Editorial: Pelea de gallos

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El pasado día 24 de enero dos noticias acaparaban las portadas de los periódicos españoles: la prueba gráfica de que en el planeta rojo existe agua –aunque congelada– y la sorprendente sentencia dictada por el Pleno de la Sala Primera del Tribunal Supremo (T.S.) –que a más de uno dejó helado–, condenando a once magistrados del Tribunal Constitucional (T.C.) –entre los que se incluyen su Presidente y Eugenio Gay– a indemnizar al abogado murciano José Luis Mazón, en concepto de responsabilidad civil, con 500 euros cada uno de ellos (5.500 euros en total). Casi un año antes, en el Auto de Admisión a trámite de la demanda formulada por el letrado, el Supremo anticipaba que “los magistrados del T.C., incluido su Presidente, no son inviolables o irresponsables”.

A pesar de que en la práctica constitucional española no se han producido enfrentamientos graves entre el Tribunal Constitucional y otros órganos del Estado, similares, por ejemplo, al enfrentamiento entre Presidencia y Tribunal Supremo, en los Estados Unidos del ‘New Deal’, o la ‘Guerra de las Cortes’ en Italia, lo cierto es que las hostilidades soterradas entre ambos Tribunales existen y vienen de lejos. Hace 10 años, en 1994, la misma Sala Civil del T.S. solicitó la mediación del Rey para limar estas fricciones en relación a un caso de paternidad (el asunto se recondujo sin necesitar la intervención Real). Más tarde, las asperezas se revivificaron cuando el Tribunal Constitucional decidió ampliar la indemnización fijada por el Supremo a favor de Isabel Preysler por una intromisión ilegítima de la intimidad de ésta (la indemnización pasó de las 25.000 pesetas inicialmente acordadas por el Supremo a los 10 millones de pesetas finales).

Al respecto, hay opiniones para todos los gustos. Los hay que ven todo esto como resultado legítimo y lógico del normal desenvolvimiento de la Justicia. Otros, sin embrago, consideran que estas resoluciones cruzadas entre los Tribunales son verdaderos dardos envenenados que, al cobijo de una aparente...

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