De la palpitación del sentido a la seducción del texto
| Autor | José Reyes de la Rosa |
| Cargo | Universidad De Córdoba |
| Páginas | 67-76 |
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De la palpitación del sentido a la seducción del texto
JOSÉ REYES DE LA ROSA
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
La escritura es esto: la ciencia de los gozos del lenguaje, su Kamasu-
tra (de esa ciencia no hay más que un tratado: la escritura misma).
ROLAND BARTHES, El placer del texto
Cualquier acercamiento a la obra de Roland Barthes provoca, de entrada, aún hoy
cuando el tiempo parece que ha hecho ya su trabajo de decantación y exégesis,
una sensación de perplejidad, de titubeo, ante la envergadura y acuidad de una
escritura desbordante, múltiple y diversa, que no se deja aprehender fácilmente,
que nos desconcierta, pero que no ha perdido un ápice de su poder de fascina-
ción, ni la fuerza de su magisterio, ni la consistencia ética de su discurso.
Su obra llena una gran parte de la segunda mitad del siglo XX, y su nombre se
inscribe en muchos de los grandes debates que sacudieron la cultura francesa duran-
te ese período, bautizado por economistas y sociólogos como de los Treinta G lorio -
sos, antes de que se consumara la disolución de las vanguardias, ya en los ochenta,
que marcan el comienzo de la postmodernidad y la desaparición del propio Barthes.
Ahora, en el momento en que su recuerdo, con ocasión del centenario de su
nacimiento, va a hacer revivir su papel en la cultura francesa y universal, y cuando
su obra, lejos ya la aventura estructuralista, el fervor lingüístico-textualista y el
entusiasmo marxista, sigue aún despertando la curiosidad de lectores y críticos, y
una indudable admiración intelectual, si se tuviera que resumir en una palabra lo
que mejor define toda su escritura esta sería, sin duda, la de modernidad.
La idea de modernidad o, como dice Bernard Comment (2009, 58), «de cómo
ser moderno», atraviesa en efecto, toda la obra de Barthes que se genera, según
Comment, en forma de una interrogación constante a su tiempo:
De entrada, con El grado cero de la escritura, y hasta el final, Barthes interrogará a su
tiempo, se interrogará sobre la posibilidad de ser, de decir, de escribir, de construir
su tiempo y en su tiempo. Y, en esa interrogación, se encuentra una energía constan-
te, la de la desalienación [Comment, 2009, 58].1
La modernidad para Barthes supone, en efecto, esa lucha contra la alienación de
los signos, contra el conformismo del lenguaje y en favor de un nuevo estatus del
1. La traducción es nuestra.
RA_242_Roland Barthes0000.pmd 21/10/2015, 15:0167
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