Contratos y mercados de futuros y opciones, de A. Madrid Parra

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas717-718

    MADRID PARRA, A.: Contratos y mercados de futuros y opciones, Editorial TECNOS, 1994.

Verdaderamente hay que reconocer que existen dos ramas del Derecho que han ido creciendo portentosamente en estos últimos años, bien al amparo de unas legislaciones especiales, bien como consecuencia inmediata de haber entrado a formar parte de un mercado común europeo. El campo del derecho administrativo no es que haya adquirido su mayoría de edad, sino que está alcanzando etapas de plenitud que deben ser tenidas muy en cuenta, pues si bien la construcción dogmática de este Derecho se hizo en forma muy pensada, todavía requiere el auxilio del Derecho Civil. Lo mismo le ha sucedido al Derecho Mercantil -construido sistemáticamente antes que el Administrativo-, que ha ido cobrando una importancia grandísima en el campo del tráfico y, sobre todo, en la internacionalización del mismo. Uno y otro están llenos de sugerencias, figuras nuevas, normativas mixtas, etc.

El autor de esta monografía nos habla en la introducción -con gran conocimiento de causa- de la necesidad de una «remodelación» de nuestro orde-Page 718namiento jurídico a impulso de los cambios socioeconómicos que se están produciendo. Y así en el campo de la legislación aparece una figura nueva la negociación de contratos de futuros y opciones, con un Decreto regulador de 20 de diciembre de 1991. La denominación para mi mentalidad es algo alarmante, aunque afloren en ella la compraventa y la opción como viejas paredes maestras, pero más lo es cuando el autor me dice que se trata de una materia, en la que aparte las viejas y señeras instituciones juegan un papel importante, consiste en modernos y sofisticados sistemas de negociación electrónica donde el propio contrato queda «reducido» a una anotación en cuenta (impulso electrónico informatizado) y donde los propios contratos son el objeto de la negociación

Nunca he considerado que mis niveles de entendimiento sean altos, pero cuando en este lenguaje nuevo de la contratación se involucra la informática mis niveles descienden de tal forma que adquiero, con una rapidez inusitada, un auténtico complejo de inferioridad. Dice el autor -y por supuesto que le creo, aunque no le entienda- que «Entre los productos derivados (instrumento financiero -contrato- cuyo valor depende del valor que a su vez tenga un activo) se van a estudiar los contratos de futuros y opciones, entendidos como instrumentos financieros que permiten una redistribución del nesgo...

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