Políticas euromediterráneas y aceite de oliva: ¿competencia o reparto del trabajo?

AutorMatteo Bonazzi
CargoIPTS

Asunto: Casi la totalidad del aceite de oliva del mundo se produce y se consume en la región Mediterránea, correspondiendo tres cuartas partes a la UE. Sin embargo, y gracias a su imagen de alimento sano, la demanda está creciendo en todo el mundo, especialmente en los países ricos. Debido al impulso de los cambios en el comercio y la tecnología mundiales, los países mediterráneos que no pertenecen a la UE disponen de una nueva oportunidad para su crecimiento y la reducción de la pobreza y de la emigración pero pueden convertirse en competidores de los países productores de la UE.

Relevancia: El aceite de oliva puede convertirse en una actividad clave para los objetivos de cohesión basados en el mercado que se destacan en el contexto del espacio euromediterráneo de cooperación. La UE y los países mediterráneos que no pertenecen a ella pueden trabajar conjuntamente para optimizar el crecimiento del mercado mundial, fomentar la creación de empleo y proteger el medio ambiente, promoviendo la complementariedad de sus diferentes patrones de producción. El fracaso en estos aspectos podría aumentar las distancias que ya existen. La tecnología será el eje fundamental para encaminarse hacia los objetivos de reparto del trabajo y protección del medio ambiente. Es necesario estudiar la opción de diferenciación de productos y de mercados sin excluir las estrategias de movilidad y aprendizaje controlados de las fuerzas laborales en toda la región del Mediterráneo.

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El aceite de oliva, un asunto típicamente euromediterráneo

La región mediterránea ha sido hasta el momento el productor y consumidor más importante de aceite de oliva. Produce el 97% del aceite de oliva del mundo y consume el 91% de esta producción. Los países meridionales de la UE se llevan la mayor parte en el reparto de la tarta con aproximadamente tres cuartas partes de la producción y el consumo mundiales.

En el área mediterránea, el aceite de oliva genera ingresos directos para unos 7 millones de familias e indirectamente mantiene a 30-35 millones de personas en áreas desfavorecidas. El 71% del empleo en la industria se localiza en los países del Sur y el Este del Mediterráneo (SEMC) mientras que su parte en la producción mundial no supera el 20%. En los países productores de la UE existe la situación contraria, con el 27% de empleo solamente y un 46% de la producción mundial (Fig. 1).

La imagen de alimento sano del aceite de oliva está produciendo un aumento notable de la demanda mundial, particularmente en los mercados ricos. Como consecuencia, algunos SEMC (Túnez, Marruecos, Siria) están realizando inversiones importantes en el sector del aceite de oliva, pero continúan dependiendo tecnológicamente de los países productores de la UE que también están aumentando su productividad y calidad a través de las innovaciones tecnológicas. Estas innovaciones están mejorando también los perfiles de protección del medio ambiente y competitividad de sus patrones de producción y están reduciendo drásticamente el empleo.

Figura 1

(Figura Omitida)

En esta fase, es absolutamente necesario definir los objetivos. Los SEMC, impulsados por las perspectivas favorables del mercado y de la tecnología, pueden aumentar tanto la producción de aceite de oliva como su calidad. Por una parte, esto podrá abrirles nuevas oportunidades para ganar importantes cuotas de mercado, estabilizar las poblaciones rurales, reducir la pobreza y disminuir así la dinámica de emigración. Pero, por otra parte, los SEMC podrán representar una competencia para los países productores de la UE. A la luz de la nueva orientación que se ha dado a la política mediterránea de la UE (Conferencia de Barcelona, 27-28 de noviembre de 1995), la tecnología tiene la obligación de responder a las nuevas prioridades éticas, asumiendo por lo tanto el significado de "tecnología inteligente". Su uso puede llegar a ser "políticamente correcto" procurando incorporar objetivos de reparto de trabajo y de protección del medio ambiente en toda la región mediterránea sin exacerbar las diferencias existentes.

Figura 2

(Figura Omitida)

Partiendo de estos supuestos, es posible destacar para el sector del aceite de oliva dos escenarios básicos, que se indican aquí como el escenario de "tendencias" y el escenario "activo".

El escenario de tendencias (horizonte 2000) se basa en la extrapolación del modelo de evolución actual que se supone se verá afectado más radicalmente por los acuerdos del GATT que por las políticas euromediterráneas previstas. Por consiguiente, este escenario aparece dominado por la relación basada en el mercado y las presiones que tienden simplemente hacia la mayor productividad y la competencia internacional.

Figura 3

(Figura Omitida)

Por otro lado, el escenario activo (dividido en dos horizontes: 2000 y 2010) prevé la optimización radical del potencial que ofrece el sector del aceite de oliva para alcanzar los objetivos "políticamente correctos". Esto significa la promoción dirigida de la demanda mundial unida a la difusión y transferencia de tecnologías "inteligentes", especialmente en los SEMC. En conclusión, significa desplazar progresivamente el enfoque de la tecnología desde el mero crecimiento de la productividad hacia objetivos más amplios de tipo social y medioambiental.

Demanda creciente y tecnologías "inteligentes". Los escenarios de tendencias y los escenarios activos

El aceite de oliva se está presentando cada vez más en el campo de los alimentos como la opción más sana entre los aceites comestibles, ya que contribuye a disminuir la incidencia de las enfermedades cardiovasculares, del cáncer de mama y del envejecimiento celular. Por ello, su producción y consumo han crecido en todo el mundo. Así pues, la demanda de aceite de oliva está aumentando y conquistando nuevos y ricos mercados en todo el mundo (EE.UU., Japón, países del Norte de la UE, Canadá, Australia, América del Sur y el Sudeste asiático). Entre ellos, los EE.UU. (que han experimentado un aumento del 460% en la demanda en los últimos 15 años), el Japón, los países del Sudeste asiático y los del Norte de la UE presentan los mercados en expansión más rápida. Además, los estudios recientes llevados a cabo en los EE.UU. y en España han mostrado que, sorprendentemente, el comportamiento de la demanda de aceite de oliva responde de forma asimétrica a las variaciones del precio. La caída de la demanda provocada por un aumento de precio es menor que el aumento de la demanda esperado cuando se produce un descenso equivalente del precio. Esto quiere decir que los consumidores que se han habituado al sabor del aceite de oliva no lo sustituyen por otro aceite más barato cuando su precio sube y, en consecuencia, las subidas de precio no afectan de modo significativo a la demanda de aceite de oliva. Así, la educación del consumidor parece ser un factor más importante que el precio (Fig. 2).

Aunque comience desde este punto de partida prometedor, el "escenario de tendencias" (horizonte 2000) pronostica la infraexplotación global del creciente mercado mundial del aceite de oliva, debido en particular a la ausencia de un cártel mediterráneo concertado para este producto, a la disparidad de nivel tecnológico y económico entre las dos orillas de los países de la UE y los SEMC y al peligro de las mezclas de aceite vegetal y aceite de oliva. Aunque se espera que el suministro y la demanda de aceite de oliva aumenten ligeramente, no se espera una sobreproducción. Los patrones de producción impuestos por la fructificación fisiológica bianual alternada del olivo y las fluctuaciones macroclimáticas mediterráneas (periodicidad de 10-12 años) garantizan la ausencia de excedentes de producción en los próximos 5 años (Fig. 3 y 4)

Figura 4

(Figura Omitida)

En el "escenario activo" (horizontes establecidos en los años 2000 y 2010) la demanda mundial de aceite de oliva aumenta aún más a través de campañas de promoción en los mercados crecientes de los países ricos. Bajo el impulso del creciente interés por los problemas de salud, este escenario aparece dominado por un aumento de la demanda ligeramente más rápido que la producción, abriendo oportunidades favorables al crecimiento en los SEMC (Fig. 3 y 5). Estos países pueden beneficiarse del clima de cooperación euromediterránea a través de transferencias tecnológicas y financieras. De hecho, en el aspecto de la producción, el sector del aceite de oliva, impulsado por las fuerzas de mercado indicadas, está experimentando un cambio tecnológico muy importante, concentrado principalmente en los países de la UE. Esto puede facilitar una mejora significativa de los perfiles medioambientales y de calidad de la cadena de producción del aceite de oliva durante los próximos 10-15 años, con repercusiones importantes para la creación de puestos de trabajo y para la protección del medio ambiente.

Finalmente, el "escenario activo" destaca la disponibilidad de un paquete integrado de transferencia de tecnología "inteligente" para los próximos 10-15 años, dedicado a conservar el agroecosistema del olivo así como el empleo de un gran número de trabajadores, principalmente en los SEMC (Fig. 6).

En el aspecto agrícola, la técnica combinada de recolección manual-mecánica puede mejorar eficazmente la relación coste-calidad del aceite de oliva sin destruir puestos de trabajo. Las cubiertas vegetales, la gestión integrada de plagas y el riego por goteo con contenido salino y poca agua disminuyen drásticamente las pérdidas de productos químicos (55%), suelo (99%), agua (65%) y biodiversidad (70%).

En el aspecto de la extracción, la tecnología de centrifugación ecológica unida a la diferenciación en el aprovechamiento de subproductos hace posible reducir aún más las necesidades de agua y la emisión de contaminantes y mejora asimismo la calidad del aceite de oliva, generando así un 15% más de ingresos.

El impacto sobre el empleo es positivo, especialmente para los trabajos más especializados. Sin embargo se deberá hacer frente a una mayor inversión (25-30%) en aprendizaje y equipos, para cuya amortización global se estima que será necesario un periodo de 10-15 años.

Figura 5

(Figura Omitida)

Escenarios "activos" de mercado para el futuro: países productores y países de mercado

Horizonte a corto plazo (año 2000)

Las perspectivas tecnológicas y de mercado hacen que el aceite de oliva sea especialmente atractivo para los países mediterráneos. Algunos de los SEMC están adoptando estrategias de producción dirigidas hacia objetivos de "exportación" o de "consumo interior". Túnez y Siria se orientan hacia la primera de estas tendencias, mientras que Marruecos se orienta hacia la segunda, sobre todo para hacer frente a su importante déficit en el sector de las grasas y aceites. Juntos se convertirán en productores más importantes, totalizando el 22% de la producción mundial y el 9% del consumo. Los países productores de la UE mantendrán sus cuotas actuales (puesto que no está previsto que el crecimiento de las cuotas de Marruecos, Siria y Túnez se realice a expensas de las cuotas de los países europeos) y empujarán hacia las estrategias de mercado (incluida la "importación temporal")

Horizonte a medio plazo (2005-2015)

La estrella emergente en el panorama del aceite de oliva en el Mediterráneo Sur será Túnez, mientras que Marruecos puede ocupar el segundo lugar superando a Turquía. Sus recientes acuerdos de asociación con la UE destacan el papel de la agricultura marroquí como moneda de cambio para la pesca española y la apertura de nuevos espacios para dar salida a los excedentes de la industria europea. Una importante modernización tecnológica hará posible aumentar en un 50% la producción marroquí de aceite de oliva con el fin de conseguir un crecimiento del doble o el triple de la demanda.

Siria experimentará también un crecimiento de la producción y el consumo de aceite de oliva, convirtiéndose en un país productor muy importante del Oriente Medio.

Horizonte a largo plazo (2020-2025)

Marruecos podrá también promover a largo plazo una reestructuración radical del sector del aceite de oliva, con el objetivo de cuadruplicar la producción de aceitunas, duplicar el volumen total de las exportaciones y aumentar hasta 6 veces tanto la producción como el consumo de aceite de oliva.

El reto consiste en reducir el enorme déficit en el sector de las grasas y aceites (el 70% proviene de las importaciones), contener la despoblación y la emigración rurales así como conservar el medio ambiente y la integridad de sus patrones culturales.

Figura 6 : Reparto de ganancias del escenario tecnológico "activo" frente al escenario de "tendencias".

(Figura Omitida)

Entre la competencia y la cooperación: ¿cuáles serán las políticas europeas?

El aceite de oliva europeo ha recibido hasta ahora a través de la CAP (Política Agraria Comunitaria) subvenciones muy importantes para la producción, el consumo y el nivel comercial. Sin embargo, los acuerdos del GATT subrayan que el mercado del aceite de oliva debe estar menos protegido y más globalizado y la UE deberá recortar una parte significativa de su exportación global subvencionada. Desde este punto de vista es de esperar que aumente la competencia internacional. También los países no pertenecientes a la cuenca mediterránea están realizando inversiones importantes en el sector (por ejemplo Argentina y Australia, que están incrementando su patrimonio de olivos con una tasa anual de un millón de árboles).

La nueva filosofía subyacente en la política Mediterránea de la UE se resume en la Declaración de Barcelona (27-28 de Noviembre de 1995), posterior a la Declaración de Túnez y a la Conferencia del Consejo de la UE de Cannes (26-27 de Junio de 1995). Su reto es definir un marco multilateral dedicado a crear un "espacio común de prosperidad compartida", que es el requisito previo para un diálogo político, socioeconómico, medioambiental y cultural más amplio que promueva el crecimiento sostenible y la estabilidad en la región mediterránea. La dinámica del desarrollo se reestructurará a una escala euromediterránea más amplia, desplazándose progresivamente desde la marginación de los SEMC hacia el desarrollo conjunto de todos los países mediterráneos. La constitución de un Area Euromediterránea de Libre Comercio puede ser el punto de partida y el instrumento básico de este proceso, estableciendo un espacio de libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales, que podría ser operativo en el año 2010, comenzando con la liberalización del comercio de productos industriales y extendiéndose gradualmente a la producción agrícola. Se pretende crear la dinámica de cohesión euromediterránea basada en el mercado que sea capaz de optimizar la complementariedad de las diferentes economías y patrones de producción y que aproveche las ventajas comparativas de los distintos países. Bajo este aspecto es evidente que el aceite de oliva puede constituir un ejemplo interesante en el que se examinen las posibles contradicciones entre las dos filosofías comerciales, ya que la lógica del mercado globalizado puede impedir la consecución de los objetivos socioeconómicos de la política euromediterránea de desarrollo conjunto de la región.

El hecho de que el escenario de "tendencias" de competencia totalmente abierta señale poca cooperación tecnológica entre la UE y los SEMC significa una carrera abierta entre los países productores para alcanzar un aumento de productividad y de competitividad y el crecimiento de las cuotas de mercado a través de la diferenciación de productos y de mercados.

En los países productores de la UE esto puede conducir a una tecnología más avanzada pero también puede provocar pérdidas de empleo. Por otra parte, los SEMC intentarán alcanzar un nivel de calidad aceptable utilizando la tecnología de la que disponen. Se crearía un medio favorable para las inversiones lucrativas de las grandes multinacionales, que pueden aprovechar fácilmente los costes laborales relativamente bajos de los SEMC y la tecnología más avanzada disponible en la UE.

En definitiva, se espera un desplazamiento de las actividades intensivas en trabajo hacia actividades intensivas en capital así como de los trabajos menos especializados hacia los más especializados. Esto puede tener un efecto negativo sobre el empleo en toda la región mediterránea y puede agravar la despoblación rural.

El escenario "activo" (o "forum") incorpora la voluntad de cooperación entre la UE y los SEMC. En este escenario el aceite de oliva se convertiría en una actividad clave para los objetivos de cohesión basados en el mercado. Esta estrategia de desarrollo conjunto debe dedicar su atención a definir los terrenos de juego de la competencia y de la complementariedad entre los diferentes patrones de producción de cada país, basándose en un modelo de "integración profunda" ("parternariat").

Para ello es necesario impulsar un proceso de decisión multilateral concertada entre la UE y los SEMC que optimice los potenciales de reparto del crecimiento y del trabajo. De lo contrario, las distancias existentes pueden agrandarse aumentando las tensiones sociales y económicas. Por consiguiente, la UE y los SEMC deben trabajar juntos si quieren compartir objetivos comunes, como maximizar los ingresos, el trabajo y la demanda mundial de sus productos y asimismo combatir la pobreza, la despoblación rural, la emigración y la presión sobre el medio ambiente.

Desde este punto de vista, la tecnología "inteligente" tiene una importancia crucial para las políticas euromediterráneas previstas: su papel "políticamente correcto" debe conceder prioridad a las oportunidades de reparto de trabajo y de crecimiento en toda la región mediterránea aprovechando las ventajas comparativas de cada región. Esta opción política facilitaría la integración de la opción clásica de diferenciación de productos y de mercados con las estrategias que subrayan la movilidad y el aprendizaje controlados de los trabajadores en toda la región mediterránea, es decir, la llamada emigración "horizontal" en el sector agrícola. Por consiguiente, la optimización del crecimiento y estructura del empleo en el sector del aceite de oliva podría concentrarse en la totalidad de la región Mediterránea, siendo así posible dirigir las perspectivas de mercado mundial y las opciones tecnológicas hacia objetivos sociales de justicia y equidad.

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