Ética actual

AutorUrbano Ferrer
CargoCatedrático emérito de Filosofía Moral de la Universidad de Murcia
Páginas263-265
263
ÉTICA ACTUAL
CURRENT ETHICS
ALFREDO MARCOS, CARLOS JAVIER ALONSO, UN PASEO POR LA ÉTICA
ACTUAL, DIGITAL REASONS, MADRID, 2020, 186 PP.
Cuadernos de Bioética. 2020; 31(102): 263-265
DOI: 10.30444/CB.68
Copyright Cuadernos de Bioética
Este trabajo se publica bajo una licencia de
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional
Un paseo por la ética no es un tratado de ética gene-
ral, ni siquiera un compendio de la disciplina, sino que
en este caso lleva a asomarse a vuelapluma al paisaje
ético de nuestro tiempo. Desfilan por sus páginas las co-
rrientes más significativas del momento y sus represen-
tantes, así como algunos problemas prácticos con una
innegable relevancia moral. Avalados por su dedicación
a la filosofía de la ciencia y más en particular por sus
investigaciones y divulgaciones en el campo de la Biolo-
gía, los autores aciertan a proyectar la perspectiva ética
sobre esa base y a orientar al lector en un panorama
abigarrado y confuso.
La primera parte atiende a los tres tipos de enfoque
dominantes: el deontologismo de matriz kantiana, el
utilitarismo en su versión consecuencialista y la ética de
la virtud, no para hacer una descripción detenida de
cada uno, sino derechamente para mostrar las carencias
antropológicas y ontológicas de los dos primeros y argu-
mentar la opción que toman por una ética de la virtud
a la altura de nuestro tiempo, que vaya acorde con el
despegue que esta ha experimentado a lo largo de las
últimas décadas y también con las fisuras que nos han
legado las otras dos direcciones, ligadas en el mundo
moderno a los planteamientos de la Ilustración. No se
oculta que un enfoque semejante es el que preside la
producción de Alaisdair Mac Intyre desde la aparición
de su obra Tras la virtud en 1981.
Comparto con los autores que las éticas deontológica
y consecuencialista, pese a ser divergentes en sus tesis,
acaban confluyendo en aquellas corrientes contempo-
ráneas a las que se identifica como principialismos. Se
entiende que sea así, porque si se dejan indeterminados
los contenidos del deber y se está falto de recursos onto-
lógicos y antropológicos en los que fundarlos, no queda
más que el criterio empírico del mayor bienestar para el
mayor número.
La ética de la virtud no se adscribe aquí en exclusiva
a una determinada filiación, sino que se la contempla
transversalmente y dando respuesta a dificultades pro-
venientes de los otros planteamientos. “La ética de la
virtud no acepta la reducción de la moral a una serie
de principios abstractos, sino que la entiende como una
forma de vida que brota de un determinado agente
y de una cierta comunidad” (p. 88). Partiendo de su
fundamentación y elaboración clásica por Aristóteles y
los complementos decisivos aportados después por los
autores cristianos, experimentó una devaluación en el
mundo moderno, al sustituir el modelo de la verdad
objetiva por el paradigma de la certeza subjetiva. Lo
cual llevaría a Kant a separar los órdenes del cono-
cimiento teórico y de la razón práctica, con la consi-
guiente marginación de la prudencia, que intervenía
en Aristóteles como línea de sutura entre verdad teóri-
ca y verdad práctica.
Se puede decir que en nuestros días se ha desembo-
cado en una ética de la virtud desde diversas líneas de
pensamiento procedentes de 1) la tradición analítica
del lenguaje como en Peter Geach, Elisabeth Anscom-

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