La globalización de la violencia organizada

AutorJaume Curbet
Páginas11-38

Page 11

Ver nota 1

Colosales, incontrolables, terroríficos, multinacionales, los intereses que movilizan a este "negocio" que no paga impuestos, no necesita salones de exposición, no abona tributos ni tasas fiscales, pero que corrompe a las sociedades productoras, distribuidoras y consumidoras, desde sus cimientos. No respeta estructurasjurídicas, gobiernos, ideologías, tratados, convenciones, ni estamentos sociales. Genera como una torrentera un efecto catastrófico: la corrupción del Poder Político por la vía del soborno, que lleva a la pérdida del Estado-nación. Feudaliza, divide, ocupa y segrega las Instituciones y las bases mismas de la civilización.

Kofi Annan, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas

En el año 1998, un grupo de jueces y fiscales europeos publicaron un libro singular por muchas razones y de título provocador: Un mundo sin ley. La obra -que fue dedicada a la memoria de los 26 magistrados europeos, la mayoría italianos, que fueron asesinados entre los años 1971 y 1992- resulta indispensable para entender el fenómeno del Crimen Organizado Global y, por extensión, la formación del mundo contemporáneo.

En la introducción de Un mundo sin ley, puede leerse: "Dejemos de imaginarnos el crimen como un virus que ataca a un cuerpo sano. Es únicamente la parte negativa de toda sociedad, una especie de marchamo, que evoluciona con ella. Hoy el problema es que resulta imposible distinguir la legalidad de la ilegalidad en el mundo sin ley del planeta financiero. La Corrupción, en mayúsculas, es el signo de una muda más amplia de nuestra sociedad. La economía criminal no se ha convertido por casualidad en un sector en plena expansión. Su historia se halla ligada a la de la globalización económica. Quien quiera saber porqué hoyes tan importante este tema, primero debe conocer qué cambios se han producido durante los últimos cincuenta años en la economía y en las finanzas del mundo. En los mercados financieros, todo está permitido, ya que nada puede ser prohibido".

No cabe duda que apenas empiezan a entreverse los efectos de los cambios profundos que, sobretodo en el transcurso de las tres últimas décadas, han transformado el paisaje económico, social y cultural del mundo en el que vivimos. Las inmensas oportunidades surgidas, particularmente, en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación (en adelante, TIC) no deben hacernos perder de vista que se está produciendo un cambio radical, tanto por el hecho que afecta

Page 12

a todos los niveles de la existencia humana como por la circunstancia -única en nuestra historia- que se produce a escala planetaria.

El resultado de esta mutación es la aparición de una economía globalizada, con mercados financieros que contratan durante las 24 horas del día y empresas multinacionales que dejan pequeños a muchos países, nuevas formas de derecho internacional, el cuestionamiento de las estructuras regionales y globales de gobierno y la aparición de problemas sistémicos planetarios. y todo nos indica que aún no hemos percibido adecuadamente el auténtico alcance de uno de los fenómenos más preocupantes: la extensión vertiginosa y, sobretodo, la profunda transfiguración que ha ido experimentando en todo el mundo el fenómeno del Crimen Organizado Global. Valga solamente un dato; de acuerdo con los cálculos más prudentes -aunque, por razones obvias, difíciles de verificar en un ámbito regido por la "ley del silencio"-, la cifra de negocios a escala mundial del dinero procedente de actividades ilícitas de las diferentes organizaciones criminales, es decir el producto criminal bruto, no seria inferior a los SOO.OOO millones de euros anuales, es decir más del 15 % del comercio mundial. La Conferencia de 1994 qe Naciones Unidas sobre el Crimen Organizado Global estimó que el tráfico global de drogas suponía en torno a 500.000 millones de dólares estadounidenses anuales; es decir, era mayor que el comercio global de petróleo. Los beneficios generales de toda clase de actividades ilegales se situaron en una cifra tan elevada como 750.000 millones de dólares anuales. El Centro Nacional de Información Estratégica, por su parte, elevaba esta estimación hasta el billón anual en 1993, que era casi la misma que el presupuesto federal de los Estados Unidos en aquel mismo momento.

Manuel Castells sostiene, incluso, que una de las causas más inquietantes de la crisis que afecta al viejo Estado-nación viene dada, justamente, por el impacto combinado del Crimen Global Organizado en la economía y la política. A pesar de que su incidencia en la economía, tanto por los efectos del blanqueo de dinero como por el condicionamiento -en muchos casos decisivo- de las economías nacionales, es considerable, todavía resulta mayor su decisiva capacidad de mediatización de las instituciones y la política del Estado; a mediados de los noventa, las estimaciones más prudentes calculaban entre un 60% y un SO% la infiltración mafiosa en el sistema bancario ruso (Maillard).

Debido a ello, las redes flexibles del crimen han podido aprovechar las ventajas competitivas propias de la nueva economía global; es decir, por un lado, unos entornos locales propicios -dominados tradicionalmente por las mafias (la Cosa Nostra siciliana y sus asociadas, la Camorra, N'dranghetta y Sacra Corona Unita, la mafia norteamericana, los cárteles de Colombia y de México, las redes criminales nigerianas, los yakuzas japoneses, las tríadas chinas, la constelación de mafias rusas, los traficantes de heroína turcos, las cuadrillas armadas deJamaica y una miríada de agrupaciones regionales y locales de todos los países)-y, por el otro, una prodigiosa

Page 13

capacidad de las redes globales del crimen para eludir las regulaciones nacionales y los burocratizados procedimientos de la colaboración policial internacional.

1. Mercados criminales

El núcleo de la actividad propia del Crimen Organizado Global consiste, claro está, en la explotación de negocios ilegales. Esta afirmación, que sólo en apariencia resulta obvia, más adelante se irá ubicando en su debido contexto. De momento, sin embargo, deberíamos centrarnos en el examen de la naturaleza y el alcance del ámbito de actividad estrictamente ilícita que tradicionalmente ha venido caracterizando a la criminalidad organizada; con una imprescindible atención preferente a su sector más importante: el tráfico de drogas.

El comercio de productos psicoactivos constituye un elemento esencial en la formación del mundo moderno que, como explica Courtwright, supone la manifestación externa del giro radical de un capitalismo maduro que centra su interés en el placer y la gratificación emocional en detrimento de las necesidades materiales de los consumidores. El comercio de las drogas, parafraseando al antropólogo Robert Ardrey, floreció en un mundo en el que la psique hambrienta sustituía progresivamente al estómago hambriento.

Al inicio de la Edad Moderna, la globalización del vino y otras bebidas alcohólicas, el tabaco, las plantas que contenían cafeína, los opiáceos, el cannabis, la coca y otras drogas fue un proceso deliberado y con propósitos lucrativos. Transformó el estado conciente habitual de miles de millones de personas y, en última instancia, también el medio ambiente.

La historia de las drogas es, básicamente, una historia de expansión, la cual viene impulsada especialmente por el cambio tecnológico y la empresa capitalista. En los últimos cien años, la fuente principal de novedad psicoactiva ha sido -y lo continuará siendo- la introducción de drogas sintéticas por parte de empresas farmacéuticas multinacionales. Asimismo, los impuestos sobre las drogas han sido la piedra angular del Estado moderno (también los Estados pueden convertirse en adictos a los gravámenes de las drogas) y el pilar financiero fundamental de los imperios coloniales europeos. De manera que el control estatal de las drogas siempre se ha aplicado más a la contención que a la reducción.

Como tampoco se puede perder de vista el despliegue, complementario a la expansión de la adicción a todo tipo de drogas, de una auténtica industria de tratamientos antidrogas que viene a recoger los "beneficios del problema". Así, sólo en los Estados Unidos, en el año 1992, el coste de los tratamientos por el abuso de alcohol y otras drogas rondaba ya los 7.000 millones de dólares anuales, que se añadían a unos otros 3.000 millones destinados a la prevención, formación, estudios científicos y administración de seguros. En ello consiste el engaño obsceno del

Page 14

capitalismo moderno: engañar a nuestros sentidos con una gama de productos o servicios para después vendernos otros para tratar el daño, de manera que podamos volver a consumir más productos además del que nos causó el problema inicial.

En realidad, los "beneficios del problema" son un rasgo definitorio del capita-lismo maduro, el cual ya no puede sostener el crecimiento simplemente mediante la producción masiva de artículos de consumo inocuos y de bienes duraderos. Las drogas, que irradian efectos externos, producen una ingente actividad económica. Son una especie de máquina en movimiento perpetuo, que proporciona trabajo continuado a todo el mundo, desde los campesinos hasta los abogados, pasando por los médicos, los policías y los reeducadores. "Vivimos en una sociedad -lo advertía Thomas Merton ya en el año 1948- que tiene como norma única excitar todo nervio...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR