Conclusiones

AutorSantiago Lago Peñas/Xoaquín Fernández Leiceaga/Patricio Sánchez Fernández/Xoaquín Álvarez Corbacho
Páginas91-93

Page 91

La persistencia de las diferencias regionales en PIB por habitante en una etapa en que se reducirán los aportes de fondos europeos de desarrollo regional, y proseguirá la consolidación fiscal auto-nómica y la tensión sobre las finanzas públicas, justifican la apertura de un debate sobre el FCI. Los problemas que se deben resolver son de naturaleza variada. Los recursos globales que integran el FCI son hoy escasos y volátiles. El FCI ha perdido, con el paso del tiempo, importancia como fuente de financiación de las inversiones. El acusado perfil de descenso de los últimos cinco años lo conduce hacia la irrelevancia. La asignación de recursos entre comunidades beneficiarias es claramente mejorable. Finalmente, los procedimientos de gestión previstos son, en general, correctos; pero han sido seguidos solo parcialmente: no hay concertación, ni cooperación ni análisis ex ante de la rentabilidad social de los proyectos; las comunidades usan libremente el FCI sin subordinarlo a una estrategia de desarrollo y la concentración en infraestructuras físicas parece excesiva.

Las comunidades han utilizado el FCI con una fuerte orientación hacia transporte e infraestructuras (singularmente, en materia de transporte terrestre). Igualmente, destacan las inversiones dirigidas a la protección y mejora del medio natural, y, en menor medida, las áreas de gasto centrales de las autonomías (educación, sanidad), así como alguna financiación sectorial, muy especializada por territorio.

La orientación sectorial por la que apuestan las comunidades es muy dispar, tanto como el nivel de concentración de las inversiones en áreas de gasto. La distribución del gasto es específica de cada comunidad, sin que pueda detectarse un patrón común, aunque el análisis cluster indica la estabilidad del comportamiento de las comunidades en el tiempo.

Con el transcurso del tiempo se observa una caída del peso del área de transportes e infraestructuras. Frente a ella, la partida que más se incrementa es la de educación e investigación, como consecuencia de una evidente adaptación a la Estrategia de Lisboa por parte de las autonomías en el empleo de sus fondos. De manera semejante, se incrementa notablemente el área de otras materias, reflejando una mayor variedad en cuanto al destino final de las partidas.

En ninguno de los cuatro casos analizados en mayor detalle (Andalucía, Galicia, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha) existe un proceso de planificación específico del...

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