Lineamenti de Sociología della Famiglia
Autor | Pierpaolo Donati y Paola Di Nicola |
Páginas | 198 - 201 |
LINEAMENTI DI SOCIOLOGÍA DELLA FAMIGLIA
PIERPAOLO DONATI Y
PAOLA DI NICOLA.
Los autores de la presente obra pretenden establecer las bases y fundamentos de la Sociología de la Familia adaptada a las transformaciones que registran las unidades familiares en la sociedad de nuestros días. Dada la importancia que tiene la institución familiar en estos momentos por factores económicos, demográficos, sociales, culturales, etc., plantean la necesidad de profundizar en nuevos modos de ver la realidad familiar.
Acercarse a esta relación social supone comprender y analizar aspectos como la consolidación de nuevas pautas y organizaciones familiares, el por qué se producen tales cambios, la influencia de procesos como la individualización, privatización o secularización, explicar las transformaciones de la red de solidaridades de la familia o el por qué de su inclusión en las agendas públicas y políticas desde nuevos enfoques y perspectivas de estudio.
La particularidad de este Manual de Sociología de la Familia se encuentra en el enfoque utilizado por los autores: la perspectiva relacional. Utilizan el concepto de «morfogénesis de la familia» para indicar que el cambio de las formas familiares es reflejo de complejos procesos de interacción en el tiempo entre actores y estructuras socio-culturales. Hablan en todo momento de cambios y transformaciones y no de crisis ni disolución de la familia en la sociedad actual.
Tales alteraciones en la estructura tradicional de la familia son reflejos de las continuas contradicciones y pequeñas revoluciones que se suceden en los ámbitos sociales y culturales. Es la llamada complejidad vital de la sociedad dopo-moderna.
La familia se define, desde estos autores, a partir a la presencia, como mínimo, de una de las dos relaciones básicas que deben y pueden configurar la familia: la relación conyugal y la relación de filiación. Por este motivo, la familia es un sistema social que conecta sexos y generaciones según los modos y modelos de vida que corresponden al sub-sistema cultural en el que se inserta. Es una relación compleja en sí misma, al tiempo que sistema de relaciones que media y sirve de límites (siempre variables) de la vida cotidiana de los individuos, es pública y privada, se ubica y sitúa entre lo macro y lo micro. La familia es y debe ser considerada como grupo e institución social en sí misma.
Realizan un primer análisis de las distintas formas histórico-sociales por las que ha pasado la institución familiar hasta llegar a la configuración y estructura de la familia en la sociedad actual. Estudian el cambio de la familia en clave evolucionista y las limitaciones que este enfoque presenta para comprender los problemas de la nuclearización de la familia. Esta aproximación a la realidad familiar se completa con el estudio de las estructuras, formas y tipologías de la familia contemporánea, al igual que de las funciones que la misma tiene en la sociedad compleja de nuestros días.
Teniendo en cuenta la problemática que se registra en el estudio e investigación de esta disciplina, entienden que son muy diversas y distintas las formas de acercarse a esta realidad. Ellos recurren, como hemos dicho, al modelo relacional para estudiar la familia y conocer aquellos aspectos que se modifican, se consolidan e identifican como comunes a todas las formas de familia, con el objetivo de conocerla en su relacionalidad para posteriormente poder intervenir. No obstante, tal intervención debe ser integrada si con ello lo que se pretende es dar soluciones a la conflictividad social, que en estos momentos, se registra en torno a la familia.
Llegan a tal valoración a partir del estudio detallado de otros enfoques y análisis como el institucional, el estructural-funcionalista, la perspectiva del intercambio, la visión marxista de la familia, el análisis interaccionista de la misma y el enfoque del desarrollo. A partir de éstos y de las principales críticas que se realizan, llegan a una afirmación. Entender la familia en la actualidad, las funciones que desarrollan, las distintas estructuras y tipologías socio-culturales que se generan y las diversas organizaciones internas que se registran, exigen de una visión novedosa de la familia. La familia debe ser leída, para entender y comprender su complejidad, como relación social.
Dicho modelo de estudio de la realidad familiar es una brújula relacional, que permite incorporar el carácter supra-funcional de las relaciones sociales en su totalidad y de las relaciones familiares propiamente dichas. En el enfoque relacional, que incorpora todos los sub-sistemas sociales, la familia es sujeto social crucial. La perspectiva que toman los autores defiende una lectura de la realidad social desde dimensiones familiares, contemplar la sociedad desde la familia, como fenómeno relacional que comprende más allá de relaciones estructurales, las relaciones simbólicas.
La cuestión de partida es identificar, por tanto, qué es la familia. Partiendo del hecho que vivimos en una sociedad de elevada diferenciación social, la familia es una relación social que sirve de ligamen y mediación ante tal complejidad, es el nexo de unión entre los individuos y la sociedad. La familia es el principal agente de mediación social, entendida como red de relaciones que van más allá de las meras funciones que tradicionalmente ha desarrollado. El cambio y transformación de la familia es contemplado como una re-adaptación continua a las nuevas circunstancias y situaciones sociales que le rodean.
La articulación de formas familiares distintas según el ciclo vital de los individuos y la edad, variables que explican en buena medida los distintos modelos de familia, viene motivada por muy variados factores como los emergentes cambios socio-culturales (simplificación de la estructura familiar, complejidad creciente, desinstitucionalización de la familia, etc.), económicos, demográficos, históricos. Son una multiplicidad de aspectos los que han presionado sobre la vida de las familias, los que fundamentan esta «morfogénesis de la familia». Por este motivo, hay que identificar dos agentes de presión: los externos que influyen en los modos y reglas de «hacer y ser familia» y la propia familia en la medida en que se auto-reorganiza como respuesta a los nuevos retos sociales.
Esta morfogénesis de la familia no puede leerse únicamente en clave demográfica pues las implicaciones superan este ámbito trasladándose a otras esferas como la económica, la política, lo social o lo cultural. La familia, a pesar de las transformaciones y cambios que registra no está muriendo. Tal pluralidad de formas familiares es reflejo de nuevas pautas de comportamiento pero todas ellas tienen en común la relacionalidad de la familia.
La función de mediación de las distintas formas familiares es la misma, ejerce de nexo de unión entre el individuo y la sociedad. Este es el elemento que se identifica como común a las tipologías de familias que se han desarrollado en los últimos tiempos desde numerosas disciplinas de estudio. Tales funciones son, por lo tanto, indispensables para un buen funcionamiento de la sociedad. Por ello, la familia necesita y reclama instrumentos que le ayuden a seguir realizando estas relaciones, implica un reconocimiento de estas funciones. En este caso, es donde se reclama y se plantea la formulación de la política familiar desde el reconocimiento de la ciudadanía societaria.
La familia es, por lo tanto, fenómeno relacional que debe ser entendido como grupo y como institución al mismo tiempo. Este reconocimiento de la familia, como relación social, implica reconocer las contradicciones y ambigüedades que se suceden. Observar de forma relacional a la familia implica leer todos los fenómenos desde una dimensión familiar, teniendo en cuenta el papel que la familia juega en el conjunto de la sociedad.
No obstante, el problema surge en el modo de observar esta realidad, observar y comprender la relación que se sucede como dimensión estructural (de ligamen) y como dimensión simbólica (de referencia). Para dar un significado a todo, se sirven del enfoque relacional que permite conocer las conexiones, significados y efectos que se producen en el interior de la familia. Abarcar esta tarea supone comprender la complejidad del término familia, pues no es un concepto reducible a una sola definición.
Incomprensiblemente se ha afirmado la pérdida de funcionalidad de la familia, sin querer tener en cuenta la esencia misma de la familia. Lo que sí se afirma es la transformación de las formas de mediación: la familia es de vital importancia para establecer el éxito o fracaso de las generaciones en el sub-sistema educativo, en el sub-sistema económico, en el sub-sistema político. Comprender, analizar y observar esta red de relaciones es el punto de referencia para conocer las condiciones de bienestar y explicar los factores y causas de la desigualdad social en las sociedades actuales.
Defienden, por tanto, el análisis de red (network análisis) aplicado a la familia para poder entender muchas de las transformaciones que se producen en la adaptación a la nueva situación. Al mismo tiempo, permite estudiar y analizar los flujos de ayuda que circulan dentro de la red familiar. Indudablemente, este modelo de análisis de la realidad no concibe la familia como núcleo o estructura aislada o sistema cerrado, todo lo contrario.
La familia se considera relación social que está en contínua interrelación con el exterior, en un proceso contínuo de intercambio de relaciones. Es este proceso de intercambio y de relación lo que hace insustituible a la familia. Por este motivo, afirman que la relación familiar es mucho más que una mera unidad de cohabitación.
La paradoja público-privado, la familia como mediación entre los empujes individualistas y las instancias socializadoras, o las nuevas formas de naturalización y culturización de la familia, son los retos y desafíos que se deben de afrontar para comprender en su conjunto la realidad familiar. Y en este escenario es donde la familia empieza a cobrar relevancia tanto pública como política, y se reclama la consolidación de una política familiar. La elaboración de una política social para la familia se entiende en la medida en que sea una política de promoción de las relaciones plenas que caracterizan a la unidad familiar.
Estas reclamaciones deben enmarcarse en un contexto social complejo, multifuncional y multidimensional. Pero es más, las transformaciones que ha sufrido la familia han tenido relevancia por un hecho concreto y específico. El protagonismo que la familia ha asumido en estos últimos años, está directamente relacionado con las consecuencias, que tales cambios, han provocado en el normal funcionamiento y desarrollo de otras esferas vitales y sociales o instituciones.
Una vez más, se demuestra la centralidad de la familia en la sociedad. En la medida en que altera las condiciones sobre las que se han apoyado y consolidado otros sistemas sociales, las bases de seguridad se alteran y exige, por tanto, una re-adaptación del sistema en su conjunto. La importancia es tal, por la capacidad que demuestra para condicionar, alterar o impedir el curso de acción de otras esferas sociales.
En esta perspectiva, el problema principal a superar es que por un lado se consolida una creciente publicitación de la familia como forma crecientemente regulada e intervenida por el estado, en la medida en que regula y actúa sobre las mismas; y por el otro, se constata una progresiva privatización de los comportamientos familiares. Sin embargo, los autores de la obra entienden que la familia siempre ha sido un «fenómeno social al mismo tiempo público y privado», pero que dada la creciente complejidad de las formas sociales es importante hacer estos análisis y lecturas desde la categoría de «circularidad» dentro de la perspectiva de referencia de la sociología relacional.
Sin embargo, este planteamiento lleva a cuestionar las relaciones entre la propia familia y el welfare y superar los tradicionales esquemas de lectura. La estrategia implica comprender estas relaciones más allá de las funciones de amortización social que realiza la familia para cubrir la ausencia de intervención pública y superar la configuración de un Estado de bienestar basado en las relaciones de producción que mantienen los ciudadanos con el mercado de trabajo.
Los derechos de ciudadanía están ligados a la participación o no en el mercado laboral. Una política de apoyo integral y coherente con la realidad de las familias debe «romper el círculo vicioso de producción-reproducciónredistribución». En definitiva, es superar la lógica de actuación que rige la clásica relación de Estado y Mercado en la provisión de recursos, el viejo esquema liberal/laboralista.
La construcción de nuevas reglas de juego justifican la proyección de una política social explícita y directa de apoyo a la familia. En cierta medida, significa reconstruir el pacto de solidaridad intergeneracional tendiendo al desarrollo y consolidación de la ciudadanía de la familia.
Lo que se plantea es que la política familiar debe superar estas paradojas y contradicciones, superar el carácter asistencialista que la caracteriza y que penaliza el normal funcionamiento de las familias. Por tanto, el objetivo debe ser favorecer el normal cumplimiento de las funciones que le son propias a la familia. Sin embargo, en este caso, también debemos preguntarnos a qué tipo de familia y qué modelo de bienestar familiar.
La referencia, finalmente, clave para poder entender todas estas transformaciones sería preguntarnos por el puesto y papel que realmente ocupa la familia en las sociedades actuales.
SONIA PAGÉS LUIS
Departamento de Sociología
Universidad de Granada