Pont Mestres, Magín: El problema de la resistencia fiscal

AutorJosé María Curco y Ortiz
Páginas527-530

Pont Mestres, Magín: El problema de la resistencia fiscal. Bosch, Casa Editorial. Barcelona, 1972.

Page 527

Traigo este libro al campo de las recensiones porque en él he encontrado ciertas respuestas a una sene de preguntas que desde hace muy pocos años-concretamente, aquellos en que se nos ha impuesto la evaluación individual-me vengo naciendo. ¿Por qué el contribuyente carpetovetónico ofrece resistencia al pago de los impuestos

Así como las enfermedades hereditarias tienen fácil explicación, era también fácil explicar históricamente el «terror» que hacia el Fisco ha sentido el ciudadano español. Sólo con pensar en el impuesto-castigo o en el impuesto-opresión, que asoman hasta el comienzo de la Edad Moderna, producirían respuestas tranquilizantes para el que no desease llegar más adelante; pero establecido o intentado establecer el llamado impuesto-contribución, la cosa puede no ser tan clara.

Estimo que lo que puede llamarse Derecho Financiero ha sido muy poco estudiado en España y que la idea que ha guiado o parecido guiar a la política financiera y recaudatoria ha sido la amenaza, la coacción, más que la divulgación de las disposiciones y la formación de lo que modernamente se está denominando «conciencia fiscal». Aquí ha pasado un poco como con la verticalidad de las explicaciones eclesiásticas, donde el juego del infierno ha producido tal contraste con el del cielo, que sólo por temor se han sentido obligados muchos, que ahora comienzan a ver de forma distinta. Aún recuerdo, en una inauguración de una Feria de Muestras, el terrible impacto que las palabras de un subsecretario produjeron en los oyentes-posibles sujetos pasivos del impuesto-, al amenazarles con la utilización casi diabólica del Documento Nacional de Identidad, a fin de que nadie escapase a la «presión tributaria». Todavía recuerdo los comentarios cercanos producidos por el anuncio de ese «centro electrónico» con finalidades fiscales, que el Ministerio de Hacienda puede echar a andar cualquier día, y esa ocurrencia jurídica de nuestro primer Fiscal al hablar del posible delito tributario...

¿Cómo es posible que podamos utilizar la terminología de «conciencia fiscal»? Es indudable que la conciencia tiene un proceso formativo, aparte de las buenas o malas inclinaciones del hombre. Quiero recordar aquí una gran máxima, que durante toda mi vida vengo oyendo: el cálculo estatal de los impuestos está ya basado contando con un porcentaje grande de defraudadores. Y así, Quesaüa, en uno de sus magníficos chistes, sitúa a un feligrés al pie de un confesionario, que le está diciendo al eclesiástico, que le escucha: «¡Padre!, me acuso de defraudar al Fisco.» Y el cura le contesta: «Bueno, hijo, bueno; ahora dime los pecados que tienes.» ¿Si no hemos educado suficientemente al ciudadano, cómo es posible que le exijamos conciencia fiscal?

La formación de una «conciencia fiscal» no sólo requiere divulgaciones de los principios rectores de la exigencia fiscal, sino ejemplos de suficiente convicción para que la conciencia vaya tomando cuerpo real. Una mayor técnica en el sistema fiscal que evidencia una justicia...

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