In memoriam Juan Manuel Rey Portoles
| Autor | Gabriel Gragera Ibáñez |
| Cargo | Registrador de la Propiedad de NULES |
| Páginas | 1927-1932 |
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Le conocí en una reunión en Madrid de, entonces, Delegados Territoriales, a la que fui, por Burgos, sustituyendo a Torrente (senior). Era la primera vez que subía a las alturas corporativas y estaba deslumhrado La reunión seria, cordial, contenía transcendencia y compañerismo. No conocía a nadie, salvo a los miembros de la Junta de Gobierno y a algún Delegado Territorial. Desde luego a Juan Rey no.
¡Oye! -le dije a mi colindante, Paco Téllez, de Mallorca-, ¡quién es ése!
. «¡El de Valencia, Juan Rey!», me contestó. Me acuerdo que cuando cogió la palabra pasó velozmente del «piano» al molto animato, y me dije: «Este es de los que meten el dedo en el carril y ¡a El Ferrol!; además, si sólo sabe la mitad de lo que parece, "un sabio"» Lo era. Para mi pena, lo era, y me di cuenta tarde.
Nacido en las Canarias, hijo de Secretario Judicial, criado en Valencia, con cuarenta y cinco años lo había conseguido todo, en lo personal y en lo profesional.
Personalmente, como compañero, una delicia. Su disponibilidad, digna de encomio. Soportaba estoicamente mis llamadas, que indefectiblemente le azuzaban su curiosidad: «Escucha, Juan, tengo un tema muy rarito, a ver qué opinas».
Juan siempre opinó. Incluso en horas intempestivas. Que me perdone Herminia, su mujer y compañera, cuyo semblante retrata el inmenso dolor de su vacío, porque le secuestrábamos sin piedad, y fiel a su capacidad e indiscutible liderazgo jurídico, nunca soslayó ninguna cuestión. Como dicen en mi pueblo, era de los que «por un duro te da dos partidas» Te resolvía el problema práctico y encima te ilustraba.
Y para qué hablar de la reunión de los «Lunes 4,30», un «pim, pam, pum» que revalidaba con éxito semana tras semana. Una opinión no era mayoritaria sin su coincidencia. Luchar contra su dialéctica, casi imposi-Page 1928ble Te avasallaba con la profusidad de sus conocimientos, y con el rigor de su construcción jurídica. Te daba de regalo la fecha de aquella resolución olvidada, el mejor trabajo, la última opinión más fundamentada. ¡Sí. sí, pero a pesar de todo no veo yo tan claro eso de que el crédito y la hipoteca anden cada uno por su lado, me parece un poco aventurado y poco ético1 Al final en eso quedaba reducido mi razonamiento, de todo menos jurídico. Era una lucha desigual.
Juan, profesionalmente, ha sido muy brillante y completo. Premio Nacional, Premio Extraordinario al mejor expediente académico, matrícula de honor en todas las asignaturas de la carrera de...
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