Introducción

AutorBlanca Gómez Bengoechea - Ana Berástegui Pedro-Viejo - Salomé Adroher Biosca
Páginas17-33
CAPÍTULO I.
INTRODUCCIÓN
1. EL DERECHO DEL NIÑO A TENER UNA FAMILIA: PRINCIPIOS
INFORMADORES DE LA ADOPTABILIDAD
1.1. ¿Por qué los niños necesitan crecer en familia?
En la mayoría de las sociedades y los momentos históricos, la familia, en sus
distintas composiciones y estructuras, se ha considerado el agente fundamental
de cuidado y socialización de los hijos y el ambiente natural y óptimo para su
protección y desarrollo. Así, la familia cumple muchas y diversas funciones
relacionadas con el desarrollo infantil: la satisfacción de necesidades básicas,
la protección del niño, su socialización y educación, su integración social, y el
apoyo en la construcción de sentimientos de pertenencia e identidad personal.
Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX se consideraba que, privado
de familia, el menor sólo necesitaba ser atendido en lo que eran sus necesida-
des elementales: salud (alimento, higiene, salud, cobijo y seguridad material)
y educación (moral, religiosa y aprendizaje de un o cio). Las necesidades
afectivas no se consideraban básicas, hasta el punto de que, en situaciones de
desprotección material (pobreza, di cultad social, abandono) o moral (hijos
de madres solteras, familias socialmente rechazadas en diversos sentidos) se
utilizaba el internamiento de menores, sin atender a otras consideraciones, con
un objetivo de control social muy claro. El cuidado alternativo se gestionaba en
macro-instituciones, separadas por sexos, creadas bajo un modelo hospitalario
para los pequeños y de instrucción para los mayores, aisladas geográfica-
mente, desconectadas socialmente y bastante baratas desde el punto de vista
económico2.
2 Oർඬඇ, J. (2003), Evolución y situación actual de los recursos de protección de menores en
España. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, 45, pp. 13-30.
GÓMEZ BENGOECHEA, B., BERÁSTEGUI PEDRO-VIEJO, A., ADROHER BIOSCA, S.
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Fueron las guerras mundiales, en especial la segunda, las que modi caron
profundamente la actitud en torno a la protección de menores en las sociedades
occidentales. Durante este periodo de la historia europea, numerosos niños
quedaron sin hogar a causa de la guerra, lo que multiplicó la creación de orfa-
natos bajo el paradigma “hospitalario”, en los que se comenzaron a observar
las desastrosas consecuencias que tenía la privación del cuidado familiar y la
institucionalización para los niños.
Uno de los estudios más in uyentes en la toma de conciencia de esta reali-
dad fue el realizado por René Spitz en 1945 sobre el “hospitalismo”, en el que
se describe el comportamiento y el desarrollo observados durante dos años en
noventa lactantes de un orfanato europeo de la posguerra. En este orfanato los
cuidados materiales “[…] eran perfectos: alimento, alojamiento, atenciones de
higiene, etc., eran iguales o mejores que en otras instituciones3 y, sin embargo,
el personal dedicado a los niños era muy escaso, por lo que la carencia de con-
tacto y afecto era prácticamente total. Spitz describe cómo los niños que vivían
en estas condiciones entraban en un estado depresivo que se seguía de un retraso
muy signi cativo de la coordinación psicomotora y un estancamiento grave
del desarrollo evolutivo. Esta situación generaba un descenso en la ingesta de
alimentos y cierta inmunodepresión que conducían a un deterioro progresivo
del estado físico, a un aumento en la prevalencia de infecciones, y a una elevada
tasa de mortalidad entre los lactantes en los dos primeros años de internamiento.
De hecho, tan sólo un 23,2% de los niños estudiados por Spitz sobrevivieron a
un orfanato impecable desde la perspectiva “hospitalaria” de entonces, el 35%
fue colocado en sus familias, familias alternativas o instituciones pequeñas, y
el 37% murió antes de tener esta oportunidad.
Otro estudio de enorme relevancia fue el encargado por la Organización
Mundial de la Salud al psicólogo John Bowlby sobre los efectos de la privación
de un entorno familiar4. Este estudio volvió a resaltar las desastrosas conse-
cuencias que esta tenía para el desarrollo del niño, no sólo a corto sino también
a largo plazo. En sus propias palabras “la privación prolongada del cuidado
3 Sඉංඍඓ, R.A. (1987), El primer año de vida del niño: génesis de las primeras relaciones
objetales. Madrid: Aguilar, (Orig., 1956), p. 110. Bඈඐඅൻඒ, J. (1951), Maternal Care and Mental
Health. New York: Organización Mundial de la Salud.
4 En todos estos estudios de los años 50 se hace referencia a la privación materna aunque,
en la actualidad, se consideran referidos a la privación de un cuidado “maternal”, “familiar” o
que cumpla las funciones de contacto y seguridad afectiva estable. De manera que “madre” hace
referencia a una función y no necesariamente a una persona en concreto o a una característica
biológica, sexual o social. Rඒ඀ൺൺඋൽ, N.P. (2009), El niño abandonado: guía para el tratamiento
de los trastornos del apego. Barcelona: Gedisa, p.50.

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