Ámbito académico

AutorJuan Alfredo Obarrio Moreno
Páginas83-192
Parte segunda
Ámbito académico
“Las lealtades. Son lazos invisibles que nos vinculan a los demás […], son prome-
sas que hemos murmurado y cuya repercusión ignoramos, delidades silencio-
sas, son contratos pactados las más de las veces con nosotros mismos, consignas
aceptadas sin haberlas oído, deudas que albergamos en los entresijos de nuestras
memorias.
Son las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los
valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos per-
miten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras
alas y nuestros yugos.
Son los trampolines sobre los que se despliegan nuestras fuerzas y las zanjas en las
que enterramos nuestros sueños”.
Delphine de Vigan, Las lealtades.
I. RIGOR INVESTIGADOR
“[…] nuestra manera de expresarnos es nuestra manera de ser.
La máscara es el rostro”.
Susan Sontag, Contra la interpretación y otros ensayos 81.
No cabe duda de que la investigación es uno de los dos pilares sobre los que se asienta la
vida universitaria. La otra columna, no menos importante, es la enseñanza. Sin ambos sillares
el docente se halla huérfano de conocimiento. A este respecto, Karl Jaspers reconocía que el
saber universitario solo se alcanzaba si se complementaba con una labor investigadora:
“porque […] el mejor investigador es a la vez el único docente bueno. Porque el
investigador puede ser poco hábil para la mera conducción de la materia a ense-
ñar, pero sólo él pone en contacto con el propio proceso del conocimiento […]
Sólo él mismo es ciencia viva […] Él despierta impulsos similares en los alumnos.
Él conduce a la fuente del conocimiento. Sólo el que per sonalmente investi-
ga puede enseñar a investigar en estricto sentido. El otro sólo transmite lo jo,
ordenado didácticamente. Pero la Universidad no sólo es escuela, en el sentido
convencional de instancia transmisora de saberes, sino alta Escuela” 82.
Esta línea argumental le lleva a concluir que la Universidad únicamente podrá
recuperar su verdadera naturaleza –su idea de Universitas– si en ella el conocimiento
y la investigación subsisten como un todo 83, de lo contrario, si “se convierte en un
agregado de escuelas profesionales, junto a las cuales admite, como adornos sin valor, la
llamada cultura general”, es cuando declinará de su verdadera función, de su verdadero
sentido como docente, que no es otro que “colmar a los alumnos con la idea del todo
del conocimiento”, una sabiduría que se alcanza con el conocer científico, porque solo
este señala el vasto horizonte al que se ha de asomar el hombre. Por esta razón, investi-
gar es permanecer dentro del movimiento del conocer, de un saber que al huir de “la
81 SONTAG, Susan, Contra la interpretación y otros ensayos, Barcelona, 2007, p. 32.
82 JASPERS, Karl, La idea de la universidad. AA. VV., La idea de la universidad en Alemania, Buenos Ai-
res, 1959, p. 428.
83 D’ORS, Álvaro, Papeles del oficio universitario, Madrid, 1961, p. 104: “sólo quien sabe investigar e
investiga realmente puede considerarse digno del título de profesor univer sitario”, porque “sólo el investi-
gador puede ser un buen maestro”.

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