Trabajo, derechos sociales y globalización. Algunos retos para el siglo XXI

AutorPablo Miravet Bergón
CargoUniversitat de València
Páginas478-484

VV.AA., Antón, Antonio (coord.);, Vaquero, Carlos; Rodríguez, Arantxa; Abalde, Ángel, y Añon, María José, Trabajo, derechos sociales y globalización. Algunos retos para el siglo XXI, Madrid, Talasa, 2000, 294 pp.

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La lenta pero progresiva fractura de la paz bienestarista que durante las tres décadas posteriores al trauma de la segunda gran guerra definió el orden socioeconómico de occidente (más exactamente, de buena parte de occidente), ha alumbrado un nuevo statu quo para cuya caracterización es casi necesario transigir con el hábito epocal de anteponer prefijos explicativos a las palabras. Postindustrial, desconstitucionalización, postkeynesiano, neoconservadurismo, posfordismo, neoliberal y aun postestatal son, entre otros, términos ya familiares en la literatura crítica dedicada al análisis de la llamada «crisis del Estado del bienestar», expresión que designa el declinar de los pilares estructurales de un modelo sustentado en la intervención reguladora del Estado en el funcionamiento del sistema económico capitalista, pero que también hace referencia a los efectos que el gobierno de la crisis en una dirección bien delimitada ha producido. Si bien es cierto que el compromiso capital-trabajo en el contexto expansivo del industrialismo keynesiano permitió conciliar acumulación y redistribución y posibilitó la conversión de los trabajadores en consumidores, no lo es menos que la desaceleración de los setenta puso en evidencia la relativa fragilidad del sistema para mantener niveles estables de bienestar. Entre los adoquines de París se había dramatizado minoritaria pero ruidosamente el descontento por las patologías subyacentes al despolitizado consenso tecnocrático de la «sociedad administrada», pero la solución monetarista y las políticas económicas orientadas a la oferta no hicieron más que asignar al mercado el papel de renovado colonizador del mundo de la vida. Huérfana de una teoría-esperanza omniabarcante de envergadura homologable a la que por lo menos hasta 1968 proporcionaba la lectura de Marx (no importa si en clave científico-ortodoxa, frankfurtiana, fenomenológico-existencial, estructuralista, psicoanalítica o telquelista), la izquierda política ha tenido que atravesar el Sinaí retroliberal enfrentada al dilema de negociar a la baja sus pretensiones de transformar el mundo y cambiar la vida sin dejar de percibir como necesaria la tarea de diagnosticar críticamente los males presentes y proponer alternativas encaminadas a mejorar la suerte de los excluidos de lo que ha dado en llamarse «el horror económico». Al mismo tiempo, ha tenido que incorporar a su dietario temáticas que hoy ya no pueden ser desatendidas ni relegadas a los márgenes de la discusión. Este es el trasfondo del agregado de estudios realizados por autores provenientes de distintas áreas disciplinares que A. Antón ha reunido bajo un título que condensa sus focos de atención: la denominada globalización de la economía, la crisis de la centralidad societal del empleo, el análisis de las estrategias teóricas y las iniciativas prácticas dirigidas a afrontar la ruptura del vínculo entre trabajo e integración social, la implicación de las cuestiones de género en el debate sobre el reparto del trabajo y la defensa de los derechos sociales en el marco de la fértil discusión en torno a la categoría política de la ciudadanía. En la medida en que varios de los trabajos coinciden en el abordaje de determinadas cuestiones (muy particularmente, la crisis del trabajo), esta nota sólo recalcará los aspectos directamente relacionados con la trama de cada texto.

Definida normalmente como el entretejimiento de todas las economías nacionales y de las relaciones comerciales, productivas y financieras en unPage 479 único mercado competitivo de escala planetaria, caracterizable ya como una mera fase de desarrollo del capitalismo, ya como un fenómeno irreversible sobre el que como mucho se puede discutir el modo de gestionar sus efectos colaterales indeseados, la globalización de la economía es, para Carlos Vaquero («Globalización, empleo y desigualdad salarial. La utopía de los mercados libres globales», pp. 32-86), una consecuencia lógica de la modernidad. Pero no es esta globalización post hoc la que le interesa al autor, ya que dedica buena parte de su trabajo a analizar retrospectivamente el curso de lo que llama la «globalización realmente existente», expresión que alude a la lógica política que subyace al proceso y a los resortes que han vehiculado la mundialización en las últimas dos décadas con el fin de «configurar una forma de interconexión mundial basada en las políticas neoliberales» (p. 36). Redescubiertas las leyes naturales del mercado y desempolvado el utillaje teórico de la no interferencia estatal pocos años después de 1973, Vaquero explica cómo la relectura de los efectos disciplinadores del desempleo que describiera Kalecki por parte de los estrategas del non accelerating inflacion rate of unemployement propició, en un contexto de crisis -todavía se discute si de oferta o de demanda-, el viraje hacia una nueva formulación del cuadro macroeconómico basado en los postulados de lo que Williamson y Krugman han llamado «el consenso de Washington». Asépticamente presentada como único modo posible de gestionar las disfunciones de las...

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