Olor, salud y sanidad pública ambiental

AutorElizabeth S. Basto Gómez
Páginas175-243
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Capítulo II
Olor, salud y sanidad pública ambiental
1. OLOR Y SALUD
Existe una estrecha relación, tanto directa como indirecta, entre la
contaminación del aire y muchas patologías que pueden afectar a los seres
humanos. Desde el punto de vista de la salud pública, la prevención pasa
por el control de la contaminación del medio ambiente. La contamina-
ción se produce por sustancias que pueden perjudicar a la salud y deterio-
rar la calidad de vida de las personas que viven y trabajan cerca del foco de
contaminación.
Como demuestran los estudios, la contaminación por olor puede afec-
tar a la salud de las personas, de los animales y aun de las plantas, cuando ese
olor es consecuencia de la presencia de elementos químicos, ya sean simples
o compuestos. La exposición a los contaminantes atmosféricos está en gran
medida fuera del control personal y requiere que las autoridades públicas a
nivel nacional, regional e internacional implanten soluciones. El aire se mue-
ve, los olores y las moléculas contaminantes también, las acciones deben ser
transfronterizas. Nadie quiere respirar un aire nocivo para su salud, Por otro
lado, hay olores que aunque no resulten perjudiciales por su composición quí-
mica pueden llegar a alterar la calidad de vida de quienes los padecen.
La presencia de tóxicos en el aire cuando tienen un olor característico
puede detectarse con la tecnología disponible. Sin embargo resulta más difí-
cil detectar aquellos tóxicos que no tienen olor característico o cuyo umbral
de olor es tan bajo, que el olfato humano lo percibe al liberarse mínimas can-
tidades de la sustancia; superado este umbral el peligro consiste en no saber
exactamente la cantidad del toxico diluido en el aire.
Régimen juRídico del aRoma y de la contaminación poR hedoR ElizabEth S. baSto GómEz 176
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las fuentes de
constituyentes químicos son de ocurrencia natural o provienen de fuentes
industriales y demás actividades humanas: industrias extractivas como la mi-
nería; manufacturas y procesos industriales; alcantarillado; residuos sólidos;
escorrentías urbanas; fugas de petróleo o de gasolina; actividades agrícolas
que implican el uso de abonos, fertilizantes y pesticidas; tratamiento de aguas
o materiales en contacto con el agua potable (coagulantes, subproductos de
desinfección, tuberías de PVC, asbesto); pesticidas y otros químicos utiliza-
dos en aguas para consumo humano (plaguicidas usados en control de vecto-
res, cianobacterias, lagos eutrócos).
En este capítulo se hará una aproximación a la sanidad ambiental y a
algunas patologías. Se estudiara la contaminación interior, es decir, la calidad
del aire que se respira en un espacio cerrado como la vivienda o lugar de tra-
bajo. E igualmente se insistirá en la contaminación exterior o pública.
La Organización Mundial de la Salud, como máximo órgano rector de
las políticas sanitarias de prevención, estudia la contaminación del aire como
origen de muertes prematuras, lesiones invalidantes o crónicas. La organiza-
ción dene la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y
social y no meramente la ausencia de enfermedad o incapacidad». Declara así
mismo que la salud ambiental está relacionada con todos los factores físicos,
químicos y biológicos externos a las personas. Es decir, engloba factores am-
bientales que podrían incidir en la salud y busca la prevención de enfermeda-
des y la creación de ambientes propicios para la buena salud.
Por consiguiente, queda excluido de esta denición cualquier elemento
no relacionado con el medio ambiente, así como cualquier aspecto ligado al
entorno social y económico o a la genética. Las Guías de calidad del aire de
la OMS constituyen el análisis más consensuado y actualizado sobre los efec-
tos de la contaminación en la salud. Recogen los parámetros de calidad del
aire recomendados para reducir de modo signicativo los riesgos sanitarios.
Dichas Guías señalan que una reducción de la contaminación por partículas
(PM10) de 70 a 20 microgramos por metro cúbico permite reducir aproxi-
madamente en un 15% las muertes relacionadas con la calidad del aire.229
229 Véase en http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs313/es/index.html
caPÍtulo ii. olor, Salud y Sanidad Pública ambiental 177
En el caso de los olores puede suceder que no perjudiquen a la salud
pero sí alteren la calidad de vida de las personas y afecten a su comportamien-
to. Los malos olores, desagradables u ofensivos generan además sentimientos
de indefensión y frustración en quienes los soportan.
Las normas para la protección de la calidad del aire, a efectos de la pro-
tección de la salud y el medio ambiente, inciden en los sistemas de produc-
ción o prestación de servicios que pueden dar lugar a emisiones a la atmósfera
en forma de partículas, humos u olor.
La exposición permanente a un olor agradable también puede llegar a
molestar con el tiempo y generar reacciones siológicas o psicológicas, ante el
temor, por parte de los vecinos, al enmascaramiento de olores u ocultamiento
de sustancias inodoras nocivas para la salud. Es de destacar que con frecuen-
cia este factor no se considera en las licencias ambientales.
En el caso del olor en las instalaciones de producción industrial, las
actividades se han centrado en la reducción de la cantidad de residuos y en
mejorar la calidad de la basura sólida. Se han realizado avances en la limpieza
y acondicionamiento de fábricas, se han puricado y reciclado sus aguas resi-
duales e incluso se han reducido sus emisiones al aire ambiente. Sin embargo,
no se han implantado medidas para controlar la emisión de olor más allá del
cumplimiento de la IPPC (Prevención y Control Integrado de la Contami-
nación) y de la Autorización Ambiental Integrada. En muchos casos, los ges-
tores de las actividades simplemente han cumplido con las exigencias legales
y la obtención de permisos de las autoridades correspondientes.
Ahora bien, para el olor público imprevisto y molesto por debajo de
niveles de ilegalidad no hay regulación. El factor determinante para prestar
atención a un problema local de olores es el número de quejas que se reciben
de los vecinos de los alrededores. Estas quejas suelen resultar insucientes, ya
que no existen instrumentos legales especícos para hacer exigibles los con-
troles, sin embargo la constancia de la comunidad perjudicada es la que ha
dado impulso al incipiente desarrollo de la normativa sobre olores.230
Este estudio se centra en los olores que tienen origen antrópico y en
los efectos sobre la salud de la contaminación del aire. No entraremos en el
230 Más información en http://www.lenntech.es/control-olor-odour.htm#ixzz1Y12slb15

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