Una introducción a la argumentación

AutorJosep Joan Moreso i Mateos
Páginas13-107
© Editorial UOC 13 Capítulo I. Una introducción a la argumentación
Capítulo I
Una introducción a la argumentación
Este capítulo tiene la intención de proporcionar una serie de nociones básicas
en referencia a la argumentación en general. Todos estamos acostumbrados a decir
cosas como “éste es un buen argumento”, o “éste es un argumento falaz”, o frases
similares. Sin embargo, ¿qué es lo que hace que un argumento sea un buen argu-
mento? Desde un punto de vista tradicional, la idea de argumento se ha vinculado a
la lógica, y ésta, a su vez, ha sido entendida como la ciencia o el arte del pensamien-
to. La influyente obra, conocida como lógica de Port Royal (1662), de Antoine Arn-
auld y Pierre Nicole se titulaba, precisamente, La logique ou l’art de penser.8
Antiguamente se acostumbraba a tener una concepción psicologista de la ló-
gica, que se concebía como la descripción de los procesos psicológicos de los se-
res humanos; sin embargo, hoy día esta concepción ha quedado totalmente
abandonada.9 Por otra parte, la idea de lagica como arte del pensar es más
plausible. Podemos concebir la lógica como una disciplina normativa destinada
a ordenarnos cómo tenemos que pensar (argumentar, inferir) para hacerlo de
manera correcta. Como dice uno de los lógicos y filósofos vivos más
importantes, W. V. Quine, “la lógica es la tecnología de la deducción”.10
La lógica muestra cómo podemos derivar o inferir una conclusión11 a partir
de un conjunto de enunciados denominados premisas. Asimismo, la lógica ga-
rantiza que si las premisas son verdaderas, la conclusión también será necesaria-
8. Una buena presentación de las ideas de la escuela de Port Royal, así como una amplia visión de
la historia de la lógica, desde el Organon aristotélico hasta su evolución en el siglo XX, se encuentra
en la siguiente obra: W. Kneale y M. Kneale (1962). The Development of Logic (pág. 315-320).
Oxford: Oxford University Press. Traducción al castellano de J. Muguerza (1972). El desarrollo de la
lógica. Madrid: Tecnos.
9. La obra de Gottlob Frege (1848-1925), uno de los padres de la lógica contemporánea, encarna de
forma adecuada la “cruzada” antipsicologista.
10. W. V. Quine (1994). “Promoting Extensionality”. Synthese (vol. 98, núm. 1, pág. 143-151).
11. De esta manera, la lógica posibilita que obtengamos nuevas verdades sin, por así decirlo,
movernos de casa.
© Editorial UOC 14 Lógica, argumentación e interpretación...
mente verdadera o, dicho de otro modo, que no es posible que las premisas sean
verdaderas y la conclusión sea falsa.
Este capítulo contiene una noción precisa de argumento, algunas consideracio-
nes sobre el lenguaje en el que se expresan los argumentos (que nos van a ser útiles
también más adelante) y algunas de las formas más habituales de argumentos fala-
ces, junto con una presentación más sistemática de algunas nociones muy rudi-
mentarias de lógica y de las reglas lógicas de los cálculos denominados de dedu cción
natural.
No obstante, no podemos dejar de tener presente que el derecho se expresa
en un lenguaje que no podemos considerar verdadero o falso; el lenguaje de las
normas es, básicamente, un lenguaje prescriptivo. ¿Sirve la lógica, también,
para controlar la calidad de los argumentos que contienen prescripciones?
a) Supongamos el siguiente argumento, que sólo contiene enunciados
asertivos:
Todos los seres humanos son mortales.
Sócrates es un ser humano
Sócrates es mortal
Éste es un argumento correcto desde el punto de vista lógico; y, si las premi-
sas son verdaderas, la conclusión será necesariamente verdadera. El conoci-
miento que tenemos de la naturaleza de los seres humanos puede garantizarnos
la verdad de la primera premisa. La segunda premisa, no debemos olvidarlo,
también tiene que ser verdadera –y lo es por lo que sabemos del filósofo griego
llamado Sócrates–. Ahora bien, si Sócrates fuese, por ejemplo, el nombre de mi
ordenador, la segunda premisa sería falsa.
b) De manera parecida, consideramos correcto el siguiente argumento, en el
que la primera premisa tiene carácter prescriptivo:
Devuélveme los libros que te he dejado
Éste es uno de los libros que te he dejado
Devuélveme este libro
© Editorial UOC 15 Capítulo I. Una introducción a la argumentación
Ahora bien, ¿qué quiere decir que éste es un argumento correcto? En este
caso no podemos decir que si las premisas son verdaderas la conclusión también
lo será necesariamente. Y no lo podemos hacer, porque ni “Devuélveme todos
los libros que te he dejado”, ni “Devuélveme este libro” son vehículos adecua-
dos de la verdad o falsedad. Si un amigo nos dijera “¡Devuélveme el libro de Mi-
guel Hernández!”, no sería una respuesta adecuada: “Eso es falso”. Nos
encontramos ante un problema grave para la lógica aplicada a las normas: o
bien las argumentaciones que contienen órdenes y normas no están controla-
das por la lógica, o bien la lógica va más allá de la verdad.
En este capítulo también se trata esta cuestión y se analizan algunas de las
propuestas que intentan fundamentar el discurso práctico (contraponiéndolo al
discurso teórico, el discurso que puede ser verdadero o falso), en el que no dispo-
nemos, en un sentido estricto, de las nociones de verdad o falsedad.
1. ¿Qué es argumentar?
1.1. Noción de argumento: premisas y conclusión
Argumentar es inferir o derivar, a partir de un conjunto de enunciados lla-
mados premisas, otro enunciado denominado conclusión. Así, podemos decir
que la conclusión se sigue o es deducible de las premisas; o también podemos
decir, usando la relación inversa a seguirse de o deducirse de, que las premisas
implican la conclusión.
G. E. Moore (1873-1958) fue probablemente la primera persona que introdu-
jo la noción de implicación: “Necesitamos, en prim er lugar, algún término para
expresar la inversa de la relación que afirmamos que se da entre una proposición
determinada p y otra proposición q, cuando afirmamos que q se sigue de o es
deducible de p. Utilizaremos el término implica (‘entails’) para expresar la inversa
de esta relación” (G. E. Moore, 1922).12
12. G. E. Moore (1922). “External and Internal Negations”. Philosophical Studies (pág. 291). Lon-
dres: Routledge & Kegan Paul.

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