Recuerdo a Cesar Albiñana García-Quintana

AutorRafael Calvo Ortega

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El fallecimiento de Cesar Albiñana ha sido una sorpresa para muchas personas. Su incansable trabajo hasta el último momento y entusiasmo nos hacían pensar que siempre podríamos contar con él. Con su consejo y con su crítica, ambas cosas igual de útiles, sinceras y afectuosas.

Voy a renunciar en esta breve nota a pasar revista al historial universitario y académico de nuestro compañero y amigo. Su amplitud, regularidad y calidad científica merecen un número completo de "Nueva Fiscalidad" o de cualquier otra revista, y así lo haremos con mayor sosiego en otro momento. Una vida tan fecunda como la de nuestro colega ha dado como resultado una relación amplísima de publicaciones, cursos, conferencias, dirección de trabajos, prólogos, etc., que requieren un planteamiento más detenido. Sólo cabe decir, hasta que se haga esta recopilación, que estamos ante un cúmulo de trabajos bien hechos que califican a su autor de manera más elocuente que el panegírico más entusiasta y encendido que pueda hacerse.

Quiero aprovechar estas líneas para destacar dos aspectos de la vida universitaria y académica de nuestro amigo. Dos vertientes concretas que he conocido directamente en mi relación de muchos años con él. La primera es su ayuda generosa y desinteresada a muchos jóvenes en el inicio de su carrera universitaria. Los años sesenta, setenta y primeros de los ochenta fueron tiempos difíciles para los novicios. La falta de plazas universitarias, la escasez de revistas y de editoriales donde publicar y las penurias económicas de doctorandos, ayudantes, becarios y opositores generaban entonces situaciones difíciles y un horizonte muy limitado. Todas estas personas que se acercaron a él directamente o a través de sus maestros encontraron en Cesar Albiñana una respuesta cálida y eficaz instrumentada en ayudas económicas, colaboraciones, presentación de traba-Page 11jos, publicaciones, apertura de revistas científicas, prólogos, etc.

Esta labor de apoyo y este espíritu de colaboración se multiplicó con su presencia en el Instituto de Estudios Fiscales de Casado del Alisal (de grato recuerdo) como Subdirector y Director del Centro. Su puerta estuvo siempre abierta y nadie, de los que entonces iniciaban su camino universitario, salió de su despacho sin el consejo adecuado, las observaciones oportunas y la ayuda posible. Estos días, en muchos de nosotros, se ha producido un rebrote de gratitud por muchas cosas: inmateriales, en muchos casos, y materiales...

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