La anticipación como técnica jurídica contradictoria.
Autor | Jesús López Medel |
Páginas | 385-392 |
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Hay un momento en la historia del pensamiento (*), y tras la gran síntesis hegeliana, en el que parece-según Feuerbach-que ¡ya está bien de interpretar el mundo: hay que transformarlo! Es entonces cuando se consuma el fervor «metafísico» de un Comte, aun cuando lo vertiera sobre la singladura de ese tercer estadio que ya ha nacido: el positivo. La praxis y la estructura constituyen las plataformas que Marx utilizará partiendo del pensamiento hegeliano, acogotando la realidad de una sociedad burguesa en la que él mismo está inserto, y tratando de armonizar sobre el futuro de esa sociedad, o del Estado futuro. La interpretación transformadora o revolucionaria marxista se convierte en predicción, hoy diríamos futurología. Y ésta es la base de una ideología que sin pretensiones dogmáticas, lleva en sí la carga creadora, o transformadora, o revolucionaria. La praxis, pues, se convierte en teoría, cualquiera que fuesen los efectos o las verificaciones. (V. Bozal, en Dialéctica y Ciencias Sociales, en la obra Filosofía y Ciencia en el pensamiento español contemporáneo, Madrid, págs. 299-317.)
Tales indicaciones se ofrecen como pórtico al gran tema de la anticipación o predicción en el terreno de las Ciencias Sociales, en su más amplio sentido, y dentro de ellas las jurídicas. El tema es, por un lado, por la exigencia de objetividad de las ciencias sociales, para descargar los elementos ideológicos que afloran-y a veces confunden-el trata-Page 386miento estrictamente científico de los problemas. Así lo apuntaron Lassvell y Lerner (The Policy Sciences, 1951), como prevención a la consideración como ciencia política de toda auténtica ciencia social; y últimamente Thedore Caplow, en su obra La investigación sociológica, con vistas-una vez más-de evitar toda subjetividad.
Y por otro lado, y más concretamente en las Ciencias Jurídicas, para situar en una línea más neutra, «objetiva» lo «fundamental», la impronta de positividad misma de la norma, que exige además una adecuación de temporalidad actual y de concreción. A 1o sumo, para quedar como estructura formal, aunque fuese movediza. Algo así como esos rascacielos de la ciudad de Méjico, cimentados sobre bases anegadas, con inyecciones acuáticas, en unos casos, o en otros, con secamiento de marismas, para dar la sensación inerme de algo que se mueve o conmueve.
Pero se ha visto claro que ni «objetividad» ni la positividad, aplicadas al más amplio campo de la sociedad o al limitado del jurídico, pueden atenazar todos los planteamientos científicos. Primero, porque la «cosa» aun siendo «natural» lleva el diseño «creador», diríamos eternal; y el hombre como «cosa humana» es protagonista multiforme, rico, variado, con la opción y el sentido de perfección muy dentro. Y en segundo lugar, porque la sociedad de nuestro tiempo es enormemente dinámica y cambiante, y es muy difícil aprehender una realidad, intentando su verificación, cuando pasa, y se desliza. Ryan de manera especial en Metodología de las Ciencias Sociales, Madrid, 1973, alude ampliamente al tema de la predicción como «meta de la Ciencia Social», preguntándose si es posible; luego si es o no contradictoria con la explicación, con la experiencia; si es o no compatible con las programaciones a corto o largo plazo, con su riesgo a transformarse en ideología.
La obra de Tinbergen y Jenses, Perspectivas y futuro de la Educación, Madrid...
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