La teoría lingüística del conocimiento y preliminares a una crítica del método dialéctico

AutorWerner Goldschmidt
CargoDoctor en Derecho
Páginas721-736

La teoría lingüística del conocimiento y preliminares a una crítica del método dialéctico1

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Introducción

La necesidad más urgente de las ciencias actuales es acaso la investigación de la palabra 2. Hay que considerarla bajo el aspecto gnoseológico tanto como bajo el aspecto ontológico. La importancia de esta investigación se revelará en seguida cuando se piensa en cualquier ejemplo sencillo : Hablando de la edad de Juan y de Luis,Page 722 nadie duda que no quiero saber la edad de las palabras «Juan» y «Luis», sino la edad de las personas, a las que las palabras representan. Sin embargo, se ha de tener presente que la situación se da en dos conjuntos de formaciones, que entre sí constan de dos formaciones, indicando la una la otra. Y se debe tener presente, además, que mi pregunta se refiere a los segundos eslabones de estas dos cadenas de indicaciones.

Juan (la palabra) Luis (la palabra)

Juan (la persona) Luis (la persona)

Porque una imprecisión, que no hace daño en una situación sencilla, puede adquirir máxima importancia en una situación complicada. Vamos a hablar, por ejemplo, de individuo y sociedad 3. Se ha dicho, referente a este objeto, que la relación entre eslos dos conceptos es una relación dialéctica. El individuo nace dentro de una sociedad y recibe de ella su educación y formación moral e intelectual. En cambio, consta cualquier sociedad de individuos, que le dan su tono especial y sus características. Y aunque, de vez en cuando se levantaban en la filosofía voces condenando el concepto de la causalidad alterna, el método dialéctico le ha adoptado tanto como el principio de contradicción, del cual hace uso como principio científico. Pero «individuo» y «sociedad» no son sino puntos de partida de conjuntos de indicaciones, y representa una vaguedad perjudicial el hablar de estas dos palabras sin decir a cuál eslabón de los conjuntos correspondientes se refiere una. Por ejemplo, se refiere la palabra «individuo» a Luis (y a un sinnúmero de otras personas), y Luis, investigando los orígenes de su nacimiento y de su formación anímica, se refiere a sus padres, a sus profesores, a los sacerdotes, a muchos autores cuyos libros Luis ha leído, etc. La palabra «sociedad» se refiere, a su vez, entre otras cosas, a una multitud de sociedades, por ejemplo, a la sociedad española, y la palabra «sociedad española» se refiere en la segunda indicación, por ejemplo, a la «sociedad española en 1935». Supongamos ahora, por ejemplo, que Luis ha muerto en 1934; entonces es evidente que la sociedad española de 1935 no ha tenidoPage 723 ningún influjo sobre él, mientras que sí es posible y probable que Luis haya influido en la sociedad española de 1935, por ejemplo, por la educación dada a su hijo, que forma parte de dicha sociedad.

Individuo

Luis, etc.

Padres, profesores, sacerdotes, etc.

Sociedad

Etc. Sociedad española

Etc. Sociedad española en 1935

Luis, hijo, etc.

Cuando se supone que Luis aun vive en 1935, tenemos que seguir otras indicaciones, y encontraremos luego, por ejemplo, la pregunta si el acontecimiento político tal, que se realizó en junio, tenía influjo sobre las resoluciones de Luis ; de manera que siempre llegaremos a preguntas magníficamente cognoscibles y contestables sin hacer uso de conceptos tan problemáticos como el de la causalidad alterna. Bien es verdad que tal vez se nos oponga que el interés científico no enfoca personas concretas y sociedades concretas, sino los conceptos abstractos del individuo y de la sociedad. Pero tenemos que replicar que el conocimiento no sólo de las palabras, sino de todo lo que existe, consiste en el seguimiento de las indicaciones, y que si bien es verdad que hay palabras que no poseen indicaciones perseguibles (por ejemplo, la palabra «lo incognoscible»), no lo es menos que estas palabras son incognoscibles. Claro es que se plantea la cuestión de saber bajo qué condiciones una indicación es observable, o, en otras palabras, cognoscible, cuestión que trataremos en la parte sistemática. En esta sección era nuestra intención demostrar que el papel de las palabras es de importancia central. "La tarea científica actual es someter la palabra a la investigación gnoseológica y ontológica, como se somete a esta investigación plantas, animales, estrellas, números, etc. Este camino tiene que conducirnos a las ciencias culturales exactas. En la actualidad se encuentran en el mismo estado que las ciencias naturales antes de la introducción del experimento.Page 724

A) La teoría lingüística del conocimiento

Tanto la teoría del conocimiento, como la ontología, han descuidado hasta la actualidad la cognoscibilidad y el ser de la palabra. Esta dejación se explica psicológicamente por la concepción natural de que las palabras representan los medios de la ciencia. Por virtud de esta concepción, no entraban en la ciencia como su objeto. En cambio, explica esta dejación el confusionismo terrible en todos los campos científicos, el escepticismo, que era su producto, y el misticismo y alogicismo con todas sus consecuencias éticas y sociales, los cuales, a su vez, eran efectos de aquella desesperación.

I Aspecto gnoseológico

La investigación de las palabras nos ofrece un primer resultado : palabras representan formaciones sensibles. El oído o la vista, en su caso el tacto, nos proporcionan las palabras en su forma sensible. Huelga decir que con ésta no sabemos todo lo esencial que implica una palabra. Por lo tanto, hemos de añadir a nuestro primer resultado un segundo : cada palabra indica otra diversa formación. Hablando de «esta mesa» es menester, para nuestro entendimiento, por un lado, oír dicha formación sensible, y por otro lado seguir su indicación a esta mesa. Ahora bien, me encuentro con la mesa. La mesa representa también una formación sensible. Me ocupo de su investigación. Entonces compruebo que la mesa consta de cuatro patas y de una tabla y un cajón. En otras palabras: el conjunto de la mesa es mi punto de partida, y llego, siguiendo mi investigación, a la primera, segunda, tercera y cuarta pata, y, en fin, a la tabla y al cajón. Parece que los dos resultados referentes al ser y al conocimiento de las palabras pueden hacerse extensivos a otras formaciones. De hecho, llegaremos al resultado de que todo lo que encontramos en el mundo son formaciones sensibles y se conocen siguiendo su indicación. Y esta indicación es perseguible en la medida en que se refiere a otras formaciones sensibles. Así es cognoscible por completo la palabra «esta mesa», por indicar, mera y exclusivamente, la mesa. Si la misma mesa es cognoscible,Page 725 resulta otra cuestión diferente. En cambio, es incognoscible por completo la «cosa en sí» kantiana, por no referirse a ninguna formación sensible. Entre estos dos puntos extremos de cognoscibilidad completa e incognoscibilidad completa, hay una gran serie de clases intermedias, cuya investigación será la tarea de la teoría del conocimiento. Figúrese el lector que hasta la actualidad no tenemos una clasificación de las palabras según el grado de su cognoscibilidad. Vamos a dar dos ejemplos :

1) Se habla, por ejemplo, del carácter de fulano de tal. Esta palabra indica, entre otras cosas, todos los actos y sentimientos que esta persona realizaba y tenía. Además de indicar todas las exteriorizaciones del carácter de fulano de tal, indica dicha palabra el mismo carácter, es decir, esta sustancia íntima anímica, cuyas emanaciones representan los actos exteriores. Pero este núcleo del carácter no es una formación sensible, sino una formación no sensible, de manera que el «carácter de fulano de tal» sólo es cognoscible en tanto en cuanto dicha palabra hace referencia a las exteriorizaciones del carácter, mientras que, en cambio, el mismo carácter es incognoscible. El resultado de esta investigación apenas encontrará contradicción, por ser evidente.

2) Téngase presente el caso siguiente 4: En París se habían enajenado efectos al portador robados ; en virtud del art. 2.280 del Código civil francés, el adquirente no se había hecho propietario, pero había adquirido un derecho al reembolso ; los efectos pasaron a Alemania y se vendieron, al fin, a una persona en Hamburgo, donde el primer propietario interpuso demanda reivindicando los efectos al portador. El Tribunal Supremo alemán da importancia decisiva a la cuestión de saber ¿en qué momento ha nacido el derecho a, reembolso ? Si el derecho a reembolso nace en el momento de la adquisición de los efectos de buena fe en París, y es transmisible, debe ser...

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