Familias y bienestar social (recensión)

AutorMaría del Mar Ramos Lorente
Páginas157-160

El relevante papel de la familia como agente socializador y como una institución que conforma la estructura social es, sin lugar a dudas, una de las afirmaciones más universales desde el punto de vista sociológico. En este trabajo se analiza dicha institución desde las disciplinas en las que suelen trabajar los autores de esta obra: la Sociología, el Trabajo Social y la Ciencia Política. Con la publicación de Familias y Bienestar Social la colección Tirant lo Blanch sigue en la línea de promover trabajos relacionados con diferentes dimensiones del bienestar social.

La exposición se organiza en cinco capítulos y constituye un referente necesario para comprender las tendencias actuales sobre distintas temáticas relacionados con la familia en el ámbito de la Comunidad Europea, España y del País Vasco.

Abre el texto La protección a la familia en Europa, elaborado por la Profesora Lola Simón Alfonso que describe, entre otros aspectos, el sistema de bienestar presente desde finales del siglo XIX en su relación con la familia, destacando la relevancia de la misma en la producción de las estructuras sociales de la modernidad, la relación con las políticas demográficas o la consolidación de los subsidios familiares.

Las dimensiones en las que las políticas familiares de los diversos países de la Unión Europea convergen y divergen entre sí son otro de los temas centrales. En base a un concepto de familia que delimita una realidad compleja y abarca diversas formas familiares, se establecen una serie de rasgos comunes tales como mantener las funciones de protección y cuidado de los miembros que las componen y estar delimitadas dentro de un espacio afectivo definido por relaciones de parentesco. En esta línea es destacable el propio análisis de las denominadas nuevas formas familiares, especialmente el caso de las familias monoparentales así como el de las medidas políticas para combatir la exclusión o la pobreza en las familias.

En cuanto a la conciliación de la vida familiar y laboral subraya que la asunción por parte de la familia del cuidado de los ancianos y menores origina un conflicto derivado de la imposibilidad, por parte de las mujeres, de mantener una actividad laboral en las mismas condiciones que los varones debido a que son ellas las que, con mayor frecuencia, suelen hacerse cargo de ambos cuidados.

Las medidas más favorables de protección de la familia en el ámbito europeo son las que tienen en cuenta, por parte de la administración, la tutela de los derechos sociales así como la tradición cultural basada en el acuerdo y en la negociación. En torno a los denominados países del Norte, prevalece la negociación, se mantiene una mayor flexibilidad y la solidaridad intergeneracional es compartida entre los individuos y la sociedad. Mientras que, en los países del Sur existe mayor rigidez y la familia es la que asume la responsabilidad intergeneracional.

La autora propone que las políticas sociales deben observar el principio de universalidad de los derechos y no exclusivamente el de subsidiariedad y establecer prestaciones y recursos complementarios para las familias. De este modo, las transferencias sociales deberán ir dirigidas a completar y apoyar el papel de las familias y nunca a sustituirlo.

En el segundo de los capítulos, Masa Carrasqueño interpreta, desde el punto de vista sociológico, la estrecha interrelación que existe entre familia, Estado y capitalismo como soportes institucionales en la formación de la modernidad.

Las políticas sociales se consolidan como mecanismos de compensación de las desigualdades que acarrea el mercado, por un lado, y como instrumento de estructuración de un modelo de sociedad, por otro, debiendo afrontar también el riesgo que conlleva sobrecargar a la familia de funciones emocionales y materiales.

Las primeras políticas sociales, que aparecieron asociadas el nacimiento de la cuestión social, trataron de expandir el modelo familiar burgués hacia las familias trabajadoras. De este modo, los segmentos populares asumieron prácticas de comportamiento tanto público como privado originados en el seno de la burguesía.

El Estado de Bienestar juega un papel corrector de las carencias que generaron las

transformaciones sociales asociadas a la modernidad y, al mismo tiempo, se constituye como un pacto social y político entre el trabajo y el capital. Los instrumentos de actuación de este nuevo modelo de Estado son las políticas sociales que se convirtieron, junto con la familia, a través de su red social, en mecanismos de compensación y estructuración sociales.

Al mismo tiempo, la familia se fue instrumentalizando y convirtiéndose, además, en el refugio en el que se prestan servicios afectivos y económicos. Según este autor, el discurso neoliberal sobredimensiona la responsabilidad de la familia en estas funciones materiales y emocionales, lo que da lugar a una ausencia de políticas sociales que vayan expresamente dirigidas a la familia. Desde su posición insiste en que este discurso, al no descargar a la familia de sus funciones materiales y emocionales, desencadena desgastes personales y sociales.

Los dos siguientes capítulos: Familia y cambio social: una nueva filosofía en la atención y Familia y procesos de modernización de las profesoras M ª Rosario Ovejas Lara y Mª Montserrat Rejano Corcuera respectivamente, constituyen una reflexión teórica a través de la interdisciplinariedad, especialmente desde la Sociología de la Familia, la Política Social o la Filosofía, necesaria para la intervención con familias por parte del Trabajo Social.

En el primero de estos dos capítulos la autora insiste, una vez más, en la idoneidad de ajustar el modelo de intervención en la familia desde el Trabajo Social, que debe considerarla como un recurso en sí misma y, además, tener muy en cuenta las nuevas formas de convivencia, las redes sociales informales como recursos de asistencia y, principalmente, la nueva filosofía de atención centrada en la normalización.

El Trabajo Social no debe centrar su intervención exclusivamente en situaciones de marginación, sino que cualquier familia tendría que ser atendida en sus necesidades emergentes por la vía de las actividades de prevención y promoción. Varias son las premisas a partir de las cuales tendrá lugar dicha intervención. En primer lugar, la familia no se encuentra aislada sino que está inmersa en un momento histórico concreto que establece un marco específico de interrelación entre la propia familia, el individuo y la sociedad. En segundo lugar, es imprescindible tener en cuanta la conciliación de la vida familiar y profesional debido a la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. En tercer lugar, fruto de la influencia histórica mencionada, los valores familiares tienen sus pilares en las dimensiones afectiva, educativa y relacional.

Entre todos los factores que intervienen en la nueva configuración familiar tres son especialmente relevantes: los sociodemográficos, el cambio de valores y el nuevo concepto de familia.

Los sociodemográficos en tanto en cuanto nos encontramos en un momento histórico en el que existen dificultades de inserción laboral que desembocan en situaciones de pobreza, especialmente en el caso de jóvenes y mujeres. A ellos se añaden otros factores que contribuyen a crear una situación especialmente difícil en cuanto a la vivienda: el aumento de la edad de salida de los jóvenes del hogar familiar y el incremento de los hogares unipersonales. Y, por su puesto, la participación de la mujer en el mercado laboral. En todas las situaciones mencionadas, la familia aparece como el recurso principal a la hora de hacer frente a los avatares vitales.

En lo que respecta a los valores familiares emergentes, éstos se estructuran en torno a lo que denomina eje afectivo, dirigido hacia uno mismo, hacia la pareja y entre padres e hijos; eje educativo, porque la familia como mencionamos, continúa siendo un agente socializador básico que hace de intermediario entre la sociedad y el individuo y, el eje relacional asentado en valores democráticos.

La familia, por tanto, se caracteriza cada vez en mayor medida por dos funciones. En primer lugar la afectiva, que se traduce en la búsqueda de la felicidad y en segundo lugar la de cuidado y protección de sus miembros. En su seno se revaloriza el individuo, se experimentan las libertades y la igualdad de derechos de sus miembros, y también los lazos de solidaridad en términos de reciprocidad y apoyo mutuo, especialmente a partir de la solidaridad intergeneracional. Todo esto permite a los miembros de una familia hacer frente a situaciones vitales imprevistas y mejorar su estatus.

La descripción de cuál debe ser la forma de actuación del Trabajo Social como elemento de promoción y ayuda a la familia se desarrolla en profundidad por parte de la autora haciendo especial hincapié en el análisis del Trabajo Social con redes, ya que constituyen el primer recurso para la familia.

Insiste, una vez más, en la creación de espacios de reflexión multidisciplinares referidos a la familia que proporcionen un marco conceptual y un soporte teórico básicos para el Trabajo Social sin renunciar tampoco a la constitución de un espacio propio a través de la sistematización de la práctica profesional basada en la investigación a partir del contacto directo con las familias.

En Familia y procesos de modernización, la profesora M ª Montserrat Rejano Corcuera, plantea también la redefinición del Trabajo Social en cuanto a su intervención en el ámbito familiar. Para esto es necesario partir de los procesos de secularización, individualización y especialización en los que está inmersa la familia y en la reformulación de los roles y modos de organización internos.

La familia satisface las necesidades de sus miembros al tiempo que genera conflictos y angustias. Además de las necesidades materiales que afectan a algunas familias es necesario tener en cuenta los bienes relacionales, que permiten la autorrealización personal. La autora, refiriéndose a otras especialistas de la talla de M. Richmond y R. Conde, presenta el Trabajo Social como un modo de abordar estas cuestiones desde los puntos de

vista educacional, relacional y preventivo. Cerrando el libro, Idoia Martín Aranaga

en Las redes sociales de acceso al empleo: el papel de la familia, considera que ésta es un elemento de bienestar social. Subraya la relación que existe entre empleo y bienestar y el papel que la familia juega en el acceso al mismo a través de las redes sociales.

A partir de las aportaciones de Granovetter, especialmente la clasificación de los vínculos o lazos interpersonales en fuertes y débiles, lleva a cabo un recorrido a través de otros estudios realizados por diversos autores, siempre haciendo referencia al papel de las redes sociales en el acceso al empleo. En el caso de España, familia y redes sociales adquieren particular importancia, sobre todo en lo que se refiere al empleo de los jóvenes, individuos con escasa cualificación y varones en general.

Por último, lleva a cabo un recorrido histórico del desarrollo de la protección a la familia a través de políticas específicas en toda

Europa.

Esta es una obra en la que los autores describen la familia y su relación con el bienestar social, a partir de las más recientes y rigurosas aportaciones de especialistas que han investigado con precisión y profundidad la familia en España, científicos de la talla de J. Iglesias de Ussel, I. Alberdi o L. Flaquer.

En definitiva, un libro recomendable tanto para aquellos profesionales que trabajan a

través de políticas públicas en intervención social, para analistas de la familia y también para los interesados en conocer un elemento

imprescindible de la estructura social española.

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