La formación científica en la Europa del año 2000: problemas y soluciones

AutorG. Psacharapoulos
CargoUniversidad de Atenas

"Usted conoce los nombre de Harvard, Stanford y Chicago. Si conoce los nombres de la Sorbona, Heidelberg, y Bolonia, es porque es usted una persona culta."

Esto se puede leer en un reciente artículo del "International Herald Tribune", lamentándose del estado de las universidades europeas (Burenstam Linder, 1999, p. 7).

Como ha sido publicado en un periódico, no importa si es o no conocido, se puede disentir del aserto citado considerándolo sólo una opinión periodística trivial. Sin embargo, aplicando criterios objetivos, la afirmación es muy probablemente cierta. Y esto no augura nada bueno para la competitividad europea en el próximo milenio.

Recuento de los premios Nobel

¿Qué criterio objetivo más aceptado universalmente se puede encontrar que los premios Nobel? Basándose en la información proporcionada en la página de Internet de la Fundación Nobel, se eligieron dos disciplinas para representar diferentes áreas de excelencia académica. Física (de algún modo relacionada con la tecnología en general), y Economía (como benchmark de lo que está sucediendo en las ciencias sociales, más apartadas de la tecnología).

Comenzando nuestra investigación en 1938 tenemos un total de 96 laureados Nobel en Física hasta 1998. El premio en Economía se creó en 1969 y hasta la fecha ha producido 43 laureados. Para establecer la base de la investigación, el número de premios se ha dividido en los períodos de tiempo mostrados en la Tabla 1, y la ubicación de la afiliación académica del receptor (independientemente de su nacionalidad), se ha clasificado en EE.UU., la Europa de los 15 y otros países.

Las figuras 1 y 2 representan la tendencia en la localización de los premios Nobel por período de tiempo. Está claro que, por un amplio margen, Europa ha perdido su primacía en ambas disciplinas.

Las cifras muestran claramente que Europa ha perdido, por un amplio margen, su primacía en cuanto a número de premios Nobel en Física y en Economía

En el caso de la Física, EE.UU. ha superado a Europa en la generación de premios Nobel después de 1938, pero no antes. Pero el declive de Europa entre los períodos de tiempo de 1969-84 y 1985-98 es espectacular. Mientras entre 1938-1968 Europa conseguía la tercera parte de los premios Nobel de Física, su cuota ha descendido a aproximadamente el 7% en el período más reciente. De hecho, "Otros" países (es decir no EE.UU.) han superado a la Europa de los 15 hasta reducir su cuota por un factor de dos.

Ha habido un declive similar en la excelencia académica de Europa en la disciplina de Economía. Mientras en el período 1969-84 Europa conseguía un respetable 41% de los premios en Economía, su cuota caía al 24% en el período más reciente, alcanzando los EE.UU. el 76% de los premios. "Otros países" no conseguían nada en todo el período.

Razones del declive

¿Por qué hay tanta diferencia entre Europa y EE.UU. en cuanto a la evolución de la excelencia académica?

La primera razón posible que viene a la mente es que quizás EE.UU., al ser más rico en relación con Europa, puede dedicar más recursos a la educación. Pero como se ve en la Tabla 2, el porcentaje de Producto Interior Bruto dedicado a educación no difiere mucho entre Europa y EE.UU.. De hecho, Dinamarca, Finlandia y Suecia dedican a educación una proporción mayor de sus recursos nacionales que EE.UU.. Así que las razones se deben buscar en otra parte.

Las diferencias en inversones en educación no parecen ser las responsables de la tendencia. En realidad, algunos países europeos gastan realmente en educación un porcentaje mayor de su renta nacional que los EE.UU.

Como se ve en la Tabla 2, hay importantes diferencias entre EE.UU. y los países europeos respecto al modo en que se están empleando los fondos. En primer lugar, los recursos para educación provienen de dos fuentes principales: el Estado (es decir, a través de los contribuyentes), y las contribuciones privadas en forma de tasas de enseñanza o donaciones.

Mientras en Europa la proporción de contribuciones privadas es muy modesta en la mayoría de los países, y nunca excede del 28%, en los EE.UU. el dato estadístico correspondiente excede del 50%. La gran proporción de contribuciones privadas tiene importantes implicaciones para la responsabilidad, competencia y mejoras en la enseñanza y en la investigación. (Véase también Psacharopoulos, 1992).

La gran proporción de financiación privada en los EE.UU. tiene importantes implicaciones para la responsabilidad, competencia, y mejoras en formación e investigación

La última columna de la Tabla 2 contiene otro sorprendente dato estadístico. En la mayoría de los países europeos las decisiones de gestión sobre el personal docente se toman a nivel central. En los EE.UU., todas esas decisiones se toman a nivel local. Esta consideración tiene implicaciones importantes relativas a la posibilidad de premiar a los que relizan un buen trabajo y quizá excluir a aquéllos cuya enseñanza deja algo que desear.

Un índice de la situación, por ejemplo, es el caso de Grecia ( y también de algunos otros países de la UE) donde el Ministerio de Educación de la administración central tiene que aprobar la mayor parte de los nombramientos de la enseñanza universitaria. Se podría imaginar cuál habría sido la calidad de las instituciones de EE.UU. ganadoras del Nobel si alguien en Washington hubiera tenido que aprobar los nombramientos de los profesores. O, peor aún, si hubieran tenido que pagar a todos los profesores numerarios el mismo salario, independientemente de su excelencia académica y del valor de estos profesores en el mercado internacional.

En algunos países europeos el Ministerio de Educación tiene que aprobar todos los nombramientos de la enseñanza universitaria y los emolumentos son los mismos para todos los profesores numerarios

Debido a que están relacionados con el nivel tecnológico de un país, los datos estadísticos de I+D y de patentes se citan a menudo como evidencia de la buena actuación de un país en el frente científico. La Tabla 3 muestra que se gasta mucho más en I+D como porcentaje del PIB en los EE.UU. en relación con la Unión Europea (2,6% frente a 1,8%). En algunos países europeos este dato estadístico es tan bajo como 0,7% (España) o 0,6% (Portugal). La Tabla 3 también muestra que el grado de "inventiva" ( solicitudes de patentes nacionales por 10.000 habitantes) es mucho mayor en EE.UU. (4,7%) que en la Unión Europea (2,3%). El dato estadístico correspondiente a Portugal es 0,1% y a Grecia 0,4%.

¿Qué se puede hacer?

Después de demostrar que Europa ha perdido su ventaja en excelencia académica frente a EE.UU., se pueden identificar una serie de razones como posibles causas. Puede alegarse que el principal factor responsable de este declive parece ser la toma de decisiones centralizada tradicional y una ausencia de responsabilidad directa en el viejo continente que ha impregnado la educación.

No debe darse por sentado que hay soluciones rápidas o fáciles. La adquisición de excelencia académica necesita décadas, y una vez perdida necesita igualmente mucho tiempo para recuperarse. En el intermedio, el competidor no permanece pasivo.

Antes de presentar posibles soluciones, recordemos lo que Adam Smith escribió cuando se enfrentó, más o menos, a la misma situación. Cuando la enseñanza en Oxford empezó a declinar, propuso que el sistema de pago a los profesores debería cambiarse de modo que no tuvieran un salario garantizado. En cambio, las tasas de matrícula deberían recogerse a la entrada del aula. De este modo, los profesores más solicitados ganarían más, creándose así un incentivo para enseñar mejor.

La inamovilidad académica es aún la regla en las universidades europeas, mientras que en EE.UU. está desapareciendo

La situación no es muy diferente en el mundo de hoy día. La inamovilidad académica es aún la regla en las universidades europeas, mientras en EE.UU. es cada vez menos frecuente. Mientras en Europa un estudiante tiene poca elección respecto a qué universidad asistir, hay muchas más posibilidades de elección en EE.UU., lo que lleva a la competencia entre las universidades de modo que sólo sobreviven las mejores.

Bajo presiones financieras, la reforma a este respecto ya ha comenzado en Europa, por ejemplo, en Holanda, el Reino Unido y España. Pero la velocidad del cambio no es suficiente para producir resultados en un futuro inmediato. El Estado es aún la fuerza dominante en la educación superior europea, mientras que en EE.UU. lo es la familia y el estudiante.

El papel de la Comisión Europea

La Unión Europea tiene la responsabilidad formal de contribuir al desarrollo de una educación de calidad estimulando la cooperación entre los Estados Miembros, al tiempo que se respeta totalmente la responsabilidad de los Estados Miembros respecto al contenido de la enseñanza y la organización de los sistemas educativos y su diversidad cultural y lingüística. La acción de la UE debe tener como objetivo:

desarrollar la dimensión europea de la educación

estimular la movilidad de estudiantes y profesores

favorecer el desarrollo de la educación a distancia

En lo que se refiere a formación profesional, la UE es responsable de la ejecución de una política de formación profesional que apoye y complemente la acción de los Estados Miembros, respetando al mismo tiempo la responsabilidad de los Estados Miembros en lo que se refiere al contenido y la organización de la formación profesional, con el objetivo, entre otras cosas, de estimular la cooperación en formación entre empresas y centros docentes.

En un reciente Libro Blanco sobre el tema, (Comisión Europea, 1996), la cuestión se trata bajo el aspecto de estimular la adquisición de nuevos conocimientos, reuniendo al sector empresarial y al educativo, y tratando la inversión de capital en formación sobre una base igualitaria.

Todos estos son objetivos loables. Lo que se olvida es: ¿cómo van a conseguirse estos objetivos, dada la falta de poder de la Comisión sobre los sistemas educativos de los Estados Miembros? Otra consideración omitida es: ¿quién financiará estos esfuerzos?

Lo que se necesita para que la educación europea se recupere es la introducción de incentivos para la excelencia académica. Una forma en que podría hacerse, y que se presenta aquí como hipótesis para generar discusión, es establecer un fondo central de préstamo para estudiantes europeos. Una vez que los futuros estudiantes han obtenido un préstamo, pueden usarlo para matricularse en cualquier universidad, privada o pública, fuera o dentro de su país.

Un modo de introducir incentivos para la excelencia académica sería a través de un fondo central de préstamo para los estudiantes europeos. Los futuros estudiantes tendrían entonces mayor libertad para elegir su universidad dentro o fuera de la UE

Este esquema estimularía la competencia entre las universidades europeas para atraer estudiantes e ingresos. Y así, ciertamente, se elevaría la calidad de la enseñanza y de la investigación.

En realidad, Adam Smith (1776) observó en su Wealth of Nations que " los aspectos de la educación que no están en manos de las instituciones públicas se enseñan mejor" (p.721), y que "las dotaciones de escuelas y facultades han hecho disminuir...las solicitudes de los profesores," (p.717).

La calidad de la educación en Europa mejoró enormemente durante un siglo y medio desde que Adam Smith escribió estos pasajes, pero decayó de nuevo. Por esto quizá pueden reconsiderarse en este contexto los mensajes de Adam Smith.

Es verdad que será imposible aplicar reglas de mercado de la noche a la mañana (Ehenberg, 1999). Pero cualquier paso dado para abordar las necesidades mencionadas todavía puede ser un movimiento en la dirección adecuada.

Para ilustrar más este punto, la Figura 3 representa dos rutas alternativas por las que los recursos pueden canalizarse hacia las universidades:

La ruta A es similar a la europea tradicional, donde los recursos (obtenidos de los impuestos generales) fluyen directamente del gobierno central a las instituciones de educación superior.

La ruta B es similar a la típica de EE.UU., donde los recursos fluyen a la universidad desde el estudiante y/o su familia, a menudo facilitados por un préstamo.

Además de la financiación, hay una gran diferencia sustancial entre las dos rutas alternativas. La ruta A está tremendamente vacía de responsabilidad hacia una enseñanza, investigación o excelencia académica mejores. Los profesores son inamovibles y se les paga conforme a su edad más que a su rendimiento. Sus tareas son tan seguras como los ingresos por tasas. Ninguna universidad pública se ha cerrado nunca por falta de recursos, o por descenso de los estándares académicos.

En contraste, la ruta B incorpora características asociadas a la competencia y a la supervivencia de los más capacitados. Como los ingresos de la universidad dependen de las tasas pagadas por los estudiantes, la Universidad debe ser capaz de atraer una clientela, de modo similar a como lo hace cualquier empresa competitiva. Muchos profesores no tienen estabilidad en el puesto y su salario es diferente según cómo enseñen y lo que publiquen. Su puesto de trabajo y su remuneración dependen del servicio que proporcionan, así que existe un incentivo para una mejor enseñanza e investigación.

Conclusión

La introducción de nuevos incentivos para la excelencia académica es crucial para reforzar la competitividad europea. Se pueden tomar varias medidas para conseguir este objetivo.

En primer lugar, se pueden descentralizar las decisiones de gestión del personal docente, especialmente a nivel de la universidad.

En segundo lugar, la inamovilidad del profesorado podría cambiarse. Por ejemplo, podrían adoptarse políticas para favorecer la competencia entre universidades para emplear a los profesores más prestigiosos ofreciéndoles salarios similares a los que rigen internacionalmente.

La excelencia académica es una de las claves de la competitividad, pero para conseguirla las propias universidades deben hacerse competitivas

Sin embargo, para poder pagar a profesores muy cotizados, las universidades necesitan recursos financieros y estudiantes que deseen (y puedan) pagar tasas de enseñanza reales. Como consecuencia, deben mejorarse significativamente las políticas de ayuda a los estudiantes. De este modo, los estudiantes no verían limitada su capacidad de elección por la presión financiera y podrían decidir libremente a qué universidad (pública o privada) les gustaría asistir.

Con esta finalidad podría establecerse un fondo de préstamos para estudiantes. Y como Adam Smith no puede ayudar, la UE deberá colaborar creando estos fondos.

Palabras clave

educación, universidades, competitividad, comparación UE-EE.UU.

Agradecimiento

Deseo manifestar mi agradecimiento a Giorgio Di Pietro por sus comentarios y sugerencias a un borrador de este artículo.

Referencias

Burenstam Linder, S., Europe’s Universities Need to Get Competitive, International Herald Tribune, enero 15, 1999, p. 7.

Ehrenberg, R.G., Adam Smith Goes to College: An Economist Becomes an Academic Administrator, Journal of Economic Perspectives, 13 (1), invierno 1999, p. 99-116.

Comisión Europea, Teaching and Learning: Towards a Learning Society, Libro Blanco sobre Enseñanza y Formación. Bruselas, 1996.

Psacharopoulos, G., The Privatization of Education in Europe, Comparative Education Review, 36(1), Febrero 1992, p. 119-26.

Smith, Adam, The Wealth of Nations. Modern Library, 1937. (Publicado originalmente en 1776).

Contacto

George Psacharopoulos, Universidad de Atenas

Tel:30-1-8670948 Fax: 30-1-8658806, correo electrónico: gpsach@erols.com

Sobre el autor

George Psacharopoulos es Profesor visitante de Economía en la Universidad Nacional de Atenas. Previamente ha impartido clases en la London School of Economics, y ha trabajado como Asesor Superior en el Banco Mundial en Washington, DC, para temas de políticas de educación y formación. Ha publicado muchos trabajos sobre el papel de la educación en el desarrollo económico.

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,edited by D. Kyriakou, published monthly in English, French, German and Spanish.

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