Sobre la nueva denominación del Ejército del Aire y del Espacio y su paradoja: una norma inconstitucional que anuncia una deseable reforma de la Constitución
| Autor | José María Coello de Portugal |
| Cargo | Profesor de Derecho Constitucional. Universidad Complutense de Madrid |
| Páginas | 203-228 |
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© UNED. Revista de Derecho Político
N.º 118, septiembre-diciembre, 2023, págs. 201-228
Fecha recepción: 15.04.2023
Fecha aceptación: 18.09.2023
SOBRE LA NUEVA DENOMINACIÓN
DEL EJÉRCITO DEL AIRE Y DEL
ESPACIO Y SU PARADOJA: UNA
NORMA INCONSTITUCIONAL QUE
ANUNCIA UNA DESEABLE REFORMA
DE LA CONSTITUCIÓN
JOSÉ MARÍA COELLO DE PORTUGAL
Profesor de Derecho Constitucional
Universidad Complutense de Madrid
I. LA JUSTIFICACIÓN DE UNA REFORMA: UNA NORMA OPORTUNA
POR EL FONDO E INADECUADA POR LA FORMA
La reciente aprobación del Real Decreto 524/2022, de 27 de junio, por el que se dispo-
ne el cambio de denominación del Ejército del Aire por la de Ejército del Aire y del Espacio, ha
venido a modicar el nombre que desde su creación1 recibe el Ejército del Aire como
parte de las Fuerzas Armadas españolas. La modernización del nombre de este ejér-
cito no solo no supone un problema sino que puede implicar un gran avance para el
planteamiento de la actividad de defensa del Estado en nuevos entornos vitales para
1 No resulta sencillo jar la fecha exacta de nacimiento histórico y jurídico del Ejército del Aire,
como de casi ninguno de los ejércitos, cuya creación obedece más a la evolución de la técnica y de las
necesidades estratégicas y militares, que a un diseño normativo planicado. La primera mención a una
planicación en materia militar aérea aparece en una Real Orden de 1910, en tanto que las primeras
operaciones de instrucción aérea de las Fuerzas Armadas comienzan en España en 1911, vinculadas al
Cuerpo de Ingenieros y en el aeródromo de Cuatro Vientos, hasta la creación por Real Decreto de 28 de
febrero de 1913 el Servicio de Aeronáutica Militar, año en que asimismo empezaron las operaciones de
este Servicio en África. Durante la Guerra Civil española, la aviación militar se dividiría en dos cuerpos:
las Fuerzas Aéreas de la República Española y la Aviación Nacional, con clara superioridad de la primera
sobre la segunda, excluidas las fuerzas aéreas extranjeras. La creación denitiva del Ejército del Aire
como ejército independiente con sus propias regiones aéreas (Centro, Estrecho, Levante, Pirineo y
Cantábrico, unidas a las fuerzas aéreas de Baleares, África y Atlántico) tendrá lugar el 7 de octubre de
1939, ya concluida la Guerra Civil.
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la soberanía, para la modernización y presencia internacional de nuestros ejércitos y,
en general, para la organización de la seguridad del Estado en el mundo del siglo .
La tecnología avanza rápidamente en el contexto de la revolución digital2, las nece-
sidades geoestratégicas varían al ritmo de la tecnología y los ámbitos de actuación
de las Fuerzas Armadas encuentran hoy nuevos retos, nuevas necesidades y nuevos
límites al ejercicio de su actividad, que ya no son los propios del siglo .
El espacio digital, por un lado, o el espacio ultraterrestre, por otro, son hoy ámbi-
tos en los que existen numerosas amenazas para la seguridad del orden democrático,
como son las amenazas híbridas. Nuevos desafíos ante los que deben encontrarse
vigilantes las diferentes unidades de las Fuerzas Armadas para poder cumplir con su
misión constitucional de garantizar la soberanía e independencia en aquellos espacios
hoy tan relevantes para la seguridad del Estado como el territorio nacional o el mar
territorial, propios de la protección armada convencional. Por todo ello, se entiende
perfectamente la preocupación del Estado por adelantar la defensa del orden demo-
crático a aquellos nuevos contextos en los que puede verse comprometida su seguri-
dad3, así como su determinación en ampliar la competencia de las Fuerzas Armadas
a aquellos ámbitos que en la era de la tecnología pueden ser los primeros campos
2 Internet, de hecho, nació como un ingenio militar y prosiguió después su camino, como un
ingenio universitario de conexión entre investigadores. Así se ha puesto de maniesto: «En los orígenes
del ciber se encuentra un conicto que amenazaba la paz y la seguridad internacional situado en el contexto de la
Guerra Fría entre EEUU y la URSS. En octubre de 1962, durante la crisis de los misiles de Cuba, la posibilidad
de una confrontación nuclear obligaba a barajar distintos escenarios críticos entre los que sobresale, por su capacidad
para afectar al conjunto y al desarrollo de las hostilidades, el problema de las comunicaciones. Paul Baran,
investigador del Research and Development Corporation (RAND), propuso entonces una solución que, en términos
necesariamente muy generales, consistía en sustituir el modelo centralizado de comunicaciones por un sistema reticular
de manera que podría funcionar, incluso, sin muchos de los enlaces y nodos de comunicación. También desarrolló el
concepto de dividir la información en bloques o paquetes de mensajes antes de enviarlos a través de la red, de manera
que, si surgía un problema con un nodo, esos paquetes simplemente se podían redirigir a su alrededor y llegar a
su destino. En denitiva, la idea era cambiar el sistema centralizado por un sistema reticular de comunicación y
un método de división y conmutación de la información en bloques. La propuesta de Baran, considerada entonces
inviable y sin impulso externo una vez resuelta la crisis de los misiles, tuvo su continuidad en los trabajos dentro
de la RAND. En 1969, se probaba el modelo reticular o distribuido de comunicación a gran escala, con el primer
nodo instalado en la UCLA y el séptimo nodo en RAND en Santa Mónica. El sistema se llamó ARPANET y fue
ideado para los cientícos e investigadores para compartir otros ordenadores de forma remota. En 1983, la red se
separó de su parte militar, que se convirtió en MILNET. El resto se denominó ARPANET hasta que en 1989 pasó
a llamarse Internet». Robles Carrillo, Margarita. «Las fuerzas armadas ante el reto de la ciberseguridad».
En Olarte Encabo, Sofía (Dir.) y Orza Linares, Ramón María (Coord.) Estudios sobre Derecho militar y
Defensa. Ed. Thomson Reuters – Aranzadi. Cizur Menor (Navarra), 2015. Págs. 415-416.
3 «La ciberseguridad ha ido tomando mayor importancia en la política de seguridad nacional, dado los
riesgos que representa y los avances tan rápidos que se han desarrollado en el ámbito tecnológico. Esta evolución sigue
y sigue hasta puntos inimaginables presentando nuevos retos, de los que la seguridad no se encuentra aparte». Valls
Prieto, Javier. «El análisis de datos masivos en seguridad y defensa». En Olarte Encabo, Sofía (Dir.) y
Orza Linares, Ramón María (Coord.) Ed. Thomson Reuters – Aranzadi. Estudios sobre Derecho militar y
Defensa. Cizur Menor (Navarra), 2015. Págs. 444-445.
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