Características del documento
| Autor | Mons. Eusebio Hernández Sola |
| Cargo del Autor | Obispo de Tarazona |
| Páginas | 466-470 |
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La estructura del documento consta de dos partes:
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Una Introducción teológica, gira en torno a estos tres ejes: consagración, comunión y misión.
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La segunda parte del Documento lleva como título "Cauces operativos" para facilitar las relaciones mutuas entre los Obispos y la Vida Consagrada de la Iglesia en España.
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Consagración
"La consagración fundamento de la comunión y de la misión eclesial". Hace referencia al sentido mismo de la consagración del bautismo como la gran consagración de la existencia cristiana. La vivencia de los consejos evangélicos contribuye a una mayor radicalidad de la consagración a Dios del bautizado.
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Así, pues, la consagración por la profesión de los consejos evangélicos tiene una peculiaridad propia respecto a la consagración bautismal y crismal, y de la cual no es una consecuencia necesaria, supone un don particular de Dios no concedido a todos, al cual corresponde un don específico del Espíritu Santo de modo que la persona consagrada pueda responder a su vocación y misión202. Las personas consagradas, en consecuencia, reciben una nueva y especial consagración que, sin ser sacramental, las compromete a abrazar -en el celibato, la pobreza y la obediencia- "la forma de vida practicada personalmente por Jesús y propuesta por El a sus discípulos"203. "La vida consagrada, con su misma presencia en la Iglesia, se pone al servicio de la consagración de la vida de cada fiel, laico o clérigo"204.
B) Comunión
"La comunión eclesial, don del Espíritu", es la parte principal del documento en el que se desarrolla la dimensión trinitaria y cristológica de todas las vocaciones. Se explica el sentido de comunión en la Iglesia y se dibujan cuáles son los rasgos de la llamada "espiritualidad de comunión", que comporta:
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Un nuevo modo de pensar, decir y obrar.
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La necesidad de formación para la comunión.
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La exigencia de promover la comunión, mediante el diálogo, la participación y la corresponsabilidad. La vida de comunión será así un signo para el mundo y una fuerza atractiva que conduce a creer en Cristo.
Ciertamente no hay medio mejor para promover el conocimiento recíproco y la comunión eclesial que un diálogo constante, animado por la caridad. Ya el documento "Vida fraterna en comunidad" decía que "la falta y pobreza de diálogo genera habitualmente un debilitamiento en la comunión eclesial a causa del desconocimiento del otro, que convierte en extraño al hermano y en anónima la relación"205.
Esta actitud dialogante debe emprenderse a todos los niveles y con todos, incluidos los laicos. Por ello es importante que se favorezca cualquier instancia de diálogo. De ahí la importancia de los consejos de consultores, presbiterales, pastorales, de economía, etc. Deberían funcionar activamente con una presencia significativa y cualificada, según la naturaleza del consejo correspondiente.
C) Misión
La tercera parte, "Misión y presencia de la vida consagrada en la Iglesia particular", nos recuerda que la Vida Consagrada es parte...
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