Reseña del libro Para ti, mi vida. Vivencias y anécdotas de un penitenciario, de Juan Antonio Marín Ríos
| Autor | Carlos García Valdés |
| Cargo | Catedrático Emérito de Derecho Penal Universidad de Alcalá |
| Páginas | 1014-1015 |
ADPCP, VOL. LXXV, 2022
1014 Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales
lada el diálogo a la ejecución de la pena privativa de libertad al no poder
llevarse a cabo en las fases previas y determinantes del proceso penal, pues
chocaría con nuestra legalidad vigente. La conformidad que puede obser-
varse en este campo, en penas pactadas no especialmente graves, no es un
principio que tenga parangón con la mediación que aquí se propone. La
negociación, como se ha dicho, se circunscribe a las sanciones y circunstan-
cias que rigen el mundo penitenciario, sin alcanzar, razonablemente, temas
como, por ejemplo, los beneficios (permisos de salida, terceros grados) o los
que pueden suponer acortamientos de condena (condena condicional). El que
tal procedimiento se vaya extendiendo en lo penitenciario depende del sen-
tido común que lo pretenda abarcar, del interés en hacerlo del Centro direc-
tivo y de literatura especializada como la aportación de Marcos Baras.
C G V
Catedrático Emérito de Derecho Penal
Universidad de Alcalá
M R, Juan Antonio: Para ti, mi vida. Vivencias y anécdotas de un
penitenciario. Círculo Rojo. Almería, 2020, 367 páginas.
El autor del presente libro es, como viene a indicar en el título, un autén-
tico penitenciario, es decir un funcionario que ha dedicado su vida a las Ins-
tituciones Penitenciarias, dirigido centros, servido en la Secretaría General y
expuestos sus amplios conocimientos en diversas publicaciones y enseñanzas
en beneficio de la querida Institución. Medalla Penitenciaria, su carrera es
ejemplar y el texto viene a ser un repaso por la historia penitenciaria española
de las últimas décadas, que vienen a coincidir con sus años de servicio.
Cuando su ingreso en el Cuerpo tiene lugar yo era el Director General
deIIPP, si bien esta etapa no es la más destacable, lógicamente, por el autor
ni la que mejor ha comprendido. Por ejemplo, la inauguración de Herrera de
la Mancha, mi estricta responsabilidad, fue determinante para la retención de
los internos más violentos y, en consecuencia, la reforma que se estaba lle-
vando a cabo sí pasó por ella, para poder trabajar con la inmensa mayoría del
resto de los reclusos (permisos de salida, terceros grados o visitas vis a vis).
Y en cuanto a los funcionarios, todo aconteció, es cierto, menos abandonar-
les. De hecho conseguí para su director a uno de los grandes administrativis-
tas españoles, que le repuso en su categoría y logró que le abonaran sus
salarios de tramitación, igual que a otros. Pocos años después de su inaugura-
ción, en 1979, el PSOE empleó Herrera para los terroristas de ETA, entonces
con muy pocas críticas y hoy sigue en activo para los primeros grados. La
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