La extranjería. En la doctrina de la Dirección General de los Registros y del Notariado, de J. Aznar Sánchez.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1305-1306

Page 1305

    AZNAR SÁNCHEZ, J.: La extranjería. En la doctrina de la Dirección General de los Registros y del Notariado. Editorial Montecorvo. Madrid, 1974.

Hay ciertos libros en la vida del lector de los que es difícil separarse, pues diversos vínculos le van a uno uniendo estrechamente con ellos. Uno de estos libros es el que voy a recensionar ahora. Cuando el original se presentó para ser publicado se me pidió una opinión. Luego se me pidió un prólogo, y ahora, cuando el libro está en el mercado, se me pide una recensión. Quizá las dos primeras cosas tuvieran ciertas dificultades, pues valorar un libro en su manuscrito exige ciertas «pulsaciones» en las que el instinto marca pautas y abre predicciones. Prologarle es compromiso difícil: hay que decir verdades, pero hay que respetar ilusiones. Recensio-narlo después ya es tarea más fácil. El libro se conoce, se le ha enjuiciado, se le ha acompañado en sus remadas iniciales, y la crítica de su contenido brota sin esfuerzo. Pero al lado de esta facilidad «técnica» surge la dificultad «coordinadora», pues en la recensión no puede salirse uno con ciertas matizaciones que a la hora del prólogo no se descubrieron. No, aquí pasa como en el recurso gubernativo: uno ha calificado el documento, ha puesto la nota, y en la defensa de la misma no puede emitirse un informe sobre defectos no observados...

El autor del libro, después del prólogo, se hizo amigo mío. Es Doctor en Derecho, Profesor Adjunto de Universidad y Abogado del Ilustre Colegio de Madrid. En las recepciones de Académicos de la de Jurisprudencia y Legislación le veo siempre atento escuchando lo que el Académico de turno lee en su discurso de entrada. Es inquieto y dominado por ese problema que el Derecho internacional lleva consigo. De ahí que no me extrañaría nada que cualquier día volviese sobre el tema del «extranjero» y nos ofreciese una nueva monografía.

A medida que uno va agrandando el campo de sus conocimientos personales resulta seriamente difícil hacer crítica jurídico-literaria, pues una gran parte de los publicistas comparten parcelas de tiempo de nuestra vida. Al referirme a la dificultad estoy observando al lector y no al recensionista. El lector avisado debe pensar en parcialidades, pero el recensionista asegura que la dificultad está en saber salvar esas mediatizaciones y ofrecer al lector la objetividad que toda recensión exige.

Dije que el contenido de la obra era una recopilación de resoluciones de la Dirección...

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