Huérfanos por dentro: La adoptabilidad psicológica

AutorBlanca Gómez Bengoechea - Ana Berástegui Pedro-Viejo - Salomé Adroher Biosca
Páginas101-119
CAPÍTULO III.
HUÉRFANOS POR DENTRO: LA ADOPTABILIDAD
PSICOLÓGICA
A pesar de que la adoptabilidad es un término eminentemente jurídico y que
contiene una dimensión ética y social innegable, es también posible mirarla
desde una perspectiva psicológica y evolutiva.
Declarar la adoptabilidad supone evaluar y decidir con ciertas garantías
que, para un niño en concreto, integrarse en una familia adoptiva va a ser una
mejor experiencia de crecimiento y desarrollo que otras alternativas viables y
disponibles. En este sentido, según el Convenio de la Haya (artículo 16) la Au-
toridad central del Estado de origen debe preparar un informe en que constará
si la colocación en un hogar adoptivo obedece su interés superior, basándose en
los informes sobre la evolución personal y familiar del niño, sus historia médica
y la de su familia, sus necesidades particulares y su medio social y teniendo
en cuenta sus condiciones de educación, su origen étnico, religioso y cultural
y sus deseos y opiniones.
Desde esta perspectiva, declarar la adoptabilidad implica conocer bien al
niño, sus deseos, sus necesidades, su historia familiar y sus posibilidades de
bene ciarse plenamente de una adopción.
La historia reciente de la adopción ha pasado de un concepto muy restrin-
gido de adoptabilidad a otro mucho más abierto y optimista. La concepción
tradicional de la adopción sólo consideraba adoptables a niños que pudieran
pasar por hijos biológicos de sus padres adoptivos: recién nacidos, sanos, con
características físicas similares a las de su nueva familia y una supuesta herencia
genética sin especiales riesgos. Sin embargo, como ya hemos apuntado en el
capítulo primero, la losofía del derecho de todo niño a crecer una familia que
emerge de los estudios sobre apego y sobre las consecuencias de la instituciona-
lización de la segunda mitad del siglo XX229, abre la adopción a un importante
contingente de niños que con anterioridad no se consideraban adoptables, con
el consecuente cambio de modelo en la adopción. En la actualidad se considera
229 Gඬආൾඓ Bൾඇ඀ඈൾർඁൾൺ, B. Bൾඋගඌඍൾ඀ඎං, A. (2009), El derecho del niño a vivir en familia,
Miscelanea Comillas, 67 (130), pp.175-198.
GÓMEZ BENGOECHEA, B., BERÁSTEGUI PEDRO-VIEJO, A., ADROHER BIOSCA, S.
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fuera de toda duda que para los niños en general es mejor vivir en una familia
estable y permanente cuando falla la familia biológica, haciendo primar la
adopción, por encima de otros recursos u opciones y con ando en que todo
el niño es adoptable, siempre que le aseguremos una familia y un contexto de
apoyo adecuados.
Sin embargo, el optimismo inicial con el que se abrió la posibilidad de
adopción a todos estos niños y desde el que se impulsó el boom de la adopción
internacional en Europa se vio ensombrecido con la aparición de la conciencia
de los diversos riesgos que se derivan de la investigación sobre adopción230. Los
estudios sobre el riesgo de ruptura, el riesgo de psicopatología o el riesgo de
inadaptación social y familiar de los años 90 hicieron emerger la pregunta sobre
si la adopción era la mejor medida para cualquier niño necesitado de protección
y promovieron la emergencia de una generación más demandante de familias,
más restrictiva con respecto a los per les de niños a adoptar.
La restricción de los per les de niños en función de variables de riesgo no
es capaz de contestar a la pregunta fundamental:¿Es todo niño legalmente adop-
table capaz de bene ciarse de la adopción? ¿Es la integración en una familia la
mejor media para todo niño? ¿Y para este niño en concreto?
Para considerar positivamente la adoptabilidad de un menor desde este
punto de vista psicológico, el niño o la niña tiene que saber, tiene que querer y
tiene que poder ser adoptado. La dimensión del saber se re ere a la necesidad
de estar informado sobre la adopción y preparado para asumir sus efectos y las
etapas del proceso. La dimensión del querer implica que el niño debe haber sido
consultado y debe estar debidamente motivado y en disposición de poner de su
parte en el proceso de acoplamiento a la nueva familia. Con la dimensión del
poder hacemos referencia a la capacidad del niño de bene ciarse del entorno
adoptivo.
1. LA INFORMACIÓN Y PREPARACIÓN PARA LA ADOPCIÓN
En primer lugar, el niño tiene que estar informado de lo que va a pasar y tie-
ne que haber sido preparado para la adopción. Para hacer efectivo este derecho,
reconocido en el Convenio de La Haya es importante la evaluación que se haga
de la madurez cognitiva y emocional del niño, el grado y tipo de información
que necesita, y el modo y la temporalidad de este proceso de información y
preparación. La información y la preparación del niño es un derecho, pero
230 Hඈ඄ඌൻൾඋ඀ൾඇ R. Lൺൺ඄, J. (2005), “Changing attitudes of adoptive parents in northern eu-
ropean countries”, en Pൺඅൺർංඈඌ, J. Bඋඈൽඓංඇඌ඄ඒ, D., Psychological issues in adoption: research
and practice. Westport: Praeger, pp. 27-46.

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