Explotación familiar y agricultores jóvenes: Estudio de la Ley de 24-XII-81.
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Explotación familiar y agricultores jóvenes: estudio de la ley de 24 de diciembre de 1981
El B. O. E. del 11-1-82 publica el Estatuto de la Explotación Familiar Agraria y de los Agricultores Jóvenes; el hecho, prácticamente ha pasado inadvertido; como pasó desapercibido el breve debate parlamentario habido durante la sesión del Congreso del 9 de junio; en aquellos días la atención de la prensa y de la llamada clase política se centraba en la cuestión del divorcio.
Sin embargo, esta despreocupación social no es congruente con la atención que los temas de la agricultura, del medio ambiente, de la ordenación rural, despiertan hoy en el mundo. La crisis de la energía, laPage 415 conciencia de que los recursos básicos de la Naturaleza son limitados han alterado las bases de la Economía de tal forma que con razón se habla de la necesidad de construir un Nuevo Orden, que pretende una mejor distribución de recursos y aproximar las rentas de los países pobres, de los sectores pobres, a la de los sectores y países ricos.
Importa destacar de esta idea el hecho de que es ya asumida por las fuerzas productivas del sistema capitalista; si en los años 60 -la década de la "Nueva Frontera" de Kennedy, de los crecimientos anuales del 10 por 100-, los países ricos planteaban el tema de la ayuda a los países pobres sobre la base del paternalismo, de la limosna, hoy no es así: ese Nuevo Orden se considera esencial para la supervivencia del sistema económico de Occidente. K. K. S. Dadzie, Director General de Desarrollo y Cooperación Económica Internacional de las Naciones Unidas, dice 1 "una nueva conciencia mundial empieza a percibir que el viejo orden está teniendo efectos nocivos sobre la base productiva de la economía internacional. Los desequilibrios entre el hombre y la naturaleza causados por el uso indebido de la tecnología hacen imposible sostener el desarrollo en los términos prevalentes hasta ahora" ... "Todos los interesados deben prestar atención a las reclamaciones de la población más pobre, que es quien ha pagado el precio más alto durante el orden llamado a desaparecer y que no puede permanecer acallada por más tiempo."
La Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural, celebrada en Roma durante el mes de julio de 1979, declara en su punto 8.º "que la reforma agraria es un factor decisivo del desarrollo rural y que el mejoramiento constante de las zonas rurales, en el contexto de la promoción de la confianza nacional en los propios medios y del establecimiento del Nuevo Orden Económico Internacional, requiere un acceso más equitativo y completo a la tierra, el agua y otros recursos naturales". Y más adelante, en el párrafo IV del punto 15, "el progreso nacional basado en un crecimiento con equidad y participación exige una redistribución del poder económico y político, una mayor integración de las zonas rurales en los esfuerzos nacionales de desarrollo, con más amplias oportunidades de empleo e ingresos para la población rural, y el fomento de asociaciones de agricultores, cooperativas y otras formas de organizaciones democráticas, voluntarias y autónomas de productores primarios y trabajadores rurales".
La Conferencia Internacional sobre Población y Futuro Urbano, reunida en septiembre de 1980, pone el acento también en la necesidad de un desarrollo equilibrado, en la eliminación de desigualdades marcadas entre las áreas urbanas y rurales.Page 416
Además de esta preocupación mundial por los grandes temas de la agricultura, en el ámbito concreto que aquí nos ocupa, el de la explotación familiar, podemos decir que existe la misma atención. La FAO lleva a cabo actualmente un programa de difusión de esta clase de propiedad.
Algunas directrices de la Comunidad Económica Europea, como la 159/72, se ocupan de ella.
En los países comunistas del Este, y tal vez el caso de Polonia sea el más representativo, aparecen y se consolidan formas de propiedad familiar.
En el mundo occidental la pequeña explotación es un reducto en el que no ha penetrado el gran capital. Tomo esta cita de David Barkin 2, "esto no implica que la pequeña familia agricultura haya dejado de ser la forma más común de organización en los Estados Unidos, en Europa Occidental y también en el resto del mundo capitalista. La participación en gran escala de la agricultura corporativa es todavía relativamente limitada. Curiosamente, aún en los Estados Unidos, las corporaciones han encontrado ventajoso limitar su participación en el cultivo directo del suelo. La explicación de esto es particularmente interesante: primero, la agricultura es una actividad que consume mucho capital; es decir, generalmente requiere mucho más capital para cultivar o producir una cantidad dada de productos agrícolas que el proceso de beneficiarlos o distribuirlos en cantidades idénticas. De este modo, la mayoría de las firmas alimenticias preferirán invertir su capital en otra parte. Segundo, la mayoría de los productos agrícolas son producidos bajo condiciones muy competitivas, con pequeños márgenes de utilidad. Las grandes corporaciones generalmente colocan su capital donde pueden ganar la tasa más alta de retorno de sus inversiones".
Frederick H. Buttel dice 3: "lo que esta ponencia sostiene es que a los pequeños agricultores no sólo se les debe 'ayudar', sino que se necesitan mecanismos institucionales que fomenten un sistema agrario de pequeñas explotaciones (y, por deducción, que no favorezca las grandes explotaciones) ... la tendencia hacia una agricultura de gran escala ha tenido importantes consecuencias adversas sobre el medio ambiente. Aún más, comienzan a existir pruebas de que un sistema de pequeñas explotaciones reduciría el consumo de energía en la agricultura y que facilitaría la utilización de métodos de producción que tienen en cuenta la conservación del medio ambiente. También existen pruebas de que las pequeñas explotaciones son tanto o más productivas que las grandes,Page 417 refutando el argumento de que la gran explotación es en sí más eficaz que la pequeña". ... "Quizá -sigue diciendo- el argumento más convincente a favor de un sistema de pequeñas explotaciones sea la repercusión del tamaño de la explotación en el bienestar rural y en su desarrollo. Sonka y Heady han llevado a cabo una investigación decisiva sobre este tema y han concluido que un sistema de pequeñas explotaciones aumentaría el número de personas empleadas (tanto en el sector agrario como en el sector rural no agrario) y que aumentaría mucho la renta generada en otros sectores, y al mismo tiempo solamente acarrearía unos pequeños aumentos en los costes de los alimentos para el consumidor."
Para Scrinshow y Taylor 4 "una reforma agraria profunda, que bien puede llamarse ingeniería social, encaja perfectamente con las innovaciones de los pequeños agricultores, tales como el cultivo múltiple. Los rendimientos por hectárea suelen ser mucho más elevados en las pequeñas haciendas que en las grandes explotaciones, pues las familias utilizan sus muchos brazos en hacer rendir a lo que hemos llamado el margen intensivo. Con instalaciones de apoyo y tecnología apropiadas, la distribución de tierras para favorecer a la agricultura de los pequeños propietarios ha desempeñado ya un gran papel, y puede desempeñar otro todavía mayor al mejorar tanto la producción agrícola como la distribución de la renta rural".
La compatibilidad de la pequeña explotación y el capital no implica, por supuesto, ningún altruismo de éste; simplemente, como señala Gómez Orbaneja, obtiene más beneficios a través del monopolio de fertilizantes, energía, maquinaria, semillas, industrias de transformación 5.
Lo que quiero destacar en esta introducción es que la pequeña explotación agraria tiene sitio en la sociedad actual, y que no vamos contracorriente los que nos reunimos aquí para estudiarla.
Sanz Jarque hace unos meses decía: "La empresa familiar es base para el desarrollo y estabilidad de la comunidad política. En España existe un gran deterioro de la empresa y la explotación familiar que urge mejorar. La solución está en potenciar las mismas por sí y mediante formas asociativas adecuadas" (5 bis).
Afirmado esto hay que decir también que una política de protección a la explotación familiar será siempre difícil, pues deberá de conciliar, de una parte el respeto a la libertad del individuo, al modo de organizar su patrimonio de la manera que estime más conveniente a sus intereses yPage 418 a los intereses, que él conocerá mejor que nadie, de su familia; y de otra, las limitaciones que la llamada "función social" de la propiedad impone a su contenido. Cuestión vital mantener un justo equilibrio. Con frecuencia el Estado, intérprete y garante del bien común, lleva más allá de lo necesario su intervención, y con ello, la institución de la propiedad puede quedar vacía de contenido.
No es momento de entrar a fondo en esta cuestión, pero diré que, como Notario durante muchos años en un zona de actuación del Iryda, las vegas del Guadiana, donde hay más de cinco mil explotaciones familiares, he podido comprobar que la gran mayoría de sus titulares no se sienten dueños de ellas, ni antes ni después del otorgamiento a su favor de la escritura pública. Y no vengamos nosotros, los juristas, a enseñarles que la propiedad subsiste pese a la condición resolutoria con que se garantiza el precio aplazado; a la indivisibilidad; a la necesidad de autorización para enajenar, etc., porque si no se sienten propietarios no son propietarios, no se anuda entre ellos y las parcelas ese vínculo especial que debe existir entre el hombre y su tierra.
Un dato confirma lo que estoy diciendo; me refiero al comportamiento electoral de estos parceleros. Es sabido que el propietario de fincas rústicas, sean estas pequeñas o grandes, rentables o no, es generalmente conservador, y vota opciones políticas conservadoras; así, como expone Díaz del Moral, todas las reformas agrarias que realizan los países europeos entre las dos guerras...
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