Incentivos para la Innovación en las Compañias Eléctricas

AutorP. Moncada Paternò Castello
CargoIPTS

Asunto

A pesar de la liberalización del mercado, las compañias eléctricas reguladas pueden continuar funcionando como monopolios, especialmente donde no haya posibilidad de reducir los costes fijos. El incentivo que han tenido las compañias eléctricas para la introducción de innovaciones en un mercado regulado ha sido tradicionalmente bajo, y una situación similar podría prevalecer en un mercado eléctrico liberalizado.

Relevancia

Durante los próximos años, se prevé que el sector eléctrico tendrá que afrontar toda una serie de retos: mayores limitaciones medioambientales, desarrollo socioeconómico, seguridad en el suministro, así como la desregulación y privatización del mercado. El papel de la renovación tecnológica dentro de este marco es crucial. En este contexto, los temas clave son los escasos incentivos que tienen las compañias eléctricas par innovar, el marco dentro del cual se desarrolla la competencia entre estas compañias y los nuevos productores de energía eléctrica, así como el agente que desempeña un papel innovador importante en el mercado eléctrico.

El carácter cambiante de las compañias eléctricas

La fuerza motriz de la industria eléctrica ha sido la economía de escala y la consiguiente reducción de los costes marginales a largo plazo. La compañia eléctrica regulada y clásica normalmente ha tenido que restringir sus operaciones a una zona geográfica determinada, impidiendo esto la plena consecución de dichas economías. Si bien algunos desarrollos recientes han eliminado algunas de estas economías de escala (por ejemplo, mejoras en las tecnologías de información han eliminado las economías de escala en la gestión de la red de comunicaciones), en la mayoría de los casos sigue siendo grande el peso del coste de los activos. Está claro que la duplicación de las redes de transmisión y distribución es un coste que no puede sostenerse. Sin embargo, hay una tendencia mundial hacia la generación eléctrica menos regulada. La privatización de la industria energética en el Reino Unido ha puesto a competir a los generadores de energía británicos los cuales venden energía a una red de transmisión regulada. En EE.UU., los productores de energía independientes ya rebasan las fronteras de estado y venden energía a redes de transmisión reguladas. Existen movimientos para liberalizar las ventas de electricidad en cada zona, pero se mantiene la regulación de la red de distribución, donde sofisticadas aplicaciones de las tecnologías de la información permiten a los proveedores de energía individuales "alquilar" capacidad de la red de distribución regulada.

Los largos plazos de amortización de deudas ajustados a la duración de los activos suponen una barrera significativa al surgimiento de compañias eléctricas ...

La estructura de costes de la compañia eléctrica y las barreras a la salida y el ingreso

La estructura de costes de una compañia eléctrica típica está fuertemente influida por los elevados costes fijos. Típicamente, entre un 30% y un 50% de sus costes son fijos derivados de la amortización de las deudas de los activos tales como los de las centrales, las líneas de transmisión y las líneas de distribución. La mayoría de las compañias eléctricas utilizan un elevado grado de financiación con plazos de vencimiento ajustados a la vida económica de los propios activos. Por lo tanto, la mayoría de las centrales más antiguas se encuentran ya casi amortizadas, mientras que las nuevas se encuentran en la situación totalmente opuesta. Debido a que los activos de las compañias eléctricas no tienen prácticamente ningún otro uso, esta deuda supone una barrera significativa a la entrada de nuevas compañias. Además, dado que las compañias eléctricas existentes ya han amortizado una porción de sus bienes de equipo, tienen una ventaja económica significativa sobre los recién llegadas al mercado eléctrico. Un nuevo participante debería financiar todos los activos, lo cual quedaría reflejado en su estructura de costes. Por lo tanto, a no ser que haya una innovación tecnológica significativa que dé ventaja competitiva a los recién llegados, éstos carecerán de motivo suficiente para entrar en el mercado. Las compañias eléctricas existentes están bien situadas para reducir los precios a fin de disuadir a un nuevo participante, y de volver a aumentar los precios una vez eliminado el reto.

... mientras que los recién llegados son disuadidos ante la dominación del mercado y las ventajas en costes de las compañias eléctricas

Estas dos fuerzas (las barreras a la entrada y a la salida) y la regulación concomitante han mantenido estable la industria durante muchas decenios. No parece pues probable que en un corto plazo emerja una tecnología de generación energética significativamente más barata que la existente. No obstante, algo está cambiando en muchos países: se ha llevado a cabo la liberalización del mercado no sólo mediante la cesión de los bienes de las compañias eléctricas al sector privado, sino permitiendo el acceso a la red a productores externos. Parece necesario analizar las consecuencias que estas novedades puedan tener en una industria caracterizada por la lenta evolución de sus curvas de costes.

La política de innovación en las compañias eléctricas y otros protagonistas dentro del sector eléctrico

Compañias eléctricas

La motivación principal de llevar a cabo una I+D arriesgada y pionera sería la de adueñarse de una "tecnología depredadora", o sea, una innovación radical que mandaría a la quiebra a las otras compañias eléctricas. Tal investigación innovadora es demasiado costosa para que la mayoría de las compañias eléctricas puedan acometerla individualmente, y por lo tanto a menudo se ha emprendido la investigación conjunta. De esta forma se ha eliminado la posibilidad de establecer una posición monopolística, con el resultado de que hasta la fecha estas colaboraciones no han sido muy fructíferas. Se sabe que estas compañias han adquirido patentes 'durmientes' con el fin de frenar la difusión de una nueva tecnología hasta el momento en que estas estén en condiciones de responder al nuevo desafío. De hecho, la adopción de una tecnología nueva por una compañia eléctrica daría un empuje a su penetración y podría crear una situación en la que la compañía no sería capaz de controlar su difusión, viéndose obligada a actualizar los equipos antes del fin de su vida útil.

Las compañias eléctricas favorecen la innovación incremental antes que la innovación pionera, más costosa y arriesgada.

Individualmente, las compañias eléctricas llevan a cabo innovación incremental, en otras palabras, la mejora de la eficiencia de una tecnología ya arraigada. Sin embargo, las políticas reguladoras, enfocadas a fijar el rendimiento interno de las compañias eléctricas, normalmente no dan incentivos suficientes para que las compañias realicen innovación. Por otra parte, un plan de regulación de precios sí puede permitir a la compañia eléctrica obtenga beneficios que cubran los costes (eventualmente incluyendo alguna actividad de I+D) y en algunos casos, obtener aún benefico neto. En la práctica, las autoridades reguladoras suelen observar detenidamente las estructuras de costes y tienden a admitir sólo los gastos de ingeniería como la partida legítima de I+D. La capacidad de las compañias eléctricas de acometer una innovación en un mercado regulado dependerá de que exista una revisión del plan de regulación de precios que cree incentivos suficientes para sufragar una inversión en I+D.

No obstante, las compañias eléctricas adoptan una posición defensiva frente a la innovación. Una tecnología establecida e incuestionable puede ser capaz de grandes mejoras al verse amenazada pero la reducción de precios puede no resultar suficiente para ahuyentar a los nuevas tecnologías. Estas nuevas tecnologías con innovaciones radicales pueden influir a que las compañias eléctricas dotadas de los recursos económicos necesarios respondan vigorosamente con innovaciones propias (véase la Figura 1).

Figura 1. Pautas de la aparición de las innovaciones radicales

Proveedores tradicionales de equipos

La innovación en la industria de suministro eléctrico tradicionalmente ha sido realizada por los grandes proveedores de bienes de equipo. La industria, por su antigüedad, se ha creado sus propias competencias en un largo período, desencadenando una acumulación de enorme cantidad de conocimientos tácitos. Estas tecnologías bien establecidas ocupan una sólida posición puntera derivada de un esfuerzo innovador en el pasado, y perfeccionado posteriormente por medio de modificaciones menores, aprovechando al máximo la inversión a fondo perdido realizada. Las empresas han podido obtener beneficios de su propiedad intelectual y tradicionalmente han dedicado una porción significativa de sus ingresos a la I+D incremental. A menos de que estas empresas puedan beneficiarse de una nueva posición dominante en el mercado, es probable que se opongan a la introducción de una nueva tecnología ya que mermaría su base de conocimientos. De ahí que los proveedores de equipos estarán en general orientados hacia las tecnologías de tipo incremental.

Gobierno

A los gobiernos les preocupan los costes y los beneficios sociales de las nuevas tecnologías, por lo cual patrocinan la investigación en tecnologías baratas con pequeñas externalidades negativas (o incluso positivas). Estas repercusiones pueden ser tanto radicales como incrementales. En el primer caso se trataría de una tecnología nueva tan eficaz que podría abastecer energía a un precio más bajo incluso que el de los competidores dotados de una estructura más favorable de costes fijos. Ni que decir tiene que el rendimiento de estas inversiones sería muy dudoso. Gastar dinero en las tecnologías incrementales probablemente recibiría el apoyo de las compañias eléctricas, pero este no sería el caso de las tecnologías radicales.

Nuevos participantes

Tal y como fue mencionado anteriormente, cabe la posibilidad de que los nuevos participantes en el sector eléctrico dirijan sus investigaciones a tecnologías encaminadas a sustituir a las compañias eléctricas existentes, y por lo tanto tenderán a desarrollar innovaciones radicales, generalmente concentradas en su área de investigación.

Los suministradores de otras fuentes energéticas tendrán motivaciones similares. Muchas de las nuevas tecnologías pueden utilizar una fuente competitiva de energía como materia prima. Por ejemplo, las pilas de combustibles precisan hidrógeno -compuesto que posiblemente puedan suministrar las empresas petrolíferas. Por este motivo los proveedores de formas competitivas de energía también perseguirán tecnologías radicales, pero se concentrarán en aquellas tecnologías que utilicen su combustible como materia prima. Donde la fuente de energía utilice nuevos combustibles, o incluso ningún combustible (por ejemplo, la energía solar), es probable que los desarrollos tendrán lugar al margen del mercado energético, y procederan esencialmente del sector de equipos de la generación eléctrica, a menos que se ideen formas combinadas de explotación.

Figura 2. Formas posibles de innovación tecnológica que deben afrontar las compañias eléctricas

RADICAL INCREMENTAL

Muy Radical Semi Radical Incremental

Nuevas tecnologías que sustituyen totalmente a los sistemas actuales de la compañia eléctrica (p.ej. las pilas de combustibles) Nuevas tecnologías que sustituyen a algunos de los sistemas existentes y que en parte sólo dependen de los activos de la compañia eléctrica (p.ej: los generadores eólicos que todavía precisan un considerable respaldo) Desarrollo de una tecnología existente

Innovación en mercados desregulados

En un mercado desregulado , se puede estimar (y se ha comprobado en algunos países) que la compañia eléctrica clásica acapararía a la mayoría de consumidores, mientras que los proveedores fortuitos (o sea, aquéllos en que su actividad central no es la producción eléctrica) realizarían actividades periféricas. Estos últimos no tienen muchos incentivos para gastar en la innovación debido a que su presencia es la de oportunista en el mercado, como es el caso también de aquellos productores independientes de energía que consumen la mayor parte de la electricidad que generan y venden su producción sobrante.

Incluso después de la privatización, si las compañias eléctricas no perciben un margen de beneficio suficiente, las imperfecciones del mercado bursátil podrían frenar la inversión en innovación

Si bien es probable que las grandes compañias eléctricas retengan su posición en el mercado eléctrico después de la privatización (o desregulación), puede que su inversión en innovación siga siendo modesta si los ingresos son escasos y los mercados bursátiles dejan de proporcionar financiación. En el Reino Unido, por ejemplo, las inversiones en I+D en las compañias eléctricas bajaron tras la privatización (1989): en 1988/89 el gasto global en I+D de la industria eléctrica del Reino Unido ascendió a 236 millones de libras, mientras que en 1993/94 fue de 130 millones aproximadamente (cabe destacar, sin embargo, que esta disminución puede deberse en parte al ciclo económico). En el caso de Estados Unidos, sólo una pequeña fracción de los ingresos de las compañias eléctricas se destina a los fondos de investigación. Esto no se refiere sólo a los esfuerzos innovadores radicales respaldados por una fuerte inyección de capital, sino incluso (y con especial relieve) a las innovaciones incrementales que en muchos casos tienen repercusiones medioambientales positivas. Es probable que predomine esta situación si la liberalización al acceso a la red por los productores independientes no está acompañada por una desregulación paralela de los precios: incluso cuando una empresa esté dispuesta a desembolsar dinero en I+D, puede perder el incentivo de innovar si las autoridades fijan un tope demasiado bajo a los precios, disminuyendo así cualquier beneficio que pudiera derivarse de la innovación.

Por consiguiente, cuando se expliquen las condiciones esbozadas más arriba, es previsible que las compañias eléctricas dirijan sus esfuerzos no tanto a la innovación tecnológica (con largos plazos de amortización) sino a conseguir costes bajos de entrada (p.ej. el combustible) y a diversificar los servicios al usuario. Cuando se obligue a las compañias eléctricas a competir, intentarán en primer lugar fortalecer su posición competitiva bajando sus costes operativos, en vistas a reducir los precios, aprovechando al máximo sus centrales más rentables. Además, las compañias eléctricas procurarán mejorar la calidad de su servicio, alentada por la modesta inversión necesaria para mejorar su prestación.

En este marco hipotético, las actividades de I+D relativas a la tecnología de generación de energía probablemente serán realizadas por los proveedores de equipos que puedan invertir el capital disponible de una manera más eficaz en una gama de proyectos de innovación cuidadosamente definidos. Si prosperan, es posible que las compañias eléctricas activas en un mercado desregulado esten dispuestas a comprar la nueva tecnología, permitiéndoles así aumentar su beneficio.

Durante el período de transición a un mercado competitivo, existen posibilidades evidentes de distorsión del mercado, reflejando la estructura subyacente de costes de la industria. En un mercado desregulado , caracterizado por barreras considerables para el ingreso y en el que sean activos sólo un número reducido de compañias eléctricas, existe la posibilidad que surjan proyectos de colaboración entre las compañias. Tal colaboración no ofrece un entorno propicio para la innovación.

Considerando todo esto, parece ser que la privatización y desregularización del mercado eléctrico debería realizarse en un marco cuidadosamente evaluado y bien equilibrado en el cual las compañias eléctricas y otros protagonistas puedan competir y encontrar incentivos para innovar. Podrían utilizarse incentivos fiscales para estimular la inversión en innovación (p.ej. en tecnologías que beneficien al medio ambiente), pero deberían someterse a un estricto control a fin de evitar distorsión. Esta estrategia sería compatible con el objetivo de conseguir un suministro eléctrico económico, poco contaminante y de alta calidad.

Conclusión

En resumen, la innovación en una compañia eléctrica regulada responde más bien a un razonamiento defensivo que a la necesidad de aumentar los beneficios o mejorar el volumen de ventas en el mercado. Con las tecnologías actuales, la capacidad de cambiar a otras fuentes competitivas de energía es limitada. Los beneficios están regulados y/o existe una necesidad de dar a los accionistas un beneficio razonable a su inversión. Por todo ello existe poco incentivo en términos de beneficio para gastar en innovación, los esfuerzos en I+D van concentrados a la supervivencia. Las compañias eléctricas reguladas han tendido a limitar sus inversiones en I+D pionera, y las inversiones que han realizado han sido para adquirir patentes 'durmientes' para frenar la difusión de nuevas tecnologías. Por otra parte, las compañias eléctricas en un mercado desregulado se inclinarán a comprar tecnología innovadora a fin de obtener una ventaja competitiva, pero serán poco susceptibles a autofinanciar iniciativas innovadoras efectivas si la recompensa sigue siendo limitada y los mercados bursátiles dejan de adelantar el dinero. La reestructuración del mercado eléctrico debería permitir asignar con más precisión los costes del sistema. El plan elegido de desregulación desempeñará un papel clave en el desarrollo tecnológico del mercado y por lo tanto en la maximización del beneficio que reciban los clientes y la sociedad como consecuencia de la innovación.

Frases clave

Innovación tecnológica, competencia, compañias eléctricas, mercados regulados y desregulados .

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