorgan una gran prioridad al desarrollo de recursos humanos. El representante de Israel señala la competitividad industrial como su principal prioridad. Todos los SEMC, excepto Israel y Líbano, otorgan gran prioridad al desarrollo socio-económico.
Se han identificado los problemas industriales específicos más importantes, que deben ser objeto de investigación y desarrollo tecnológico. Los tres países del Maghreb y Chipre señalaron la necesidad de llevar sus PYME al nivel europeo, probablemente como respuesta a los objetivos del Área de Libre Comercio Euro-Mediterránea. La respuesta de Egipto adopta, aproximadamente, la misma línea. Jordania pone el énfasis en la Gestión de la Calidad Total (TQM), mientras que Líbano, la Autoridad de Palestina y Marruecos subrayan el control de calidad.
Los temas medioambientales figuran también, destacadamente, entre las preocupaciones de muchos SEMC, en particular Chipre, Jordania, Líbano, Marruecos y Siria. En general, la prevención de la contaminación, en todos sus aspectos (contaminación del mar, del aire, etc.) ocupa un lugar preponderante, mientras que el desarrollo sostenible, las tecnologías limpias y los problemas del agua constituyen también temas específicos de preocupación.
El Programa de Investigación y Formación del CNR para Terceros Países Mediterráneos
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Martuscelli, CNR
En los últimos años, el Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR) ha reconocido la importancia de disponer de un órgano como la "Oficina para la Cooperación Científica y Tecnológica con el Área Mediterránea" (SMED), para seleccionar y coordinar programas de formación y crear nuevos profesionales, transferir resultados técnicos y científicos y, en general, desarrollar la cooperación Euro-Mediterránea. El CNR ha creado 51 redes en las que participan grupos de investigación de las universidades, instituciones e industrias, en el marco del "Programa de Investigación y Formación del CNR para Terceros Países Mediterráneos". En este marco, se concede gran importancia a las actividades de formación, así como a la organización de "Escuelas Mediterráneas" periódicas. Para emprender proyectos específicos, el CNR ha seleccionado temas y campos de actividad que se adaptan a las prioridades definidas por la Comisión Europea, en el marco de programas como MEDA e INCO-DC.
Debido a su contribución al desarrollo de la cooperación científica y tecnológica en el área mediterránea, la SMED ha sido elegida por los Ministerios de Asuntos Exteriores de Italia y Egipto para organizar actividades de formación destinadas a facilitar a los investigadores egipcios la experiencia necesaria para redactar proyectos destinados a los programas correspondientes de la UE. Las actividades de formación y coordinación se llevarán a cabo en el marco del "Protocolo sobre Cooperación Científica y Tecnológica entre la República de Italia y la República Árabe de Egipto (1998-2000)", en lo que respecta al área "desarrollo empresarial" del convenio bilateral. Esta actividad se considera como un modelo, que puede repetirse en muchos otros países, contribuyendo tanto a la formación de científicos e ingenieros, como a incrementar la investigación y el desarrollo en los países mediterráneos participantes.
El deseo de cooperar con la UE
En la mayoría de los países del Mediterráneo Meridional y Oriental, los principales objetivos de I+DT se cifran en mejorar sus propias capacidades en este campo. Ello se traduce en una fuerte demanda de formación y transferencia de tecnología desde la UE, y de aquí su interés en la cooperación. Las grandes áreas de prioridad son la agricultura y la alimentación, el medio ambiente y el agua, las materias primas y la energía (en particular, las renovables), y algunos temas específicos de alta tecnología (tecnología espacial, en Marruecos; tecnologías avanzadas y biotecnología, en Egipto). Los problemas varían mucho de unos SEMC a otros.
La cooperación está bien desarrollada, sobre todo entre los SEMC y la UE. La cooperación entre los propios SEMC está menos desarrollada e incluye, principalmente a Marruecos, Túnez, Egipto y, sobre todo, Israel. Las áreas principales de cooperación son el agua, la energía, el medio ambiente, la agricultura y la salud pública. Sería muy deseable un mayor nivel de cooperación en I+DT, entre los SEMC, dado el gran número de problemas comunes.
Consecución de un crecimiento sostenible continuo en los SEMC: elementos para una estrategia a largo plazo
Un análisis de los éxitos de las naciones más ricas del mundo, a largo plazo, permite deducir lecciones valiosas para comprender los factores determinantes y, consecuentemente, las políticas y las reformas necesarias para impulsar el progreso tecnológico y, en último término, el crecimiento económico de los SEMC. Estos factores incluirían:
La creación de infraestructuras económicas y sociales (normas, reglamentos e instituciones) que proporcionen incentivos correctos para invertir, a largo plazo, en capital, conocimientos y tecnología.
La introducción de grandes reformas para mejorar la eficiencia económica (liberalización, privatización) y promover el bienestar.
La creación de instituciones económicas con orientación de mercado, que proporcionen incentivos para el progreso tecnológico.
La formulación de políticas gubernamentales que permitan mejorar los niveles educativos y elevar la capacitación de la fuerza laboral, permitiendo aprovechar en el país las oportunidades que brinda el progreso tecnológico.
La creación de un entorno macroeconómico estable, que estimule la producción.
Estos factores determinantes son complementarios unos de otros e, idealmente, se deberían introducir simultáneamente. Ello es difícil, sin embargo, dada la gran cantidad de recursos necesarios para poder escapar de la trampa de la pobreza.
Es necesario, por tanto, combinar los esfuerzos nacionales e internacionales para iniciar un proceso que permita alcanzar un crecimiento sostenido y duradero en estos países.
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Palabras clave
área de Libre Comercio Mediterránea, política científica y tecnológica, políticas de la UE, transferencia de tecnología, educación, formación
Notas
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Estas cifras están calculadas a partir de datos del Anuario Estadístico de Naciones Unidas (1995). El PIB viene expresado en términos de Paridad del Poder Adquisitivo (PPP).
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A la encuesta, que consistía en una serie de preguntas detalladas, respondieron los miembros del Comité de Seguimiento de la Cooperación Euro-Mediterránea en I+DT (MoCo), procedentes de los SEMC (incluyendo funcionarios oficiales y representantes del sector académico). La encuesta se complementó con una revisión bibliográfica, y con los documentos oficiales presentados por los miembros del MoCo. Finalmente, los miembros del MoCo revisaron los informes del IPTS y resumieron los resultados de la encuesta.
Referencias
Barro, R., Determination of Economic Growth: A Cross-Country Empirical Study, NBER Working Paper nº 5698, 1996.
Easterly, W. y Levine, R., Africa's Growth Tragedy: Policies and Ethnic Divisions, Quarterly Journal of Economics, 112 (4), págs. 1203-50, 1997.
Gómez y Paloma, S. y Rojo de la Viesca, J., Technological Change and Economic Growth in the Euro-Mediterranean Space in 1960-1992: An Empirical Application, EUR Report (en preparación), 1998.
Hardy, P., Science and Technology Policy in Southern Mediterranean Countries: the Cases of Egypt, Jordan, Tunisia and Turkey, Report EUR 17304 (inglés), IPTS, 1997.
Hardy, P. y Bontoux, L., Research Policy and Technological Development in the Southern and Eastern Mediterranean Countries, Report EUR 17711 (inglés), IPTS, 1997.
North, D. C., Institutions, Institutional Change and Economic Performance, Oxford University Press, 1990.
Sachs, J. y Warner, A., Sources of Slow Growth in African Economies, Harvard Institute for International Development, WP nº 545, 1996.
Contactos
Laurent Bontoux, IPTS
Tel.: +34 95 448 82 99, fax: +34 95 448 82 79, correo electrónico: laurent.bontoux@jrc.es
Pascale Hardy, IPTS
Tel.: +34 95 448 83 04, fax: +34 95 448 83 26, correo electrónico: pascale.hardy@jrc.es
Jaime Rojo de la Viesca, IPTS
Tel.: +34 95 448 83 27, fax: +34 95 448 83 26, correo electrónico: jaime.rojo@jrc.es
Sobre los autores
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Laurent Bontoux es diplomado en Ingeniería de Alimentos por la ENSIA (Francia) y doctor en Ingeniería Medioambiental por la Universidad de California, Berkeley, EE.UU. Trabajó en Seguridad Medioambiental en Procter & Gamble, antes de incorporarse al IPTS. Sus campos de especialización son el tratamiento de aguas residuales, la ecotoxicología y la seguridad química, incluyendo las tecnologías medioambientales y la gestión de residuos. Actualmente trabaja en gestión de residuos, reciclado y reutilización de aguas residuales.
Pascale Hardy es graduada en Ciencias Sociales, especializada en Desarrollo Social, en relación con las políticas de Ciencia y Tecnología en el Norte de Africa y Oriente Medio. Al terminar el máster en la Universidad de Milán, obtuvo un diploma complementario en Ciencias Sociales en la Universidad Libre de Bruselas. Su tesis doctoral versa sobre el Desarrollo y las Migraciones en el Norte de Africa.
Jaime Rojo de la Viesca es licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid, y posee un máster en Economía Industrial por la Universidad Carlos III de Madrid. Sus principales temas de investigación incluyen las relaciones entre la tecnología y el crecimiento económico, la geografía económica, y el análisis económico de los derechos de propiedad intelectual y los bienes intangibles.
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