Crisis del paradigma representativo y propuestas de impulso de la democracia directa

AutorCarlos Garrido López
CargoProfesor titular de Derecho Constitucional. Departamento de Derecho Público
Páginas141-173
© UNED. Revista de Derecho Político
N.º 112, septiembre-diciembre 2021, págs. 139-173 141
Fecha recepción: 22/11/2020
Fecha aceptación: 15/06/2021
CRISIS DEL PARADIGMA
REPRESENTATIVO Y PROPUESTAS
DE IMPULSO DE LA DEMOCRACIA
DIRECTA
CARLOS GARRIDO LÓPEZ1
1. RECESIÓN ECONÓMICA Y CRISIS DE LEGITIMIDAD DE LA
DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
En 2008, el balance que cabía hacer en España de la democracia representativa
era muy positivo. El sistema electoral había dotado de legitimidad, representatividad
y eficacia a las instituciones representativas. Había sido posible la formación de mayo-
rías estables y la alternancia en el gobierno de diversas opciones políticas. Las princi-
pales instituciones representativas, como las Cortes Generales y las asambleas legis-
lativas autonómicas, eran bien valoradas en las encuestas y estudios demoscópicos. Y
los partidos políticos, cuya mediación actualiza la representación, también superaban
el aprobado en el Barómetro sobre satisfacción institucional de noviembre 2008 ela-
borado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)2. Tres años más tarde, en
la primavera de 2011, las instituciones representativas entraron, sin embargo, en una
profunda crisis de legitimidad. La recesión económica iniciada en EEUU hizo mella
en España: el PIB decreció por encima del 3%, el déficit público se disparó, el paro
alcanzó la cifra del 21,6% y se sucedieron los recortes en políticas públicas. Graves
casos de corrupción salpicaron a las más altas instituciones, a cientos de cargos repre-
sentativos y a los principales partidos políticos. En muy poco tiempo, el desánimo,
la desconfianza y la indignación se generalizaron entre la ciudadanía.
Compartiendo estos sentimientos, días antes de las elecciones autonómicas y
locales de mayo de 2011, diversos colectivos articularon un singular movimiento de
protesta denominado 15 M en alusión al día en que se iniciaron las movilizaciones.
1 Profesor titular de Derecho Constitucional. Departamento de Derecho Público. Universidad de
Zaragoza. Calle Pedro Cerbuna s/n. 50009, Zaragoza. Email: cgarrido@unizar.es ORCID ID: https://
orcid.org/0000-0003-4741-7412
2 CIS (2008), Barómetro de noviembre (disponible en: http://datos.cis.es/pdf/Es2778mar_A.pdf).
CARLOS GARRIDO LÓPEZ
© UNED. Revista de Derecho Político
N.º 112, septiembre-diciembre 2021, págs. 139-173
142
Inspirado en el ensayo Indignez-vous! de Stéphane Hessel, que en Francia había supues-
to un aldabonazo contra la clase política «y los poderes financieros que lo acaparan
todo»3, el movimiento logró sumar a las protestas, que se prolongaron con acampadas
en lugares públicos, a miles de jóvenes, estudiantes y parados. Durante varios días,
los congregados en la Puerta del Sol y en otras plazas de España corearon: «Que no,
que no nos representan», «lo llaman democracia y no lo es» y «¡democracia real ya!».
Estas proclamas sacudieron a los partidos políticos tradicionales, atrajeron la atención
de los medios de comunicación y constituyeron para muchos ciudadanos una llamada
a la reflexión, un revulsivo político, porque el 15 M y las plataformas que le dieron
continuidad no fueron sólo un movimiento de protesta, sino también de propuesta,
que contribuyó a revitalizar el debate político sobre problemas latentes de nuestro
sistema constitucional4.
En su manifiesto, acusaron a los representantes de no escuchar. La función de los
representantes —denunciaban— debía ser llevar a las instituciones la voz de los
representados, haciendo efectivo, con ello, su derecho a la participación política. En
lugar de eso, los representantes atendían tan sólo los dictados de las élites y los gran-
des poderes económicos y utilizaban la representación obtenida tras las elecciones
como un cheque en blanco. Por ello, el movimiento 15 M y la plataforma «Democra-
cia real» reclamaron la articulación de una democracia efectiva, lo que a su juicio
exigía «referéndums vinculantes para las cuestiones de calado que modifican las
condiciones de vida», «modificación de la Leyelectoral para garantizar un sistema
auténticamente representativo y proporcional que no discrimine ninguna voluntad
ciudadana» y «democracia interna en los partidos políticos»5.
Los manifestantes no pasaron de ser una minoría, pero su diagnóstico sobre el
funcionamiento de la democracia representativa halló eco en la sociedad española
porque, según varias encuestas y el barómetro del CIS realizado en junio de 2011, el
78% de los ciudadanos consultados compartían las razones de los indignados6. Y dos
años después, como subrayó un nuevo sondeo, el 63% de los españoles encuestados
seguían compartiendo los argumentos expuestos por aquel movimiento7. Los ciuda-
danos, en suma, también percibían la tensión entre democracia y representación y
consideraban que la elección no avala cualquier comportamiento y que la voluntad
expresada en las urnas y la voluntad representada no coincidían, lo que evidenciaba
3 HESSEL, S. (2011). Indignez-vous!, Montpellier, Indigène Editions, p.3.
4 PRESNO LINERA, M. A. (2013). El 15 M y la promesa de la política, Agenda Pública, pp.60-70
(disponible en: https://www.academia.edu/6733756/El_15M_y_la_promesa_de_la_pol%C3%ADtica)
y GUILLÉN LÓPEZ, E. (2014). «Las enseñanzas del 15-M (el léxico constitucional frente a la crisis de
legitimidad)», en GUTIÉRREZ GUTIÉRREZ, I. (coord.). La democracia indignada: tensiones entre volun-
tad popular y representación política, Granada, Comares, pp.8-27.
5 «Propuestas de ¡Democracia real ya!» en http://www.democraciarealya.es/documento-trasversal/.
6 CIS (2011). Barómetro de junio (disponible en http://datos.cis.es/pdf/Es2905mar_A.pdf).
7 CIS (2013), Barómetro de abril (http://datos.cis.es/pdf/Es2984mar_A.pdf) y 5º Barómetro de con-
fianza institucional, realizado por Metroscopia para el diario El País entre el 15 de junio y el 12 de julio
de 2013 (https://elpais.com/politica/2013/08/24/actualidad/1377367465_986163.html).
CRISIS DEL PARADIGMA REPRESENTATIVO Y PROPUESTAS DE IMPULSO…
© UNED. Revista de Derecho Político
N.º 112, septiembre-diciembre 2021, págs. 139-173 143
la distancia creciente entre el ideal y el logro de la representación política8. Una dis-
tancia que, bajo el impulso de otros movimientos de protesta, de nuevos partidos y
de líderes outsiders, también había sido advertida por los ciudadanos de otros países
europeos, al punto de sumir al paradigma representativo y los sistemas tradicionales
de partidos en una seria crisis de legitimidad.
2. LAS CAUSAS DE LA CRISIS DEL PARADIGMA
REPRESENTATIVO
A esta grave crisis del paradigma representativo se llegó por el efecto combinado
de varios factores. Algunos de ellos eran coyunturales, propios del momento histórico
tensionado por la globalización y la recesión económica. Otros, en cambio, son facto-
res estructurales, comunes a la mayoría de las democracias representativas, y tienen
que ver con la configuración jurídico-constitucional de las diversas formas de parti-
cipación política, con el predominio participativo conferido a los representantes y con
el escaso o nulo papel reconocido a la participación directa y semidirecta de los
ciudadanos.
2.1. Ruptura del pacto social y democracia indignada
La primera causa de la crisis de la representación se hallaba en la incapacidad de
los poderes públicos para detener, en el marco de la crisis, el menoscabo del bienestar
material de los ciudadanos. Es sabido que legitimidad de las formas de gobierno no
depende sólo de su origen, sino también de su eficacia para generar prosperidad, de
sus resultados9. Y, desde este punto de vista, la democracia representativa había que-
dado inerme frente a la globalización económica y los nuevos factores reales de poder,
que demandaban insistentemente el recorte de las conquistas sociales y el deterioro
progresivo de las condiciones de trabajo. La recesión económica y la incapacidad del
Estado para detener los procesos de desigualdad y empobrecimiento colectivo sacu-
dieron los pilares de nuestra convivencia. La economía, carente de control, dominó la
política e impuso la adopción de decisiones contrarias a los programas de gobierno y
sin apoderamiento popular alguno. Y en este contexto de impotencia y de renuncia
al ejercicio del poder político, el contrato tácito entre representantes y representados
resultó cuestionado10.
8 Sobre la distancia entre el ideal y el logro de la representación, véase en el ámbito teórico PIT-
KIN, H. F. (1985). El concepto de representación, Madrid, CEC, p.267-269.
9 BOBBIO, N. (1964). «Sul principio di legittimità», Annali della Facolta Giuridica, Genova,
p.51-61.
10 BIGLINO CAMPOS, P.(2017). «Crisis de la representación, legitimidad de ejercicio y formas
de responsabilidad», Revista de Derecho Político, 100, pp.485-489, y GUILLÉN LÓPEZ, E. (2012). «El

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR