Aumento de la Tasa de Población Activa y Fomento de la Prolongación de la Vida Activa.

AutorLourdes López Cumbre
Páginas231-265

231 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

Aumento de la Tasa de Población

Activa y Fomento de la Prolongación

de la Vida Activa. Informe de la

Comisión al Consejo, al Parlamento,

al Comité Económico y Social y al

Comité de las Regiones *

LOURDES LÓPEZ CUMBRE **

SUMARIO: INTRODUCCIÓN.'1. LA NECESIDAD DE UNA MAYOR PARTICIPACIÓN.

'2. TENDENCIAS Y FACTORES DETERMINANTES DE LA PARTICIPACIÓN EN

LA POBLACIÓN ACTIVA. 2.1. Principales tendencias por lo que respecta a la participación en

la población activa. 2.2. Factores clave que influyen en la participación en el mercado laboral.'

3. CONSIDERACIONES POLÍTICAS. 3.1. Desarrollar un planteamiento global para elevar

la participación en la población activa. 3.2. Iniciativas prioritarias.

  1. Una iniciativa conjunta

    del Gobierno y los interlocutores sociales para prolongar la vida activa de los trabajadores.

  2. Una revisión específica de los sistemas de imposición y prestaciones. c) Un planteamiento

    pluridisciplinar para eliminar las disparidades entre los sexos en cuanto a la remuneración y el

    acceso al mercado de trabajo. d) Promover la participación de las personas con obligaciones asistenciales.

  3. Revisión de las medidas destinadas a reducir los índices de abandono de los estudios.

    3.3. Medidas ulteriores.

    INTRODUCCIÓN

    Este Informe surge a instancias de la

    petición efectuada por el Consejo

    Europeo de Estocolmo para que tanto

    el Consejo como la Comisión pudieran

    informar conjuntamente a principios de 2002

    sobre la forma de incrementar la tasa de

    población activa y las posibilidades de prolongar

    la vida laboral. Se trata de una necesidad

    si se consideran los objetivos previstos en

    Estocolmo y en Lisboa y, en virtud de los cuales,

    habrían de crearse 20 millones de empleos

    suplementarios (11-12 millones de empleos

    para mujeres y 5 millones de empleos para los

    trabajadores de más edad). Para conseguirlo

    no cabe más que potenciar tanto el acceso al

    mercado laboral, para los que no pertenecen

    al mismo, como la permanencia de los que ya

    están y, por alguna razón 'generalmente, al

    cumplir la edad de jubilación' lo abandonan.

    * Bruselas, 24 enero 2002.

    ** Profesora Titular de Derecho del Trabajo y Seguridad

    Social de la UAM (en comisiÛn de servicios en la

    Universidad de Cantabria).

    La tasa de actividad en los últimos veinte

    años (desde 1980 hasta el año 2000) ha crecido

    tan sólo en un 3% (desde un 66% hasta un

    69%), tal y como pone de manifesto este Informe.

    A fin de efectuar una valoración más

    exacta, el mismo segmenta la población activa

    en tres grupos: los jóvenes (de 15 a 24

    años); la edad intermedia (de 25 a 49 años) y

    las personas de más edad (de 50 a 65 años).

    Analiza asimismo factores como la cualificación,

    los colectivos con especial dificultad, las

    disparidades regionales, la disponibilidad y el

    atractivo de los empleos ofertados, los incentivos

    financieros a la creación de empleo, aspectos

    como la educación o la formación profesional,

    la necesidad de que exista un entorno propicio

    para desarrollar la actividad laboral, el

    funcionamiento de los servicios públicos de

    empleo, la incidencia de la familia en el mercado

    laboral (cuidado de niños y ancianos),

    las dificultades de movilidad geográficas así

    como una serie de consideraciones políticas

    de interés.

    El Informe no sólo se presenta como descriptivo

    sino que realiza una serie de recomendaciones

    estableciendo cuáles serían las prioridades

    a abordar para lograr los retos que la

    UE se ha impuesto en esta materia. Y así, la

    prolongación de la vida activa pasa por establecer

    una iniciativa conjunta del Gobierno y

    de los interlocutores sociales. Condicionada, a

    su vez, por la mejora de la formación en las

    empresas, por el incremento de la calidad de

    las condiciones de trabajo o por, lo que parece

    resultar más inminente, la superación de la

    idea de que la jubilación anticipada es una

    solución aceptable para los problemas relacionados

    con la racionalización de las actividades

    y de la reestructuración o redimensionamiento

    de las plantillas. Pero no sólo esto. Hace falta

    impulsar otro tipo de medidas que no han de

    ser consideradas como complementarias sino

    tan nucleares como las anteriores. Es necesario

    revisar los impuestos y las prestaciones

    sociales, se estima imprescindible eliminar las

    disparidades entre los sexos en la remuneración

    y en el acceso al empleo, conviene promover

    la participación de las personas con obligaciones

    asistenciales (tomando como ejemplo

    básico el supuesto de las mujeres con el desarrollo

    de los servicios de guardería o una

    ampliación de la asistencia sanitaria), etc. Consideraciones

    todas ellas que se acompañan con

    una serie de interesantes anexos donde se pueden

    contrastar la evolución que cada uno de

    estos aspectos ha tenido hasta el momento y la

    precisión de lo que debería ocurrir en el futuro.

    Este Informe surge condicionado por un

    marco de referencia básico, el demográfico. La

    UE tiene que hacer frente a la convulsión

    demográfica que supone el hecho de que en el

    conjunto de la misma, la fecundidad haya descendido

    de 2,59 hijos por mujer en 1960 a 1,45

    hijos en 1999. Se ha reducido, también, la mortalidad

    que se sitúa en las cifras más bajas del

    mundo. En la actualidad, la esperanza de vida

    al nacer de las mujeres es de 81 años y la de los

    hombres de 75 años. Con un aumento significativamente

    mayor entre la población de más

    edad. Si se tiene en cuenta la distinción de grupos

    de edad que hace Eurostat (de 0 a 19 años;

    de 20 a 59 años; y de 60 o más años), entre

    1960 y 1988, la esperanza de vida de las mujeres

    a los 60 años ha pasado de 19 a 23,7 años y

    la de los hombres de 15,9 a 19,3 años. El número

    de personas de 60 o más años ha venido creciendo

    en la UE (del 18,9% en 1985 al 21,4% en

    1999) mientras que el número de jóvenes

    menores de veinte años ha disminuido del

    27,8% al 23,1%. Si se consideran las proyecciones

    de Eurostat, el envejecimiento de la población

    se intensificará sea cual sea el escenario

    que se plantee para el futuro entre un 31,2% y

    un 34,9% más en el año 2050. A todo esto ha de

    añadirse una conclusión bastante contundente

    y es que en prácticamente todos los países

    de la UE, las tasas de actividad de los mayores

    de 55 años han caído entre 1985 y 1995, salvo

    en Dinamarca y alcanzando países como Francia

    o Bélgica tan sólo una tasa de actividad

    entre el 34,8% y el 36,8% (Fernández Cordón,

    J.A., Aspectos demográficos en torno a la edad

    de jubilación, Seminario sobre «Prolongación

    de la vida laboral. Sistemas de jubilación gra-

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    232 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    duales y flexibles», Lanzarote, 4 y 5 de febrero

    de 2002).

    Pero aunque estos datos son conocidos por

    la UE desde hace tiempo ha sido necesario

    esperar a que las Cumbres de Lisboa y Niza,

    celebradas ambas en el año 2000, consideraran

    que la modernización de la protección

    social y la lucha contra la exclusión social

    debían convertirse en objetivo de interés

    común, a través de lo que se ha denominado el

    'método de coordinación abierta' a las políticas

    sociales. A través del mismo se crea el

    Comité de Protección Social europeo cuya

    misión fundamental es la de preparar las

    decisiones del Consejo de los Ministros de

    empleo y de política social. Su aplicación

    supone que los quince países de la UE adopten

    un acuerdo sobre los indicadores comunes,

    cuantitativos y cualitativos, que reflejan las

    grandes orientaciones comunes. De ser así,

    podrá conocerse, comparar y evaluar mejor

    las políticas sociales, identificando lo que se

    conoce como 'buenas prácticas' en materia de

    protección social. Por ejemplo, fijando la pensión

    mínima en función del salario medio no

    nacional sino de la UE o reduciendo las diferencias

    de nivel de vida de los jubilados en el

    ámbito de la UE o fijando el volumen global de

    trabajo que cada trabajador debe producir a lo

    largo de su vida laboral activa desde ahora

    hasta el 2010 o el 2020 o el 2030 para garantizarle

    una pensión contributiva suficiente del

    sistema. Aunque la propia Comisión considera

    que existen tres modelos de protección distintos,

    el escandinavo (fuertemente redistributivo

    y orientado hacia la universalidad de

    las prestaciones), el británico (centrado en la

    selectividad de las prestaciones y en el desarrollo

    de los sistemas de pensiones privadas)

    o el continental (situado equidistante a uno u

    otro de los anteriores y basado en la lógica

    contributiva y de seguro), la aproximación en

    dichos puntos se estima urgente si quieren

    implantarse medidas comunes de acceso al

    empleo o de prolongación de la vida activa.

    El Consejo Europeo de Estocolmo instó al

    Consejo y a la Comisión a que informasen conjuntamente

    al Consejo Europeo de primavera

    de 2002 sobre la forma de aumentar la tasa de

    población activa y fomentar la prolongación

    de la vida activa. El presente Informe responde

    a esta petición.

    Este Informe se centra en la participación

    en la población activa en el contexto de los

    cambios demográficos. No obstante, el análisis

    pormenorizado del conjunto de aspectos conexos

    y la elaboración de las respuestas políticas

    correspondientes irían más allá del ámbito de

    la presente Comunicación. Dichos aspectos se

    abordan de manera explícita en otros documentos

    incluidos en el expediente global preparado

    para el Consejo Europeo sobre asuntos

    económicos y sociales celebrado en la primavera

    de 2002 en Barcelona.

    Tal es el caso de las pensiones y de la viabilidad

    financiera de los regímenes correspondientes,

    respecto a los cuales un aumento de la

    tasa de población activa contribuiría de manera

    importante a mantener un coeficiente de

    dependencia viable. Es el caso también de los

    sistemas de sanidad, especialmente en el sentido

    de que la prolongación de la vida activa

    influye sobremanera en el estado de salud de

    la población de mayor edad y, en consecuencia,

    sobre las prioridades sociales y la viabilidad

    financiera de los sistemas sanitarios.

    El reciente deterioro de la situación macroeconómica

    podría poner en riesgo la pronta consecución

    de los objetivos de Lisboa y Estocolmo

    si aquél acaba traduciéndose en un aplazamiento

    de las reformas. Es esencial que la estrategia

    a medio y largo plazo no se vea alterada por consideraciones

    a corto plazo. Cualquier esfuerzo

    destinado a gestionar los cambios y lograr un

    desarrollo económico y social más duradero

    debe incluir medidas de aplicación inmediata

    dirigidas a aumentar la tasa de actividad.

    Además, la prolongación de la vida activa

    contribuye de manera importante a la consecución

    del objetivo global de la Comunidad

    Europea, a saber, mejorar el bienestar de la

    población, como dispone el artículo 2 del Tra-

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    233 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    tado CE. La estrategia de Lisboa, confirmada

    en Estocolmo, abarca ya este aspecto y trata

    de establecer las condiciones políticas de una

    elevación del nivel y de la calidad de vida. El

    presente Informe, junto con los restantes

    documentos presentados en el Consejo Europeo

    de Barcelona, debería especificar este

    enfoque y definir prioridades precisas.

    1. LA NECESIDAD DE UNA MAYOR

    PARTICIPACIÓN

    Los Consejos Europeos de Lisboa y Estocolmo

    fijaron objetivos ambiciosos por lo que respecta

    al aumento de las tasas de empleo de la

    Unión hasta 2010. Se trata de lograr porcentajes

    del 70 % para el conjunto de la población

    en edad de trabajar, superiores al 60 % por lo

    que respecta a las mujeres y al 50 % en cuanto

    a los trabajadores de mayor edad. Estos

    objetivos implican, en total, cerca de 20 millones

    de empleos suplementarios (11-12 millones

    de empleos para las mujeres y 5 millones

    para los trabajadores más maduros). Lograr

    los objetivos establecidos en Lisboa y Estocolmo

    exigirá que gran parte de la población

    inactiva acceda al mercado laboral.

    La consecución de estos objetivos dependerá

    de la mejora del funcionamiento de los

    mercados de capital, bienes y trabajo en un

    contexto de estabilidad macroeconómica que

    propicie un crecimiento sostenible, necesario

    para la cohesión social y la viabilidad de los

    gastos públicos, en particular en los ámbitos

    de las pensiones y la asistencia sanitaria. Los

    objetivos se refieren a la tasa de empleo, y

    aunque es obvio que existe un vínculo directo

    entre el aumento del empleo y el incremento

    de las tasas de actividad, la elevación de estas

    últimas pasa también por la reducción del

    desempleo.

    Aumentar la tasa de actividad no resultará

    fácil, en parte porque será necesario cambiar

    factores culturales y sociopsicológicos,

    por ejemplo las actitudes respecto a los trabajadores

    de mayor edad que siguen en activo, y

    también porque será necesario modificar profundamente

    los instrumentos políticos para

    conseguir que evolucionen los comportamientos

    de empresarios y trabajadores. Los

    gobiernos y los interlocutores sociales habrán

    de cooperar en la reforma del marco jurídico e

    institucional con objeto de fomentar estos

    cambios de comportamiento. Incrementar la

    tasa de actividad presupone también intensificar

    los esfuerzos de inversión en recursos

    humanos y otorgar mayor reconocimiento si

    cabe a la formación de los trabajadores, tal

    como preconizan las directrices de empleo.

    Las medidas políticas que han de establecerse

    deberán abarcar todos los grupos de edad de

    la población activa, sobre todo porque el proceso

    de envejecimiento demográfico conllevará

    una modificación de la composición de la mano

    de obra. Sin embargo, el énfasis de las medidas

    habrá de ser diferente para los diversos grupos

    a lo largo del ciclo vital. Por ello, el presente

    Informe aborda la cuestión de la participación

    en el mercado de trabajo siguiendo un enfoque

    basado en el ciclo vital -y que tiene en cuenta la

    diferente situación de hombres y mujeres- con

    el fin de determinar las tendencias subyacentes

    y, de este modo, elaborar las respuestas estratégicas

    más adecuadas para alterar tales tendencias.

    Además, se presta especial atención a

    las personas enfrentadas a dificultades específicas

    en el mercado de trabajo.

    2. TENDENCIAS Y FACTORES

    DETERMINANTES DE LA

    PARTICIPACIÓN EN LA

    POBLACIÓN ACTIVA

    En el Anexo se presenta un análisis 1 de las

    tendencias recientes y los factores determinantes

    de la participación en la población

    activa. A continuación se resumen las principales

    conclusiones.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    234 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    1 Basado, fundamentalmente, en datos de la

    Encuesta europea de poblaciÛn activa y el Panel de

    hogares de la Comunidad Europea.

    2.1. Principales tendencias por lo

    que respecta a la participación

    en la población activa

    Los patrones de participación en la población

    activa se han modificado considerablemente

    a lo largo de las tres últimas décadas.

    Desde 1970, la participación de las mujeres

    de entre 25 y 60 años ha aumentado mucho,

    mientras que la participación de los hombres,

    independientemente de su edad, ha disminuido.

    La tasa de actividad ha aumentado

    desde mediados de los años 80 desde un porcentaje

    ligeramente inferior al 66 % hasta el

    69 % en 2000, pero en este marco general

    cabe distinguir tendencias muy diferentes

    según la edad y el sexo de los individuos, además

    de diversas situaciones en los distintos

    Estados miembros y regiones.

    Jóvenes (15-24)

    La tasa de actividad de los jóvenes ha experimentado

    un aumento progresivo desde

    mediados de los años 90, reflejo tanto de la

    recuperación económica como de un cambio en

    su comportamiento: cada vez son más numerosos

    los jóvenes que se suman a la población

    activa sin abandonar necesariamente sus

    estudios. Aunque muchos de los que desarrollan

    en la actualidad una ocupación remunerada

    combinan su actividad a tiempo parcial con

    algún tipo de estudios o formación, una proporción

    considerable de ellos aún no hace este

    esfuerzo (el 8 % de los jóvenes de entre 15 y 19

    años y más del 40 % de los que tienen entre 20

    y 24 años se dedican únicamente a su actividad

    profesional). Las disparidades entre hombres

    y mujeres son relativamente reducidas en

    ambos grupos de edad (5 y 10 puntos porcentuales,

    respectivamente).

    Edad intermedia (25-49)

    Es en este grupo de edad donde se han

    modificado en mayor medida los patrones de

    participación a lo largo de los treinta últimos

    años, con una ligera disminución de la tasa de

    actividad masculina acompañada de un gran

    aumento de la tasa femenina correspondiente,

    que pasa de un porcentaje inferior al 40 %

    a un nivel superior al 70 % para el conjunto

    de las mujeres de este grupo de edad. En este

    segmento se registran las mayores tasas de

    actividad y se observan diferencias entre los

    hombres y las mujeres y en función del nivel

    de cualificación de los trabajadores. Estas circunstancias

    pueden influir en las tendencias

    posteriores de participación.

    La participación de las mujeres ha aumentado

    de manera constante durante las tres

    últimas décadas, de modo que, en la actualidad,

    sus pautas de participación en el mercado

    de trabajo son similares a las de los hombres.

    No obstante, a partir de los 25 años se

    observa una fuerte disparidad entre ambos

    sexos, que afecta incluso a las mujeres sin

    hijos. Las tasas de actividad de las mujeres

    con hijos difieren en función de la edad de

    éstos, con diferencias de 6-7 puntos porcentuales

    a nivel de la UE entre las tasas de actividad

    de las mujeres sin hijos (72 %), con hijos

    en edad escolar (65 %) y con hijos en edad preescolar

    (59 %). Estas diferencias se han reducido

    ligeramente a lo largo de los años 90. Otro

    caso particular es la situación de las mujeres

    que se ocupan solas de sus hijos, las cuales

    presentan por lo general tasas de actividad

    superiores a las de las restantes mujeres,

    excepto en los Países Bajos y el Reino Unido.

    En ambos países los servicios de guardería

    están por debajo de la media de la Unión.

    Los trabajadores más cualificados participan

    con mayor frecuencia en programas de

    formación que los trabajadores poco cualificados,

    cuya tasa de actividad disminuye con

    mayor rapidez. El 68 % de las personas más

    cualificadas trabajan en empresas que proporcionan

    formación, un porcentaje que sólo

    asciende al 34 % en el caso de los trabajadores

    poco cualificados. La participación en medidas

    de formación se aproxima al 40 % entre

    los primeros frente al 17 % de los segundos.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    235 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    Personas de mayor edad (50-65)

    Las tasas de empleo y actividad de los trabajadores

    de mayor edad han disminuido de

    manera constante a lo largo de las tres últimas

    décadas.

    Las tasas de actividad de los hombres, en

    particular la de los trabajadores manuales

    poco cualificados, comienzan a descender rápidamente

    a partir de los 50 años, cuando en

    1970 lo hacía a partir de los 60 años. Las tasas

    correspondientes a las mujeres empiezan a

    disminuir antes, hacia los 45 años, pero el ritmo

    de descenso es más reducido, y las tasas de

    actividad de las mujeres de entre 50-60 años

    son aún mayores que las registradas en 1970.

    La disminución de las tasas de actividad puede

    atribuirse, por una parte, a las medidas de

    jubilación anticipada forzosa aplicadas en el

    marco de reestructuraciones económicas y, por

    otra, a la repercusión de los programas de jubilación

    anticipada voluntaria.

    La participación en la formación disminuye

    considerablemente en el caso de los trabajadores

    mayores de 50 años, y alcanza niveles muy

    reducidos en el caso de los trabajadores poco

    cualificados. Aunque casi la mitad de los trabajadores

    de mayor edad desarrolla su actividad

    en empresas que proporcionan formación,

    menos del 15 % participa en medidas de formación,

    ya sean organizadas por los empresarios

    o individuales; sólo el 7 % de los trabajadores

    de mayor edad poco cualificados reciben

    formación, cuando ese porcentaje se eleva a

    más del 25 % en el caso de los trabajadores de

    mayor edad con cualificación elevada.

    Cualificaciones y participación

    En todos los grupos de edad, la tasa de

    actividad es mayor cuanto más elevado es el

    nivel de cualificación. Este fenómeno es más

    pronunciado en el caso de las mujeres, aunque

    incluso las mujeres altamente cualificadas

    tienen tasas de actividad inferiores a los

    hombres con niveles de cualificación similares.

    No obstante, se observan diferencias en

    los distintos Estados miembros; así, las disparidades

    entre los hombres y las mujeres

    altamente cualificados son mucho menores

    en los países escandinavos y en Portugal que

    en la mayoría de los Estados miembros meridionales.

    Personas con dificultades específicas en

    el mercado de trabajo

    A menudo se considera que determinados

    factores socioeconómicos están asociados a

    una participación en el mercado de trabajo

    considerablemente inferior.

    La participación en el mercado laboral de

    los trabajadores migrantes procedentes de

    países extracomunitarios varía significativamente

    en los distintos países. La tasa de actividad

    global de los ciudadanos extranjeros se

    aproxima al 61 %, frente al 72 % de los ciudadanos

    de la Unión Europea. Las mayores

    diferencias se registran en los extremos de la

    gama de empleo/cualificación. Las tasas de

    actividad de los ciudadanos comunitarios son

    mucho mayores en el caso de los trabajadores

    no manuales altamente cualificados, mientras

    que las correspondientes a los migrantes

    son más elevadas en el caso de los trabajadores

    manuales no cualificados. La tasa de actividad

    de las personas con discapacidad es

    netamente inferior a la de las personas sin

    minusvalías debido a las dificultades que han

    de superar para acceder al mercado laboral y

    permanecer en el mismo. Dos tercios de las

    personas con discapacidad no desempeñan

    ninguna actividad. Incluso el 50 % de las personas

    cuya discapacidad no obstaculiza la

    realización de sus actividades diarias no ejercen

    ocupación alguna.

    Disparidades regionales

    Existe una correlación positiva entre las

    tasas de actividad y de empleo regionales.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    236 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    Las regiones que disfrutan de una buena

    coyuntura económica y registran buenos

    resultados en el ámbito del empleo presentan

    también tasas de actividad superiores, en

    particular entre los jóvenes y las personas de

    mayor edad. En las regiones donde la situación

    es menos favorable, la mejora de los

    resultados en materia de empleo y el crecimiento

    económico dependerá en gran medida

    de su capacidad de aprovechar plenamente

    sus recursos potenciales de mano de obra e

    invertir en la educación y formación de sus

    recursos humanos actuales, así como de su

    aptitud para atraer nuevo capital humano.

    2.2. Factores clave que influyen en

    la participación en el mercado

    laboral 2

    La Unión Europea dispone de un potencial

    de mano de obra considerable. Casi una sexta

    parte de los 77 millones de personas actualmente

    inactivas desearían actualmente trabajar.

    Además, el 56 % de los hombres y el 49 %

    de las mujeres que no ejercen en la actualidad

    ninguna actividad profesional remunerada

    desearían desempeñar un empleo en los cinco

    próximos años, y sólo una tercera parte de

    estas personas no tienen intención de ejercer

    un empleo en el futuro.

    Las causas principales de la inactividad son

    las siguientes: responsabilidades personales o

    familiares (casi el 20 % del total de inactivos),

    enfermedad o discapacidad propias (9 %), educación

    y formación (27 %; casi 90% en el grupo

    de entre 15 y 24 años) y jubilación (16 %; cerca

    del 90% del grupo de 55-64 años).

    Se observan disparidades considerables

    entre los sexos por lo que respecta a las causas

    de la inactividad. En el caso de los hombres,

    la inactividad se debe principalmente a

    dos motivos (bien están completando su formación

    o bien ya se han jubilado), mientras

    que cerca de la mitad de las mujeres de 25-54

    años inactivas lo están debido a responsabilidades

    familiares y de asistencia doméstica.

    La enfermedad o discapacidad es la razón de

    inactividad más frecuente entre los hombres

    de 25-54 años, y el segundo motivo de incapacidad

    más frecuente en el caso de las mujeres

    de ese grupo de edad. Se han definido cuatro

    factores determinantes de la participación en

    el mercado de trabajo. Cada uno de ellos tiene

    una incidencia distinta, si bien existe una

    fuerte interacción entre los mismos.

    Disponibilidad y atractivo de los

    empleos

    Dos fuerzas condicionan la disponibilidad

    de puestos de trabajo. En un momento dado,

    la situación macroeconómica global influirá

    sobre la demanda de mano de obra en la economía.

    Por otra parte, las tendencias subyacentes

    de la estructura del empleo y el funcionamiento

    del mercado de trabajo, incluidos

    los niveles salariales, determinarán la medida

    en que los empresarios ofrecerán empleos.

    Además, pueden registrarse diferencias

    regionales en cuanto a la demanda de mano

    de obra en función de la estructura y la concentración

    de la actividad en las regiones.

    El hecho de poder optar a puestos de trabajo

    apropiados es el factor principal que anima

    a los ciudadanos a entrar en el mercado

    de trabajo o reincorporarse al mismo.

    La demanda de mano de obra genera su

    propia oferta, la cual fomenta a su vez una

    mayor demanda. Por el contrario, si perciben

    que no hay empleos disponibles, los ciudadanos

    pueden «desanimarse» y llegar incluso a

    dejar de buscar trabajo. La intensidad de su

    respuesta dependerá de la calidad de los

    empleos por lo que respecta a los siguientes

    aspectos: la remuneración y la productividad;

    las condiciones laborales, incluida la seguridad

    en el trabajo 'en especial para los traba-

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    237 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    2 An·lisis basado en datos de la Encuesta europea de

    poblaciÛn activa y el Panel de hogares de la Comunidad

    Europea.

    jadores de mayor edad'; el horario y la flexibilidad

    de la jornada laboral; la posibilidad de

    conciliar el trabajo con las responsabilidades

    familiares y la seguridad de las relaciones

    contractuales.

    La justa dosificación de los incentivos

    financieros

    La participación en el mercado laboral

    depende del equilibrio entre los ingresos del

    trabajo y las opciones existentes, así como de

    todos los costes asociados. La interacción

    entre los sistemas fiscales y de prestaciones y

    los niveles de remuneración determinará la

    magnitud del desempleo y de las trampas de

    la pobreza. El efecto real sobre la oferta de

    mano de obra depende de la reacción individual

    de los agentes económicos ante la modificación

    de los incentivos. Niveles elevados de

    prestaciones por desempleo y de otro tipo,

    combinados con períodos de percepción prolongados

    y una aplicación permisiva de las

    normas de concesión, pueden minar los

    incentivos para aceptar un empleo y aumentar

    el riesgo de una dependencia duradera de

    las prestaciones sociales. Por otra parte, el

    acceso a sistemas de seguridad social vinculados

    al empleo, en particular al seguro de

    desempleo, bien puede incitar a los individuos

    a aceptar (o a transformar empleos no

    declarados en) empleos regulares. Además, el

    seguro de desempleo, más que cualquier otro

    sistema de prestaciones sociales, conlleva

    una vinculación mucho más estrecha al mercado

    de trabajo de los beneficiarios, sobre

    todo si se toma en serio la condicionalidad del

    empleo y se fomenta la búsqueda de trabajo.

    Algunos grupos parecen más sensibles que

    otros a la modificación de los sistemas de

    imposición y prestaciones. Por ejemplo, la

    oferta de mano de obra por parte de los hombres

    de edad intermedia o de los que tienen

    perspectivas de ver aumentar sus remuneraciones

    en el futuro parece ser menos sensible

    a la evolución de los incentivos derivados de

    los sistemas de imposición y prestaciones.

    Por el contrario, los miembros de las parejas

    en las que uno de los convivientes no trabaja

    (por lo general, la mujer) y las familias monoparentales

    son por lo general los grupos más

    sensibles a los incentivos, en lo que respecta a

    la participación en el mercado de trabajo. Los

    desincentivos fiscales condicionan la decisión

    de participación de las mujeres, especialmente

    cuando se combinan con responsabilidades

    asistenciales y se tiene en cuenta la persistencia

    de las diferencias salariales entre los

    sexos, que pueden conllevar unos ingresos

    esperados inferiores.

    Educación y formación

    Las calificaciones y las competencias no

    sólo determinan la medida en que las personas

    que acceden o se reincorporan al mercado

    laboral pueden desempeñar los puestos de

    trabajo ofrecidos o crear su propia actividad

    sino -lo que es todavía más importante- la

    medida en que los que ya ocupan un empleo

    pueden conservarlo y progresar en su carrera

    profesional en un entorno tecnológico y económico

    en mutación.

    Las tasas de actividad de la mano de obra

    son considerablemente mayores en todas las

    edades cuanto más elevado es su nivel de educación.

    En 2000, las tasas de actividad comunitarias

    ascendieron al 87 % en el caso de los

    trabajadores altamente cualificados frente al

    57 % de los trabajadores con cualificación reducida.

    Las diferencias son mayores entre las

    mujeres: las mujeres con cualificaciones reducidas

    constituyen el único grupo en el que se

    registra una tasa de actividad inferior al 50 %.

    El porcentaje de jóvenes con estudios superiores

    (es decir, altamente cualificados) ha

    aumentado con el paso del tiempo. El número

    de personas consideradas poco cualificadas

    (es decir, con estudios inferiores al segundo

    ciclo de la enseñanza secundaria) parece disminuir

    pero sigue siendo elevado.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    238 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    De distintos estudios efectuados entre los

    empresarios para conocer la evolución previsible

    de las cualificaciones que se exigirán a

    la mano de obra se desprende claramente que

    el empleo de trabajadores cualificados continuará

    aumentando, mientras que disminuirá

    el de las personas no cualificadas. El mayor

    incremento se seguirá registrando en el sector

    de los servicios, muy probablemente en los

    sectores que exigen altos niveles de conocimientos

    y requieren competencias relacionadas

    con las TIC, habilidades de comunicación,

    etc.

    Un entorno propicio

    Para numerosas personas, la decisión de

    participar en el mercado de trabajo no depende

    necesariamente de los factores descritos

    anteriormente, que determinan fundamentalmente

    el atractivo de trabajar, sino de factores

    tales como la existencia y la accesibilidad

    de servicios de guardería, medios de

    transporte o servicios de asesoramiento, o de

    aspectos vinculados al entorno cultural.

    Asimismo, la existencia de servicios de

    asistencia y el acceso al transporte público

    determina la medida en que los ciudadanos

    que necesitan acudir a bibliotecas y centros

    de formación para adultos pueden acceder a

    los mismos para mejorar su posición en el

    mercado de trabajo. Muchos de estos factores

    entran dentro del ámbito de las políticas o

    normativas públicas, por lo que podrían ser

    objeto de medidas políticas. Sin embargo, son

    pocos los Estados miembros que han adoptado

    medidas en estos ámbitos.

    Servicios públicos de empleo

    Las actividades de los servicios públicos de

    empleo son un factor esencial: el suministro

    de información sobre los empleos disponibles,

    la aproximación de la oferta y la demanda y el

    estímulo de la movilidad pueden favorecer en

    gran medida la actividad del mercado de trabajo.

    Estructuras de cuidado de niños y personas

    mayores

    Sobre todo para numerosas mujeres, el

    hecho de ocuparse de las personas a cargo

    'hijos o padres' constituye un gran obstáculo

    para trabajar si no existen soluciones

    alternativas. Hasta cierto punto, las iniciativas

    adoptadas por los Estados miembros son

    desiguales y consisten generalmente en

    medidas de carácter puntual y acceso limitado,

    por lo que aún no han tenido efectos perceptibles

    en la participación de las mujeres,

    al tiempo que subrayan la necesidad de

    invertir más en las estructuras de cuidado

    de niños.

    De hecho, la provisión de servicios de apoyo

    tiene un doble efecto en la participación.

    Además de facilitar el acceso al mercado laboral

    de los usuarios de estos servicios, ellos

    mismos proporcionan un gran número de

    empleos. Desde 1995 se han creado más de

    dos millones de empleos netos en los sectores

    de la asistencia sanitaria y los servicios sociales.

    Fomento de la movilidad

    La entrada en el mercado laboral o la reincorporación

    al mismo resultan a menudo

    imposibles por la mera incapacidad de acceder

    al mercado de trabajo local. Los sistemas

    de transporte de las zonas rurales no están

    adaptados necesariamente a los patrones de

    trabajo y no siempre existen alternativas. La

    situación de los empleos y la disponibilidad y

    asequibilidad de los transportes, o el desarrollo

    de otras oportunidades empresariales,

    incluidas actividades de trabajo electrónico,

    pueden incidir significativamente en el

    aumento de la participación en el mercado de

    trabajo.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    239 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    3. CONSIDERACIONES POLÍTICAS

    La consecución de los objetivos de empleo

    establecidos en Lisboa y Estocolmo exige

    esfuerzos decididos, pero de distintos grados,

    por parte de todos los Estados miembros. En

    el análisis anterior se han determinado los

    principales retos y los factores esenciales que

    condicionan la participación en el mercado de

    trabajo. La combinación de políticas que

    deben adoptarse ha de tener en cuenta la

    interdependencia de estos factores de manera

    exhaustiva y equilibrada.

    Los avances realizados en el marco de la

    estrategia de Luxemburgo y Lisboa proporcionan

    a los Estados miembros una base para la

    aplicación de políticas que fomenten la participación

    e incrementen la capacidad de inserción

    profesional de la mano de obra. Mediante

    un planteamiento preventivo y de activación,

    esta estrategia fomenta la empleabilidad y la

    integración eficaz en el mercado de trabajo.

    Por otro lado, establece condiciones para la

    adaptación al cambio estructural, definiendo

    un equilibrio adecuado entre seguridad y flexibilidad

    en el mercado de trabajo.

    Convendría aprovechar las recesiones cíclicas

    para preparar a la mano de obra para la

    próxima recuperación. Es preciso evitar desincentivar

    la actividad, sobre todo recurrir a programas

    de jubilación anticipada. Resulta díficil

    invertir el signo de estas medidas, adoptadas

    para abordar problemas a corto plazo derivados

    de una demanda agregada insuficiente,

    cuando mejora la coyuntura económica.

    El objetivo global debe ser:

    ' garantizar que las generaciones actuales

    y futuras de trabajadores permanezcan

    en activo más tiempo a medida que

    envejezcan;

    ' atraer al mercado laboral, de manera

    duradera, a gran parte de las personas

    actualmente inactivas pero capaces de

    trabajar, especialmente mujeres;

    ' mantener la participación de los actuales

    trabajadores de mayor edad, ya que

    existe un gran riesgo de que los mayores

    de 50 años adelanten su jubilación.

    Las actuales directrices para el empleo y

    orientaciones generales de política económica

    incluyen una serie de disposiciones directamente

    pertinentes para este objetivo, ya sea

    por ejemplo por lo que respecta al aprendizaje

    permanente, las políticas activas, los sistemas

    de imposición y prestaciones, la prolongación

    de la vida activa, la calidad en el trabajo o la

    igualdad de oportunidades. Sin embargo,

    como se reconocía en el Informe conjunto sobre

    el empleo de 2001, la mayoría de los Estados

    miembros siguen un enfoque fragmentado a

    este respecto y carecen de una estrategia global

    para abordar el reto que supone elevar la

    participación en la población activa. Además,

    muy pocos han establecido objetivos nacionales

    para alcanzar los objetivos comunitarios de

    empleo fijados en Lisboa y Estocolmo, estrechamente

    vinculados a la participación.

    Por ello, la Comisión y el Consejo instan a

    todos los Estados miembros a definir, en función

    de sus circunstancias, objetivos nacionales

    de empleo que traduzcan los objetivos fijados

    en Lisboa en compromisos concretos, así

    como la estrategia conveniente para elevar la

    participación en la mano de obra y alcanzar

    así dichos objetivos con arreglo a los principios

    expuestos a continuación en el apartado 3.1.

    En el marco de tal enfoque se debería conceder

    prioridad a un número limitado de iniciativas

    fundamentales, esbozadas en el

    apartado 3.2.

    3.1. Desarrollar un planteamiento

    global para elevar la

    participación en la población

    activa

    Corresponde a los Estados miembros, en

    función de sus respectivas situaciones, adoptar

    las medidas más convenientes para

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    240 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    aumentar la tasa de actividad. No obstante,

    es esencial que estas medidas formen parte

    en un planteamiento global, dinámico y equilibrado

    que tenga en cuenta todos los factores

    clave mencionados anteriormente. Tal planteamiento

    debería analizar la participación a

    lo largo de todo el ciclo vital, y abarcaría cuatro

    objetivos: puestos de trabajo más numerosos

    y de mayor calidad; mejorar la remuneración

    del trabajo; competencias profesionales

    adaptables y de mayor nivel y hacer del trabajo

    una opción real para todos. Por último,

    se desarrollaría siguiendo un enfoque asociativo.

    Un enfoque dinámico basado en el ciclo vital

    El objetivo de la estrategia global será

    maximizar la capacidad de cada individuo de

    participar en el mercado de trabajo a lo largo

    de todas las etapas de la vida. La prevención

    es la clave para conseguir que tengan éxito

    las iniciativas de integración y mantenimiento

    de los trabajadores en el mercado laboral.

    Se trata de garantizar la interacción positiva

    de las políticas económicas, sociales y de

    empleo con el fin de promover una vida activa

    sostenible y de larga duración en la que se

    utilicen plenamente todos los recursos humanos

    de la sociedad.

    Así pues, el nivel de instrucción básico desempeña

    a largo plazo un papel fundamental

    en la participación. Cuanto mayor es el nivel

    de educación de la mano de obra, las tasas de

    actividad son considerablemente más elevadas

    en todas las edades.

    Prevenir la disminución progresiva de las

    competencias a medida que transcurre la

    carrera profesional aumentará las posibilidades

    de que los ciudadanos permanezcan más

    tiempo en activo. Las elevadas tasas de actividad

    y de empleo registradas en el grupo de

    edad intermedia podrían traducirse en tasas

    de empleo considerablemente mayores para

    los trabajadores de mayor edad una década

    más tarde si se adopta un planteamiento

    dinámico que retenga más tiempo a estos trabajadores

    en el mercado de trabajo mediante

    una mejora de las disposiciones laborales y la

    calidad del trabajo.

    Además, la provisión de incentivos y servicios

    adecuados en etapas decisivas de la vida

    'por ejemplo, el establecimiento de servicios

    de guardería y una mejor conciliación de las

    responsabilidades familiares y profesionales

    ' evitará que se produzcan abandonos prematuros

    del mercado laboral.

    En el contexto de un planteamiento dinámico

    de tales características, la disminución

    de la participación en algunos momentos de

    la vida -cuando los jóvenes emprenden sus

    estudios o algunos adultos eligen trabajar a

    tiempo parcial- debería analizarse teniendo

    en cuenta los beneficios de una mayor participación

    a lo largo de toda la vida. Es decir,

    aunque es necesario atraer a los jóvenes,

    hombres y mujeres, hacia el mercado laboral,

    las políticas deberían animar a los jóvenes a

    proseguir sus estudios o recibir una formación,

    sobre todo a los que abandonan el sistema

    escolar, que corren el riesgo de no encontrar

    empleo o quedar inactivos.

    Puestos de trabajo más numerosos y de

    mayor calidad

    La existencia de demanda de mano de obra

    influirá directamente en la decisión de participar

    en el mercado de trabajo. Esta demanda

    depende de la combinación de la situación

    macroeconómica general y del funcionamiento

    subyacente del mercado laboral, así como

    del estímulo de un entorno favorable a la creación

    de empresas y puestos de trabajo por

    cuenta propia.

    La calidad de los empleos ofrecidos influirá

    en el acceso al mercado de trabajo, pero

    sobre todo en la decisión de conservar un

    empleo determinado y permanecer en el mercado

    laboral.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    241 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    El atractivo general de un empleo depende

    de varios aspectos: remuneración y condiciones

    de trabajo satisfactorias; salud y seguridad

    en el trabajo 'los poderes públicos y los

    empresarios deben evaluar y controlar los

    factores de riesgo relacionados con el envejecimiento

    de la mano de obra'; equilibrio

    entre flexibilidad y seguridad en las relaciones

    contractuales [índices elevados de trabajo

    a tiempo parcial elegido voluntariamente

    van acompañados de tasas elevadas de participación

    de las mujeres y los trabajadores de

    mayor edad; por el contrario, la imposición

    del trabajo a tiempo parcial y los contratos

    temporales se asocian a tasas más elevadas

    de abandono del mercado de trabajo hacia

    una situación de desempleo (15 %) o de inactividad

    (10 %)]; mejoras de la productividad;

    flexibilidad de la organización del trabajo y

    los horarios laborales, que incrementa la

    accesibilidad al mercado y las opciones de las

    mujeres y los trabajadores de mayor edad,

    sobre todo.

    Es esencial realizar las modificaciones

    apropiadas del lugar de trabajo para que los

    trabajadores con discapacidad puedan acceder

    al mercado laboral o permanecer en él.

    Las políticas relativas al mercado de trabajo

    deberían concebirse de manera que, además

    de garantizar la estabilidad de unos

    empleos dignos y de calidad, ayuden a las

    personas con discapacidad a escapar de los

    empleos precarios en que puedan estar atrapadas

    y a acceder a otros de mayor calidad.

    En primer lugar se deberían eliminar las restricciones

    que les impiden acceder al mercado

    de trabajo.

    Mejorar la remuneración del trabajo

    La elección de participar en el mercado de

    trabajo depende de las circunstancias económicas

    individuales y de las alternativas existentes.

    Las rentas del trabajo se comparan

    con otras fuentes de ingresos y con los gastos

    derivados. Convendría revisar el diferente

    efecto de los sistemas impositivos y de prestaciones,

    por un lado, y de determinación de los

    salarios, por otro, en la conducta de los hombres

    y las mujeres por lo que respecta a su

    decisión de aceptar un empleo, sobre todo en

    las familias donde las prestaciones sociales

    están supeditadas a los ingresos. Se debería

    hacer hincapié en las normas generales de

    concesión de prestaciones, incluidas las relativas

    a su cuantía y duración, las condiciones

    de percepción y las exigencias relativas a la

    disposición a aceptar puestos de trabajo.

    Mejorar la remuneración del trabajo

    requiere examinar la interacción entre los

    niveles salariales, en especial en los tramos

    inferiores de la escala salarial, y las medidas

    de incentivo y disuasión incluidas en el sistema

    de imposición y prestaciones. La relación

    entre los salarios mínimos, las prestaciones

    sociales y la fiscalidad del trabajo condiciona

    la decisión de participar en el mercado laboral

    de numerosos trabajadores poco cualificados.

    Un planteamiento de los sistemas de

    imposición y prestaciones (impuestos, prestaciones

    de desempleo, discapacidad, asistencia

    y pensiones) más favorable al empleo debería

    garantizar que las reformas no debiliten la

    posición de los que se hallan en los tramos

    inferiores de ingresos o se enfrentan a la

    trampa de la pobreza. Las políticas de prestaciones

    sociales asociadas a la búsqueda de

    empleo contribuyen de manera importante a

    garantizar los ingresos y aumentar el atractivo

    del trabajo; es esencial abandonar las políticas

    pasivas en favor de políticas activas del

    mercado de trabajo y mejorar así las posibilidades

    de los desempleados y la población

    inactiva.

    Eliminar las combinaciones contradictorias

    de políticas impositivas y de prestaciones

    (por ejemplo, iniciativas públicas destinadas

    a fomentar la prolongación de la vida activa

    de las personas de edad avanzada enfrentadas

    a políticas empresariales que estimulan

    la jubilación anticipada) resulta importante

    para garantizar la coherencia con los objeti-

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    242 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    vos de equidad a largo plazo y la viabilidad de

    las finanzas públicas con respecto al sistema

    de pensiones.

    Competencias profesionales adaptables y de

    mayor nivel

    Si se desea maximizar la tasa de actividad

    en todas las fases de la vida profesional es

    esencial lograr un buen ajuste entre los

    empleos disponibles y las cualificaciones y

    competencias de la población.

    Para mantener más tiempo en activo a los

    trabajadores de mayor edad es necesario que

    sigan actualizando sus cualificaciones durante

    toda su vida profesional con el fin de adaptarse

    a las nuevas exigencias del mercado

    laboral. También debe prestarse mayor atención

    a dar acceso a cursos de formación a las

    personas más expuestas a quedar excluidas

    prematuramente del mercado laboral, como

    las mujeres y los trabajadores poco cualificados.

    Los poderes públicos y las empresas

    deben aumentar los recursos invertidos en la

    formación de estas categorías de trabajadores.

    Se debería fomentar el acceso de los desempleados

    y la población inactiva (por ejemplo,

    mujeres que pueden reincorporarse al mercado

    laboral) a formaciones útiles mediante una

    intensificación de las políticas activas del

    mercado de trabajo centradas en las necesidades

    de los individuos y las empresas.

    Hacer del trabajo una opción real para todos

    El hecho de que existan empleos atractivos

    disponibles puede no bastar para hacer del

    trabajo una opción real para todos. Es preciso

    que se satisfagan otras condiciones importantes,

    que se cree un entorno propicio para

    todos los individuos.

    Ello incluye la existencia de unos servicios

    públicos de empleo modernos y eficaces y exigiría

    el refuerzo de su papel en el ámbito de la

    orientación profesional y la búsqueda de colocaciones

    adecuadas tanto para la población

    inactiva como para los desempleados, además

    de la adaptación de sus métodos y procedimientos

    a las circunstancias y necesidades

    de las mujeres, las personas mayores y los

    desfavorecidos. Se debería prestar gran atención

    a satisfacer las necesidades de las personas

    con discapacidad y los trabajadores

    migrantes con especiales dificultades para

    buscar empleo y acceder al mercado de trabajo.

    Las familias que trabajan 'sobre todo las

    monoparentales' tienen enormes dificultades

    para encontrar guarderías de calidad,

    seguras y asequibles. Asimismo, se necesitan

    servicios de asistencia para otras personas a

    cargo.

    Las dificultades existentes para efectuar

    los desplazamientos necesarios para ir y volver

    del trabajo impiden a numerosos trabajadores

    aceptar algunas ofertas de empleo. El

    desarrollo de infraestructuras de transporte

    adecuadas y asequibles para los grupos desfavorecidos

    o con ingresos reducidos influiría

    también de manera positiva en las tasas de

    actividad.

    Un planteamiento asociativo

    Los poderes públicos desempeñan un

    papel esencial en la elaboración y la aplicación

    de un planteamiento global que aumente

    las tasas de actividad. No obstante, su intervención

    no puede coronarse con éxito sin la

    ayuda de un amplio abanico de socios.

    El compromiso activo de los interlocutores

    sociales es una condición esencial para que el

    planteamiento estratégico global propuesto

    tenga éxito. A ellos les corresponde 'sin

    menoscabo de su autonomía' negociar unas

    condiciones de trabajo adaptadas al contexto

    específico que permitan prolongar la vida activa

    de los trabajadores de mayor edad, en inte-

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    243 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    rés tanto de los trabajadores y los empresarios

    como de la economía y la sociedad en su conjunto.

    Los empresarios, asumiendo la responsabilidad

    social que les incumbe, deben contribuir

    de manera importante al desarrollo de iniciativas

    relacionadas con objetivos medioambientales

    y vinculados a la calidad del trabajo,

    creando en particular las condiciones que

    permitan a los trabajadores de mayor edad

    prolongar su vida activa.

    Teniendo en cuenta los distintos contextos

    institucionales, los poderes públicos regionales

    y locales deberían asumir también la responsabilidad

    que les corresponde y velar por

    la coherencia entre las políticas regionales y

    nacionales.

    Los centros de enseñanza y formación

    deben responder a las exigencias de formación

    de las empresas elaborando programas

    de cualificación profesional personalizados

    para todos los trabajadores (hombres, mujeres,

    migrantes, personas con discapacidad y

    trabajadores ancianos o poco cualificados).

    Asimismo, deberían extender su colaboración

    con los interlocutores sociales y los poderes

    públicos a nivel nacional, regional o local para

    estimular la formación de los desempleados y

    la población inactiva.

    3.2. Iniciativas prioritarias

    En el marco del planteamiento global descrito

    anteriormente, se debería dar prioridad

    a las iniciativas siguientes, que responden a

    las graves deficiencias observadas en numerosos

    Estados miembros.

  4. Una iniciativa conjunta del Gobierno

    y los interlocutores sociales para

    prolongar la vida activa de los

    trabajadores

    Esta iniciativa se centraría, en particular,

    en:

    ' El acceso a la formación en el marco de

    las empresas. Los empresarios deberían

    asumir una mayor responsabilidad y

    aumentar sus inversiones en capital

    humano. Se deberían prever ayudas

    específicas para la formación y el desarrollo

    de las oportunidades profesionales

    de las personas con discapacidad y de

    los trabajadores con cualificación o

    remuneración reducida. Convendría que

    esta inversión anticipara las posibles

    reestructuraciones económicas e incrementara

    la capacidad de adaptación de

    los trabajadores. Modificar los incentivos

    financieros en favor de una prolongación

    de la vida activa puede resultar

    contraproducente si los trabajadores de

    mayor edad no actualizan sus cualificaciones

    y no se adaptan a los cambios del

    entorno empresarial y laboral.

    ' Las maneras de mejorar la calidad de

    las condiciones de trabajo y su organización

    con el doble propósito, en particular,

    de incitar a las mujeres y los trabajadores

    experimentados a prolongar su

    vida activa y satisfacer las necesidades

    de los trabajadores con discapacidad.

    ' Superar la idea de que la jubilación

    anticipada es una solución aceptable

    para los problemas relacionados con la

    racionalización de las actividades y la

    reestructuración.

    Una iniciativa de este tipo ha de basarse

    en la convicción de que estos esfuerzos tienen

    una amplia utilidad y redundan en beneficio

    del conjunto de la sociedad, por lo que pueden

    requerir una reorientación de la financiación

    pública hacia este ámbito.

  5. Una revisión específica de los sistemas de

    imposición y prestaciones

    Es urgente y prioritario que numerosos

    Estados miembros emprendan una extensa

    reforma de sus sistemas de imposición y prestaciones

    con objeto de corregir los efectos de

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    244 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    incentivo de su combinación. Las reformas,

    además de abordar el refuerzo de los sistemas

    de control y la revisión de las normas de concesión,

    deberían centrarse en la ampliación

    de los estímulos para el empleo. Se debería

    hacer hincapié en las siguientes medidas:

    ' Revisar, con vistas a su supresión, los

    incentivos ofrecidos tanto a las empresas

    como a los trabajadores para recurrir a la

    jubilación anticipada en el marco de los

    procesos de reconversión y racionalización

    de actividades. Fomentar la jubilación

    parcial y progresiva y recompensar

    a los trabajadores que prolonguen su

    vida activa más allá de la edad de jubilación

    obligatoria, e insistir en la mejora de

    la organización del trabajo.

    ' Reexaminar los efectos de las combinaciones

    actuales de políticas con influencia

    en la participación (sistemas de

    incentivos, sanciones para el ejercicio de

    otra actividad profesional después de la

    jubilación); analizar posibles reformas de

    las prestaciones concedidas en función

    de los ingresos (sin comprometer los objetivos

    de política social o los incentivos

    para cursar estudios o recibir formación)

    de modo que cada miembro del hogar

    tenga estímulos para trabajar.

  6. Un planteamiento firme para

    eliminar las disparidades entre los

    sexos en cuanto a la remuneración y

    el acceso al mercado de trabajo

    Es necesario adoptar una iniciativa firme

    que reduzca las disparidades entre hombres

    y mujeres en los sectores público y privado.

    Esta iniciativa conllevaría:

    ' Una evaluación global de las razones

    'incluidas las diferencias en productividad

    ' de la existencia de disparidades

    más o menos importantes entre las

    remuneraciones de hombres y mujeres

    en los distintos Estados miembros.

    ' Un examen de los obstáculos que limitan

    las opciones al alcance de los hombres

    y las mujeres en el mercado laboral,

    relacionados, en particular, con los

    sistemas educativos, las prácticas de

    contratación de los empresarios y las

    culturas organizativas y laborales existentes.

    ' Una revisión de los procesos de clasificación

    profesional y determinación de

    salarios para eliminar las disparidades

    entre los sexos y toda infravaloración

    del trabajo en sectores y empleos en los

    que predomina la presencia de mujeres,

    mejorar los sistemas estadísticos y de

    control, aumentar la sensibilización y

    mejorar la transparencia en cuanto a

    las disparidades de remuneración.

  7. Promover la participación de las

    personas con obligaciones

    asistenciales

    Las obligaciones asistenciales constituyen

    un obstáculo que limita en gran medida la

    participación en el mercado de trabajo, sobre

    todo de las mujeres. Se debería prestar especial

    atención a:

    ' Desarrollar servicios de guardería que

    faciliten una mayor integración de los

    progenitores, sobre todo las mujeres, en

    el mercado de trabajo; es importante

    garantizar tanto la disponibilidad de

    tales servicios como que sean asequibles

    y ofrezcan niveles de calidad elevados.

    ' Mejorar la eficacia de las estructuras

    de asistencia sanitaria y cuidado de

    ancianos y, reforzar su vinculación con

    la política social en general. Las reformas

    deben tener por objeto lograr que

    el sistema asistencial se adapte con

    mayor precisión a las necesidades de

    una población en proceso de envejecimiento.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    245 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

  8. Revisión de las medidas destinadas a

    reducir los índices de abandono de

    los estudios

    Las directrices para el empleo instan a los

    Estados miembros a adoptar medidas destinadas

    a reducir a la mitad, de aquí al año

    2010, el número de estudiantes que abandonan

    prematuramente los estudios. Se debería

    dar prioridad a las medidas siguientes:

    ' Elaborar medidas eficaces, en el contexto

    de la política de inserción social, para

    ayudar a los jóvenes que abandonan

    prematuramente los estudios a reintegrarse

    en alguna estructura de formación

    y educación formal o informal.

    Estas medidas deberían tener en cuenta

    las necesidades específicas de los jóvenes

    con discapacidad o con dificultades

    de aprendizaje. Convendría desarrollar

    programas de formación en asociación

    con el fin de aproximarles al ámbito

    escolar y laboral.

    ' Mejorar el acceso a la formación y promover

    las infraestructuras de formación

    para responder a las necesidades y circunstancias

    específicas de este grupo de

    estudiantes, en asociación con diversas

    entidades del séctor público.

    ' Elaborar programas especiales de formación

    adaptados a las necesidades y

    circunstancias de los jóvenes emigrantes

    con dificultades específicas para

    integrarse en los sistemas de enseñanza

    y acceder y adaptarse al mercado laboral.

    3.3. Medidas ulteriores

    El reto de incrementar la participación

    puede abordarse de manera más decidida, a

    partir de una aplicación eficaz de las reformas

    del mercado de trabajo en el marco de las

    directrices para el empleo y las orientaciones

    generales de política económica. Las directrices

    para el empleo, teniendo en cuenta en

    especial la atención concedida recientemente

    a las tasas de empleo, la calidad de los puestos

    de trabajo y el aprendizaje permanente,

    sientan las bases para desarrollar un planteamiento

    global que estimule la participación

    en el mercado laboral de hombres y mujeres

    de todas las edades. Las orientaciones generales

    de política económica refuerzan el marco

    estratégico haciendo hincapié en una política

    macroeconómica orientada hacia la estabilidad

    y el crecimiento, así como en las reformas

    estructurales. El objetivo de aumentar la

    participación en la población activa seguirá

    siendo una prioridad de las futuras orientaciones.

    Las medidas destinadas a aumentar la

    participación en la mano de obra y prolongar

    la vida activa deberían tener en cuenta la

    relación existente con las pensiones y la asistencia

    sanitaria, incluidos sus objetivos sociales

    y la viabilidad financiera de los sistemas

    correspondientes.

    Habida cuenta de las prioridades políticas,

    los interlocutores sociales deben contribuir

    de manera importante a abordar el reto

    del envejecimiento de la población, una

    cuestión prioritaria en el marco del diálogo

    social.

    Las medidas de los gobiernos y los interlocutores

    sociales sólo podrán tener éxito si

    van acompañadas de cambios fundamentales

    en las actitudes de las empresas y los sistemas

    educativos con respecto a las disparidades

    entre los sexos, los trabajadores de

    mayor edad y cualquier otro grupo desfavorecido,

    como los trabajadores migrantes y

    las personas con discapacidad. Este cambio

    de las actitudes exige una amplia movilización

    de los esfuerzos desplegados por la

    sociedad bajo la égida de las más elevadas

    instancias políticas, siguiendo las líneas

    trazadas en los Consejos Europeos de Lisboa

    y Estocolmo.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    246 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    ANEXO

    Análisis de las tendencias y los factores

    de la participación en la población

    activa

    Los factores que estimulan o desalientan

    la participación no son necesariamente los

    mismos que determinan si se acepta o no un

    determinado empleo o si se elige trabajar o

    permanecer desempleado. La decisión de

    participar en el mercado de trabajo conlleva

    una elección de mayor calado, decidir formar

    parte o no del mundo del trabajo, y no deberían

    confundirse ambas decisiones. Además,

    la decisión sobre la participación reviste una

    doble dimensión, acceder al mercado de trabajo

    y permanecer en el mismo. Los factores

    que incitan a los ciudadanos a entrar en el

    mercado de trabajo no coinciden necesariamente

    con los que les hacen permanecer en

    él. Los primeros conciernen principalmente

    a los jóvenes y a las mujeres que se reincorporan

    al mercado de trabajo, mientras que

    los segundos afectan principalmente a los

    trabajadores de mayor edad (hombres y

    mujeres). Habida cuenta de la evolución

    demográfica, se tiende a atribuir más importancia

    a estos últimos en la perspectiva del

    fomento de la participación global.

    Tendencias de la participación en la

    población activa

    El análisis se basa en la población en edad

    de trabajar, es decir, el grupo de población

    con una edad comprendida entre 15 y 64

    años. La parte de la población en edad de trabajar

    que ocupa un empleo, está desempleada

    o busca trabajo constituye lo que la OIT define

    como población activa. La tasa de actividad

    o tasa de participación es el porcentaje de

    población activa de un grupo de edad o sexo

    determinados con relación a la población en

    edad trabajar de ese mismo grupo.

    Las pautas de participación en la población

    activa han evolucionado considerablemente a

    lo largo de las tres últimas décadas (gráfico l).

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    247 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 1. PARTICIPACIÓN DE HOMBRES Y MUJERES EN 1970 Y 2000

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat. Datos de la OIT para 1970.

    Desde 1970, la participación de las mujeres de

    entre 25 y 60 años ha aumentado considerablemente,

    mientras que la de los hombres ha

    disminuido en todos los grupos de edad, especialmente

    en los segmentos inferiores y superiores

    de la distribución de edades.

    Participación en el mercado de

    trabajo a lo largo de la vida

    Jóvenes (15-24)

    La edad y el momento en que los jóvenes

    acceden al mercado de trabajo dependen en

    primer lugar del nivel de estudios a tiempo

    completo alcanzado en último término. Los

    estudios pueden también combinarse inicialmente

    con empleos de diverso tipo, de modo

    que el paso del entorno académico a la vida

    activa no ha de ser necesariamente un cambio

    brusco, pudiendo desarrollarse de manera

    gradual. En esta fase del ciclo vital, las disparidades

    entre las tasas de participación de

    ambos sexos son insignificantes o inexistentes,

    ya que los factores que influyen en la participación

    de las mujeres en el mercado de

    trabajo aún no entran en juego.

    A principios de los años noventa se registró

    una reducción considerable de la participación

    de los jóvenes, compensada ampliamente

    por el aumento de su participación en

    la educación y la formación. A finales de la

    década se recuperaron en parte estas tasas de

    participación. Este incremento parece haberse

    registrado en cada uno de los grupos de

    edad del segmento de 15 a 24 años durante el

    período 1995-2000, sobre todo en el caso de

    los hombres más jóvenes. Además, este

    aumento parece estar vinculado a una combinación

    de trabajo a tiempo parcial con algún

    tipo de formación. En 1995, el 48 % de los trabajadores

    jóvenes declaraban que la razón

    principal de ocupar un empleo a tiempo parcial

    estaba relacionada con el hecho de cursar

    estudios o recibir formación. Según los datos

    disponibles para 2000, este porcentaje ha

    aumentado más de 13 puntos porcentuales y

    asciende en la actualidad al 61 % en el conjunto

    de la Unión Europea.

    En el grupo de 15 a 19 años, la participación

    es considerablemente inferior a la de

    1970, y casi todos los inactivos reciben algún

    tipo de enseñanza o formación. Además, dos

    tercios del 24 % de los jóvenes con empleo

    reciben también enseñanza o formación de

    algún tipo. En el grupo con edades comprendidas

    entre 20 y 24 años, el porcentaje de

    población inactiva desciende al 34 % (nivel

    casi idéntico al de 1970), aunque en este caso

    prosigue su formación un porcentaje ligeramente

    inferior al 80 % como hace una cuarta

    parte de los que tienen empleo.

    Numerosos jóvenes dejan aún el sistema

    educativo sin haber completado la enseñanza

    secundaria superior, que por lo general se

    considera el nivel mínimo necesario para

    poder adaptarse permanentemente a los

    cambios del mercado de trabajo. A pesar de

    las mejoras registradas durante los últimos

    años, cerca del 25 % de los jóvenes de entre 25

    y 29 años no han completado sus estudios

    secundarios, y el 18 % de los que tienen entre

    18 y 24 años han abandonado el sistema educativo.

    Grupos de edad intermedia (25-49)

    Este es el grupo de edad cuyas pautas de

    participación han cambiado más a lo largo de

    las tres últimas décadas. En 1970, la participación

    global registraba su máximo antes de

    los 25 años, con un porcentaje superior al 68 %;

    en 2000, las tasas de actividad más elevadas

    se observan en este grupo de edad (25-49

    años), con un porcentaje superior al 80 %. Sin

    embargo, más allá de estas tendencias generales,

    se ha registrado un ligero retroceso de la

    participación masculina y un aumento considerable

    de la tasa de actividad de las mujeres,

    que pasa de un porcentaje inferior al 40 % a

    más del 70 % para el conjunto de este grupo

    de edad.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    248 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    La participación masculina en el mercado

    de trabajo alcanza su máximo en este grupo

    de edad, especialmente después de los 30

    años, y por lo general sigue siendo elevada

    hasta el final de este segmento. Esta tendencia

    no ha cambiado desde 1995 (gráfico 2). La

    participación de las mujeres ha aumentado

    en todos los grupos de edad desde 1995.

    Existe aún una divergencia considerable

    entre las tasas de actividad de los hombres y

    las mujeres cualquiera que sea su edad,

    incluso cuando éstas no tienen hijos (cuadro 1

    y gráfico 3). Las tasas de actividad femeninas

    varían también en función de la edad de estos

    últimos (gráfico 4). En los países esencialmente

    meridionales, las tasas de actividad

    femeninas son globalmente bajas y varían

    poco en función de la edad de los hijos. En

    Alemania y el Reino Unido se registra una

    diferencia de alrededor de 20 puntos porcentuales

    entre las tasas de actividad de las

    mujeres que tienen hijos en edad preescolar y

    las de las mujeres con hijos en edad escolar.

    En Francia, por el contrario, si bien las tasas

    de actividad son globalmente similares a las

    que se registran en Alemania y el Reino Unido,

    se observa una disminución de la actividad

    de las mujeres con hijos en edad preescolar,

    pero apenas hay diferencias entre las

    tasas de actividad de las mujeres sin hijos y

    de las mujeres con hijos en edad escolar.

    Estas diferencias subrayan la importancia de

    disponer de servicios asistenciales y de guardería

    para aumentar las tasas de actividad de

    las personas con responsabilidades asistenciales,

    todavía mujeres en su mayor parte. Sugieren

    también que los servicios disponibles para

    los hijos en edad preescolar influirían decisivamente

    en las pautas de actividad.

    Grupos de mayor edad

    En la actualidad, la participación global

    disminuye mucho más rápidamente que en

    1970, cuando sólo se observaba un descenso

    acusado en el grupo mayor de 60 años. La

    participación tanto de los hombres como de

    las mujeres desciende significativamente en

    este grupo de edad, aunque las tasas de actividad

    de las mujeres de entre 50 y 60 años

    sean todavía más elevadas que las registradas

    en 1970, y sólo sean ligeramente inferio-

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    249 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 2. TASA DE ACTIVIDAD MASCULINA Y FEMENINA DE LA UE 1995-2000

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    250 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 3. DIFERENCIAS ENTRE LAS TASAS DE ACTIVIDAD DE AMBOS

    SEXOS EN 1995 Y 2000

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    CUADRO 1. DIFERENCIAS EN LAS TASAS DE PARTICIPACIÓN DE AMBOS SEXOS

    EN LA UE, POR GRUPOS DE 5 AÑOS DE EDAD, 2000

    Nota: Se refiere a la diferencia, expresada en puntos porcentuales, entre las tasas de participación de hombres y mujeres

    en cada uno de los grupos de edad

    Fuente: Eurostat, EPA.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    251 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 4. TASAS DE ACTIVIDAD FEMENINA EN FUNCIÓN DE LA EDAD

    DE LOS HIJOS (AÑO 2000)

    Nota: Se refiere a la edad del hijo menor (por ejemplo, las mujeres con hijos de dos y diez años se incluirán únicamente en

    el primer grupo, 0-6).

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    GRAFICO 5. TASAS DE ACTIVIDAD DE LAS MUJERES SOLTERAS Y DE LAS

    RESTANTES MUJERES, 2000

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    res para el grupo de más de 60 años. Las

    tasas de actividad de los hombres mayores de

    55 años son mucho menores que las observadas

    en 1970.

    Las tasas de participación masculina

    comienzan a descender, a menudo con bastante

    rapidez, a partir de los 50 años. Este

    fenómeno se debe, en gran parte, a los despidos

    forzosos vinculados a la reducción del

    empleo industrial, sobre todo en períodos de

    fuerte destrucción de empleo, así como a las

    dificultades experimentadas por los trabajadores

    'en especial los menos cualificados'

    para encontrar un nuevo puesto de trabajo,

    incluso en épocas de auge económico.

    La participación femenina disminuye a

    partir de los 45 años, aproximadamente,

    pero por lo general desciende más lentamente

    que la masculina hasta la edad de jubilación.

    En el caso de los hombres, esta disminución

    es más brusca y más precoz tanto

    para los que están poco cualificados como

    para los que tienen una formación intermedia,

    desde antes de los 50 años y hasta los

    60. Por lo que respecta a las mujeres, la

    reducción ya se observa a partir de los 45

    años cuando el nivel de cualificación es reducido,

    pero a partir de los 50 años el declive es

    mucho más brusco en el caso de las mujeres

    con cualificaciones intermedias o elevadas

    (gráficos 7 y 8).

    Factores que obstaculizan la

    integración en el mercado de

    trabajo

    A menudo se asocian determinados factores

    socioeconómicos a una participación

    mucho más reducida en el mercado de trabajo.

    Inmigración

    La participación de los trabajadores

    migrantes varía ampliamente en función del

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    252 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 6. EDAD MEDIA DE LA JUBILACIÓN EN LA UE, POR SEXO

    Nota: Edad en la que la participación de los trabajadores de mayor edad cae por debajo del 50% de la tasa de actividad de

    las personas entre 30 y 45 años, en los respectivos Estados miembros.

    Fuente: Datos primarios de la Encuesta de población activa, Eurostat.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    253 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 7. TASA DE PARTICIPACIÓN MASCULINA EN LA UE, POR NIVELES

    DE FORMACIÓN

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    GRAFICO 8. TASA DE PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LA UE, POR NIVELES

    DE FORMACIÓN

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    país considerado y el nivel de cualificación.

    La tasa de actividad global de los ciudadanos

    extranjeros es del 61 %, once puntos porcentuales

    menos que la correspondiente a los

    nacionales de la UE, del 72 % (gráfico 9). Las

    diferencias de participación son mayores en

    los segmentos inferiores y superiores de la

    escala profesional y de cualificaciones. Las

    tasas de actividad de los nacionales de la

    Unión Europea son mucho más elevadas en el

    caso de los trabajadores no manuales altamente

    cualificados y en menor medida también

    en el de los trabajadores no manuales

    con cualificación intermedia, al contrario de

    lo que ocurre en el caso de los trabajadores

    manuales no cualificados (gráfico 10).

    Esto se observa también cuando se analiza

    la distribución sectorial del empleo de los

    ciudadanos extranjeros (gráfico 11). Su porcentaje

    de empleo es superior al de los

    nacionales en cinco sectores (industria,

    construcción, hostelería y restauración,

    empresas inmobiliarias y de arrendamiento

    y servicio doméstico), especialmente en tres

    de ellos.

    Discapacidad

    Numerosos datos ponen de manifiesto que

    las personas con discapacidad tienen mayores

    dificultades para acceder al mercado laboral

    y permanecer en el mismo. El porcentaje

    de actividad de estas personas es mucho

    menor que el porcentaje correspondiente a

    las personas no discapacitadas. Más de la

    mitad de las que se encuentran en buen estado

    de salud permanecen inactivas, proporción

    que asciende hasta las tres cuartas partes

    en el caso de las personas con discapacidad

    cuyo estado de salud es malo o muy malo.

    ' Casi dos tercios de las personas que

    declaran padecer dolencias físicas o psíquicas

    crónicas, una enfermedad o discapacidad

    están inactivas (el 25 % de los

    europeos declaran tener tales dolencias).

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    254 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    GRAFICO 9. TASA DE ACTIVIDAD POR NACIONALIDAD

    (% de la población respectiva)

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    255 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 10. ESTRUCTURA OCUPACIONAL DEL EMPLEO POR NACIONALIDAD, 2000

    (% de su empleo total)

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    GRAFICO 11. EMPLEO EN LA UE POR NACIONALIDAD Y OCUPACIÓN

    SECTORIAL (% de su empleo total 15-64)

    ' De este grupo, el 50 % de las personas

    que no se ven afectadas en sus actividades

    cotidianas por sus dolencias son

    inactivas; y este porcentaje se eleva hasta

    más del 65 % cuando se ven afectadas

    en parte y hasta el 80 % cuando se ven

    prácticamente imposibilitadas en sus

    actividades diarias.

    Desequilibrios regionales

    Dado el elevado nivel de correlación entre

    ambos índices, las regiones con tasas de

    empleo elevadas presentan también tasas de

    actividad superiores, sobre todo por lo que respecta

    a las personas jóvenes y de mayor edad.

    En las regiones atrasadas, la mejora de los

    índices de empleo dependerá en gran medida

    de su capacidad de maximizar la utilización de

    sus recursos potenciales de mano de obra y de

    atraer nuevo capital humano. En las regiones

    donde el crecimiento del empleo es reducido, la

    población en edad de trabajar se redujo un

    0,2 % al año en el período 1996-2000, mientras

    que en las regiones con fuerte crecimiento del

    empleo se registró una tasa de crecimiento

    anual de la población de 0,5 %. Esta dinámica

    se refleja también en el ritmo de crecimiento

    de las cualificaciones medias, más rápido en

    las regiones donde los índices de crecimiento

    del empleo y la población han sido comparativamente

    más elevados. En 2000, más de la

    mitad de la población en edad de trabajar de

    las regiones con menos empleo tenía cualificaciones

    reducidas, un porcentaje inferior al 25

    % en las regiones con empleo abundante.

    Factores clave que influyen sobre

    la participación en el mercado de

    trabajo

    El análisis precedente pone de manifiesto

    que en la Unión Europea existe una oferta

    potencial de mano de obra considerable. El

    31,1 % de la población en edad de trabajar no

    es activa (es decir, 77 millones de personas,

    50 millones de mujeres y 27 millones de hombres).

    Incluso si se excluye al grupo de jóvenes

    de entre 15 y 19 años, muchos de los cuales

    prosiguen aún su formación, esta cifra es

    de 53 millones de personas (cuadro 2 y gráfico

    12).

    En realidad, muchas de estas personas

    desearían trabajar. Según la Encuesta de

    población activa, el 14 % de las personas

    actualmente inactivas querrían trabajar

    inmediatamente. Si se adopta una perspectiva

    a medio plazo, este porcentaje aumenta

    considerablemente. Al menos la mitad de los

    hombres (56 %) y las mujeres (49 %) que no

    ejercen en la actualidad ninguna actividad

    profesional remunerada desean o tienen la

    intención de desempeñar un empleo en los

    cinco próximos años, frente a un 20 % de indecisos

    y un porcentaje inferior al 33 % de personas

    que no tienen intención de ejercer un

    empleo en el futuro 3.

    El principal factor determinante de la participación

    en la población activa es la disponibilidad

    de empleos aceptables y convenientes.

    Cuanto más se correspondan el tipo y la

    naturaleza de los empleos ofrecidos con las

    características y los deseos de los trabajadores

    potenciales, mayor será su respuesta. A

    este respecto, lo que importa sobre todo es

    que el sector y la ocupación se correspondan

    con las cualificaciones del trabajador potencial.

    A continuación, la decisión de incorporarse

    al mercado de trabajo o permanecer

    fuera de la población activa dependerá en

    gran medida de los incentivos económicos

    vinculados a ambas opciones en el contexto

    de las circunstancias de cada individuo. Por

    último, toda una serie de otras consideraciones,

    esencialmente vinculadas a los obstáculos

    existentes, pueden disuadir a las personas

    de participar en el mercado de trabajo.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    256 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    3 FundaciÛn Europea para la Mejora de las Condiciones

    de Vida y de Trabajo, ´Employment Options and

    Labour Market Participation 2000ª.

    Todos estos factores son interdependientes

    y funcionan en la práctica como un todo indisociable.

    Disponibilidad y atractivo del

    trabajo

    Las personas con responsabilidades asistenciales

    pueden abandonar la búsqueda de

    empleo remunerado y centrarse en las tareas

    domésticas, lo que con frecuencia reduce sus

    posibilidades profesionales o de reincorporarse

    al mercado laboral. Puede también suceder

    que algunas de las personas de mayor edad

    que han perdido su empleo experimenten dificultades

    para encontrar un nuevo puesto de

    trabajo -incluso con remuneración y condiciones

    laborales netamente inferiores- y traten

    de adelantar su jubilación, si es posible.

    Sectores

    Existe un estrecho vínculo entre el crecimiento

    del número de empleos en determinados

    sectores y profesiones y la oferta de mano

    de obra para desempeñarlos. El aumento de

    la participación de las mujeres durante la

    última década ha ido acompañado de un rápido

    incremento general del empleo femenino en

    el sector de los servicios, en particular en los

    sectores de la sanidad y la educación. Del mismo

    modo, la tendencia hacia la reducción de

    las exigencias físicas de numerosos empleos,

    combinada con la evolución demográfica y la

    mejora de la salud de las personas de mayor

    edad, puede favorecer la participación de

    estas últimas.

    Atractivo de los empleos

    La calidad de los empleos por lo que respecta

    a la satisfacción profesional y las condiciones

    de trabajo pesará en la decisión de acceder

    al mercado laboral, pero sobre todo en la de

    permanecer en un puesto determinado y en el

    mercado de trabajo. El atractivo general de un

    empleo abarca diversos aspectos, que van desde

    la satisfacción global hasta el horario de

    trabajo y las disposiciones contractuales.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    257 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    GRAFICO 12. POBLACIÓN SIN TRABAJO EN 2000

    (% de la población en edad de trabajar)

    Fuente: Encuesta de población activa, Eurostat.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    258 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    Según el Informe «El empleo en Europa,

    2001», los índices de abandono del empleo y

    paso a una situación de desempleo o inactividad

    están estrechamente vinculados a la calidad

    del empleo: los individuos que ocupan

    empleos precarios (es decir, los que no tienen

    posibilidades de acceso a medidas de formación,

    cuya continuidad en el empleo es incierta

    o cuya remuneración y productividad son

    escasas) corren un riesgo mucho más elevado

    de abandonar el mundo del trabajo que los

    que ocupan empleos de mayor calidad. Si cerca

    de un 25 % de las personas que ocupan

    empleos de tales características dejan su ocupación

    de un año para otro, este porcentaje se

    aproxima al 33 % en el caso de los jóvenes. En

    general, los hombres 'sobre todo los poco cualificados

    ' corren un riesgo más elevado de

    quedar desempleados, mientras que es más

    probable que las mujeres abandonen voluntariamente

    la población activa. Las mujeres y

    los jóvenes están sobrerrepresentados en los

    empleos de escasa remuneración o productividad,

    y en ocasiones no tienen posibilidad de

    escapar de esta categoría de empleos, en la

    que se registra un índice de paso a una situación

    de desempleo o inactividad superior a la

    de cualquier otra categoría.

    Por regla general, las tasas de transición

    de empleos precarios a una situación de desempleo

    son entre cinco y diez veces más elevadas

    que las correspondientes a los empleos

    de elevada calidad, y entre dos y cinco veces

    más elevadas por lo que se refiere al paso a

    una situación de inactividad. Las tasas de

    transición hacia situaciones de desempleo e

    inactividad son considerablemente más elevadas

    entre los trabajadores de mayor edad

    con empleos precarios. La tasas de abandono

    del empleo hacia una situación de inactividad

    son tres veces más elevadas para las personas

    con discapacidad que para los demás

    individuos.

    También se vinculan los niveles elevados

    de contratos temporales involuntarios y de

    trabajo a tiempo parcial con tasas de abandono

    elevadas (cerca del 15 % y 10 % hacia una

    situación de desempleo e inactividad, respectivamente).

    La mayoría de las personas prefieren

    tener un contrato permanente (el 70%

    de los parados o las mujeres que se reincorporan

    al mercado de trabajo y el 50 % de los

    jóvenes que acceden al mismo), pero también

    se observa un porcentaje considerable de

    jóvenes (50 %) dispuestos a aceptar un

    empleo temporal. Sin embargo, aunque son

    muchos los trabajadores que se reincorporan

    al mercado tras intervalos temporales de alejamiento,

    cuanto mayor es el número de

    intervalos de inactividad, mayor es el riesgo

    de que la situación de inactividad se vuelva

    permanente. Aunque las personas con discapacidad

    (gravemente impedidas o impedidas

    en parte) tienen una probabilidad ligeramente

    superior de ocupar empleos a tiempo parcial

    que las personas sin discapacidad, su

    probabilidad de desempeñar puestos de trabajo

    temporales es idéntica a la de éstas.

    Por otra parte, la posibilidad de trabajar

    con un horario flexible voluntariamente puede

    influir en la decisión de entrar en el mercado

    de trabajo o permanecer en él más tiempo. La

    demanda de empleo a tiempo parcial entre las

    mujeres que se reincorporan al trabajo es

    enorme (dos de cada tres preferirían esta

    modalidad de empleo y, en total, el 75 % aceptaría

    un trabajo de este tipo), y también preferirían

    un trabajo a tiempo parcial un tercio de

    los jóvenes que se incorporan al mercado laboral

    o están desempleados. Además, más de la

    mitad de todos los que acceden al mercado de

    trabajo o se reincorporan al mismo desean trabajar

    desde su domicilio al menos una parte de

    su jornada laboral (el 20% de las mujeres que

    se reincorporan al trabajo desean desarrollar

    íntegramente su actividad desde su domicilio).

    Los trabajadores de mayor edad pueden

    desear retirarse progresivamente de la población

    activa reduciendo su jornada laboral. Sin

    embargo, si esta opción no está a su alcance,

    sólo les queda la posibilidad de cesar completamente

    su actividad o ir aceptando ocupaciones

    sucesivas de inferior calidad. De hecho,

    existen datos que prueban que los trabajado-

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    259 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    res de más edad sólo disfrutan de una flexibilidad

    limitada por lo que respecta a los horarios

    de trabajo. En general, una mayor flexibilidad

    de los empleos 'medida en términos

    de la existencia de acuerdos de adaptación

    flexible de los horarios de trabajo y de posibilidades

    de trabajo a tiempo parcial y por

    cuenta propia, así como de modalidades especiales

    de trabajo, por ejemplo a domicilio o a

    distancia' aumentaría tanto la participación

    de las personas de mayor edad en la población

    activa como la edad de la jubilación. Este

    grupo de personas ya está sobrerrepresentado

    en el trabajo a tiempo parcial voluntario.

    Las tres cuartas partes de las personas de

    mayor edad inactivas que buscan empleo preferirían

    un trabajo a tiempo parcial, y una

    cuarta parte un empleo de menos de veinte

    horas por semana. Entre los trabajadores de

    mayor edad, los mayores niveles de insatisfacción

    se refieren a los horarios de trabajo

    (23 %; 22% en el caso de los hombres y 25% en

    el de las mujeres).

    Los efectos de las características del puesto

    de trabajo (distintas de la remuneración y

    los regímenes profesionales de pensiones,

    que se abordan a continuación) y las condiciones

    de empleo sobre la oferta de mano obra y

    sobre las transiciones de las personas de

    mayor edad en el mercado de trabajo son difíciles

    de evaluar, excepto por lo que respecta a

    la evolución de su estado de salud, que constituye

    el principal factor de sus cambios de

    posición en el mercado laboral. A medida que

    cumplen años, los trabajadores dejan de

    poder ejercer ocupaciones peligrosas, desagradables

    y físicamente exigentes y a menudo

    se ven obligados a abandonarlas. También

    se jubilan antes de los empleos estresantes,

    difíciles o complejos o de los que no les ofrecen

    nuevas perspectivas profesionales.

    Sin embargo, las personas de mayor edad

    que prolongan su vida activa indican con

    mayor frecuencia niveles de satisfacción profesional

    relativamente elevados. Más de la

    mitad de los trabajadores de este grupo que

    ejercen una actividad profesional se declaran

    altamente satisfechos con su trabajo, frente a

    un 8 % que se dice insatisfecho. Los porcentajes

    de insatisfacción son similares a los de los

    trabajadores de edad intermedia, pero mucho

    menores que los de los jóvenes. Sin embargo,

    las personas que tienen empleos precarios

    'en particular las que no tienen perspectiva

    profesional alguna' muestran una insatisfacción

    mucho mayor (casi una tercera parte

    de ellos están muy insatisfechos) que los trabajadores

    jóvenes o de edad intermedia,

    mientras que entre los que ocupan empleos

    de calidad elevada se observan índices de

    satisfacción mucho más elevados (casi dos

    tercios).

    Educación y formación

    La educación y la formación ejercen una

    influencia directa sobre el empleo y el funcionamiento

    del mercado de trabajo. Forman

    parte de las prioridades políticas en toda la

    Unión, y todos los Estados miembros adoptan

    medidas destinadas a elaborar y aplicar

    estrategias globales de aprendizaje permanente

    en el marco de la Estrategia Europea

    de Empleo. El énfasis puesto en la formación

    permanente se combina con la mayor atención

    concedida a la mejora de las cualificaciones

    y a la movilidad y calidad de los empleos.

    Garantizar una buena correlación entre

    los empleos disponibles y las cualificaciones y

    competencias de la población es primordial

    para maximizar la participación en la población

    activa. Esto es cierto en todas las etapas

    de la vida profesional. El nivel de educación

    básica alcanzado tiene repercusiones fundamentales

    a largo plazo sobre la participación.

    El riesgo de que los trabajadores de mayor

    edad pierdan su empleo aumenta considerablemente

    en ausencia de estructuras de

    aprendizaje permanente y formación en el

    seno de las empresas para mejorar las cualificaciones

    a lo largo de la vida profesional. Por

    otra parte, cuantas más cualificaciones y

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    260 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    competencias poseen los trabajadores, mayor

    es la utilidad que se puede dar a las mismas.

    Además, existen datos concluyentes que

    muestran que, pasada una determinada

    edad, los trabajadores con mayor edad tienen

    menos acceso a la formación o están menos

    dispuestos a incrementar sus competencias

    que los trabajadores jóvenes.

    En 2000, las tasas de actividad en la Unión

    Europea eran del 87 % para las personas

    altamente cualificadas y del 57 % para las

    personas poco cualificadas. Las diferencias

    son mayores entre las mujeres; el grupo de

    mujeres con cualificación reducida es el único

    grupo de población con más de la mitad de sus

    miembros inactivas (cuadro 3) (El empleo en

    Europa, 2001).

    El porcentaje de jóvenes con estudios superiores

    (es decir, altamente cualificados) ha

    aumentado con el paso del tiempo. El número

    de personas consideradas poco cualificadas

    (es decir, con estudios inferiores al segundo

    ciclo de la enseñanza secundaria) parece disminuir

    pero sigue siendo elevado (véase más

    arriba).

    Así pues, una buena educación inicial es

    esencial tanto para acceder por primera vez

    al mercado de trabajo como para desarrollar

    las cualificaciones a lo largo de la vida profesional.

    El acceso a la formación y el aprendizaje

    permanente para adaptar estas cualificaciones

    durante la vida profesional refuerza

    la capacidad de permanecer en el mercado de

    trabajo cuando se modifican las condiciones

    imperantes en éste. En efecto, el principio

    rector en cuanto al acceso a la formación

    podría sintetizarse con la frase «cuanto más

    se tiene, más se recibe».

    Los trabajadores de mayor edad y las personas

    poco cualificadas reciben mucha menos

    formación. Casi la mitad de los trabajadores

    de mayor edad trabajan en empresas que proporcionan

    formación, pero menos del 15 %

    participa efectivamente en medidas de formación

    'sean éstas privadas o establecidas

    por los empresarios'. Sólo un 7 % de los trabajadores

    de mayor edad poco cualificados

    reciben formación, cuando ese porcentaje es

    superior al 25 % en el caso de los trabajadores

    de mayor edad altamente cualificados (El

    empleo en Europa, 2001).

    De distintos estudios efectuados entre los

    empresarios para conocer la evolución previsible

    de las cualificaciones que se exigirán a

    la mano de obra se desprende claramente que

    el empleo de trabajadores cualificados continuará

    aumentando, mientras que disminuirá

    el de las personas no cualificadas. El mayor

    incremento se seguirá registrando en el sector

    de los servicios, muy probablemente en los

    sectores que exigen altos niveles de conocimientos

    y requieren competencias relacionadas

    con las TIC, habilidades de comunicación,

    etc.

    A medida que las cualificaciones y la productividad

    de los trabajadores de mayor edad

    disminuyen, aumenta la importancia de la

    formación, la capacidad de adaptación a las

    nuevas competencias y tecnologías, la movilidad

    y la flexibilidad salarial. En ausencia de

    estos elementos, los empresarios podrían verse

    tentados a evitar los costes relativamente

    elevados vinculados a la contratación de

    estas personas. Las nuevas tecnologías inciden

    también sobremanera en los planes profesionales

    y de jubilación de los trabajadores

    de mayor edad, al poder ir acompañadas de

    una distorsión potencial en favor de una

    mayor cualificación. Si las nuevas tecnologías

    alteran los empleos y el perfil de cualificación

    exigido, los trabajadores de mayor edad se

    verán afectados de manera diferente que los

    que forman parte del grupo de edad intermedia

    por varias razones: porque sus cualificaciones

    están más anticuadas; porque, en promedio,

    tienen un nivel de instrucción inferior,

    por lo que es más probable que se supriman

    sus empleos, y también porque reaccionarán

    de manera diferente a la hora de considerar

    la posible actualización de sus cualificaciones,

    ya que la inminencia de su jubilación

    reduce el horizonte temporal considerado.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    261 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    Algunos datos ponen de manifiesto que, entre

    los trabajadores de mayor edad, los usuarios

    de ordenadores 'es decir, los que han adquirido

    las competencias que requieren las nuevas

    tecnologías' tienen más probabilidades

    de seguir trabajando.

    No tener en cuenta las consecuencias de la

    evolución tecnológica sobre las posibilidades

    de empleo de los trabajadores de mayor edad

    podría desembocar en conclusiones políticas

    erróneas: «Las medidas políticas destinadas

    a estimular la prolongación de la vida activa

    podrían ver limitado su éxito si los trabajadores

    de mayor edad son sometidos a la presión

    de la evolución tecnológica. Por otro lado,

    todo retraso adicional de la jubilación, debido

    quizás al aumento de la esperanza de vida o a

    la evolución de la seguridad social y los sistemas

    privados de pensiones, puede inducir a

    estos trabajadores a invertir en nuevas competencias

    en función de la evolución tecnológica

    » (Friedberg, L., 2001).

    Los principales obstáculos al mantenimiento

    en actividad y al desarrollo de las

    capacidades de los trabajadores de mayor

    edad y de los trabajadores poco cualificados

    son sus limitados perfiles de formación, la

    actual falta de posibilidades de cualificación

    y la ausencia de una formación adecuada

    basada en los conocimientos adquiridos y en

    lo mejor que pueden aprender para su trabajo.

    El corto período de amortización de la

    inversión efectuada por las empresas en el

    ámbito de la formación parece ir en contra de

    los candidatos de mayor edad (nuevos empleados

    potenciales/trabajadores existentes),

    pero es preciso tener en cuenta la rápida rotación

    del personal joven y la evolución de la

    naturaleza de los empleos. Además, la igualdad

    de todos los trabajadores, hombres y

    mujeres, por lo que respecta al acceso a la formación

    constituye un problema tanto cuando

    se considera el tamaño de las empresas (las

    PYME son las más perjudicadas) como el perfil

    de formación del trabajador (nivel de educación

    de las personas de mayor edad y de los

    grupos de personas poco cualificadas).

    Las personas con discapacidad tienen

    idénticas posibilidades de trabajar en empresas

    que proporcionan formación, pero por lo

    general son pocas las que se benefician de

    estas medidas, sobre todo cuando el grado de

    incapacidad es elevado.

    La justa dosificación de los incentivos

    financieros

    La elección de participar o no en el mercado

    de trabajo dependerá esencialmente de la

    situación financiera individual y de las opciones

    disponibles. Las rentas del trabajo se

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    262 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    comparan con las restantes fuentes de ingresos

    y los costes asociados. Por ello, determinar

    si existen incentivos económicos para trabajar

    exige analizar la interacción entre el

    nivel de los salarios, los niveles de asistencia

    social y el sistema fiscal. Esta es la razón por

    la que los niveles de remuneración, la fiscalidad

    y los regímenes de prestaciones sociales

    deben tenerse en cuenta en el análisis de la

    incidencia global sobre la participación en el

    mercado de trabajo.

    Los sistemas de imposición y prestaciones

    (individualmente y combinados) influyen

    sobre todos los movimientos en el mercado de

    trabajo, a saber, la participación en dicho

    mercado, la opción entre educación y trabajo,

    la decisión de jubilarse anticipadamente y la

    duración del desempleo. Aunque las últimas

    reformas muestran que se presta especial

    atención a los sistemas de imposición, dos

    aspectos de la interacción entre la imposición

    y las prestaciones pueden tener una influencia

    significativa en la oferta de mano de obra.

    El primero es el nivel de las prestaciones

    sociales con relación a las remuneraciones y

    su efecto sobre la decisión de participación en

    el mercado, que puede desembocar en la llamada

    trampa del desempleo. El segundo es la

    modificación de la renta disponible (teniendo

    en cuenta el efecto combinado del aumento de

    la imposición y la retirada de las prestaciones

    concedidas en función de los recursos) a medida

    que se incrementan las remuneraciones, y

    su influencia sobre los esfuerzos invertidos y

    las horas pasadas en el trabajo (que puede

    desembocar en la trampa de la pobreza).

    El efecto real sobre la oferta de mano de

    obra depende de la reacción individual de los

    agentes económicos ante la modificación de

    los incentivos. Niveles elevados de prestaciones

    por desempleo y de otro tipo, combinados

    con períodos de percepción prolongados y una

    aplicación permisiva de las normas de concesión,

    pueden minar los incentivos para aceptar

    un empleo y aumentar el riesgo de una

    dependencia duradera de las prestaciones

    sociales. Por otra parte, el acceso a sistemas

    de seguridad social vinculados al empleo, en

    particular al seguro de desempleo, bien puede

    incitar a los individuos a aceptar (o a transformar)

    empleos no declarados en empleos regulares.

    Además, el seguro de desempleo, más

    que cualquier otro sistema de prestaciones

    sociales, conlleva una vinculación mucho más

    estrecha al mercado de trabajo de los beneficiarios,

    sobre todo si se toma en serio la condicionalidad

    del empleo y se fomenta la búsqueda

    de trabajo.

    Algunos grupos parecen más sensibles que

    otros a la modificación de los sistemas de

    imposición y prestaciones. Por ejemplo, la

    oferta de mano de obra por parte de los hombres

    de edad intermedia o de los que tienen

    perspectivas de ver aumentar sus remuneraciones

    en el futuro parece ser menos sensible

    a la evolución de los incentivos derivados de

    los sistemas de imposición y prestaciones. Por

    el contrario, los miembros de las parejas en

    las que uno de los convivientes no trabaja (por

    lo general, la mujer) y las familias monoparentales

    son por lo general los grupos más

    sensibles a los incentivos, por lo que respecta

    a la participación en el mercado de trabajo.

    La fiscalidad puede influir en la decisión del

    segundo miembro del hogar de entrar o no

    en el mercado laboral y puede fomentar o

    desalentar el trabajo a tiempo parcial. La

    evolución de los sistemas de imposición y

    prestaciones incide en mayor medida en las

    decisiones relativas a la entrada en el mercado

    de trabajo o la salida de éste que en las

    correspondientes a las horas trabajadas.

    Por lo que se refiere a los trabajadores de

    mayor edad, las distintas iniciativas políticas

    adoptadas por los Estados miembros (mencionadas

    en los PAN) no parecen haber generado

    un aumento realmente significativo de

    su participación en el mercado de trabajo.

    Esto es en parte reflejo de una cultura de

    jubilación anticipada profundamente arraigada,

    de la persistencia de regímenes de jubilación

    anticipada (que coexisten a menudo

    con sistemas destinados a prolongar la vida

    profesional de los trabajadores de mayor

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    263 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    edad) y de las actitudes negativas que persisten

    entre los empresarios, los sindicatos y los

    responsables políticos. Los sistemas de jubilación

    anticipada se vuelven atractivos cuando

    no se dispone de alternativas de empleo.

    Se pueden distinguir distintas formas de

    jubilación y distintos modelos de transición

    en el mercado laboral para los trabajadores

    de mayor edad: en primer lugar, un único

    paso de un empleo a tiempo completo a una

    retirada completa del mercado laboral. Esta

    es, con diferencia, la situación más corriente

    en Europa. En segundo lugar, una jubilación

    parcial (en la que se combina la jubilación del

    empleo a tiempo completo con otro trabajo o

    distintas formas de prestaciones de desempleo

    e incapacidad, sin retirarse completamente

    del mercado de trabajo). Datos procedentes

    de los Estados Unidos sugieren que

    esta situación es más frecuente en los dos

    extremos de la escala de calidad del empleo.

    En tercer lugar, una jubilación 'generalmente

    un despido a causa de reestructuración' en

    la que se combinan períodos de inactividad

    (búsqueda de empleo y reciclaje profesional) y

    períodos de trabajo.

    La situación efectiva dependerá de una

    serie de factores. Los regímenes de jubilación

    anticipada e incapacidad laboral pueden sustituir

    a las prestaciones de desempleo en

    algunos casos, por lo que su cuantía es importante.

    Generalmente, la cuantía de las prestaciones

    de jubilación e incapacidad es más

    elevada que la de las prestaciones de desempleo,

    y los períodos durante los que se conceden

    más prolongados. Además, algunos programas

    relativos al desempleo son, de hecho,

    regímenes de jubilación anticipada, en la

    medida en que no conllevan ninguna exigencia

    de búsqueda de empleo para los trabajadores

    de mayor edad. Son los índices de sustitución

    de las pensiones de seguridad social

    con relación a las remuneraciones y los tipos

    efectivos de imposición del trabajo los que

    influyen en la decisión de los trabajadores de

    mayor edad de aceptar la jubilación, y su

    interacción puede dar origen a «tipos efectivos

    de imposición» elevados sobre la prosecución

    de la actividad laboral. En cualquier

    caso, las prestaciones sociales constituyen la

    principal fuente de ingresos de la mitad de

    las personas de entre 55 y 64 años.

    Las normas de los seguros de enfermedad

    y los regímenes profesionales de pensiones

    pueden inducir a algunos trabajadores a

    retrasar su salida de sus puestos de trabajo

    e inducir a otros a encontrar empleos de

    transición hasta el comienzo de la jubilación

    completa. Por otra parte, los planes de pensión

    privados fomentan por lo general la

    jubilación completa más que la parcial,

    puesto que las prestaciones de jubilación

    están basadas normalmente en la remuneración

    anual media durante los tres o cinco

    últimos años de trabajo, y puede exigirse la

    jubilación completa para poder percibir las

    prestaciones de jubilación. También se

    observa una correlación positiva entre niveles

    de ahorro y riqueza más elevados en los

    trabajadores de mayor edad y su jubilación

    anticipada y retirada completa del mercado

    de trabajo.

    Los incentivos financieros y las normas de

    seguridad social no son los únicos factores

    que determinan la oferta de mano de obra por

    parte de la población de mayor edad. Los factores

    no pecuniarios desempeñan también un

    papel importante en su decisión de permanecer

    en el mercado de trabajo o reincorporarse

    al mismo 4.

    DOCUMENTACI'N E INFORMES

    264 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

    4 HAIDER LOUGHRAM (2001), entre otros, en un estudio

    sobre la oferta de trabajo de la poblaciÛn anciana

    (mayores de 65 aÒos) indican que ´los aspectos no pecuniarios

    dominan las decisiones relativas a la actividad de

    los ancianosª, quienes, por lo general, responden inel·sticamente

    a la evoluciÛn de los salarios. Por consiguiente,

    los autores concluyen que ´las polÌticas que inciden

    sobre el rendimiento econÛmico del trabajo de las personas

    ancianas tendr·n menor repercusiÛn sobre la oferta

    de trabajo de este grupo de poblaciÛn que las polÌticas

    dirigidas a aumentar los rendimientos no pecuniarios

    del trabajoª.

    Un entorno favorable

    Para muchas personas, la decisión de participar

    en el mercado de trabajo no depende

    necesariamente de la evaluación de los factores

    del mercado laboral descritos anteriormente,

    sino de toda una serie de otros factores.

    Éstos determinan si las personas pueden

    conciliar sus obligaciones profesionales con

    otras exigencias 'por ejemplo las tareas

    domésticas, como las compras y el cuidado de

    los hijos (en función de los horarios escolares)

    ' y cómo pueden hacerlo.

    Estructuras de cuidado de niños y

    personas mayores

    Sobre todo para numerosas mujeres, el

    hecho de ocuparse de las personas a cargo

    'hijos o padres' constituye un gran obstáculo

    para trabajar si no existen soluciones alternativas.

    El 14,1 % de las personas inactivas

    desearían trabajar (o sea 10,9 millones de

    personas, de ellas 7 millones de mujeres). Un

    30 % de estas mujeres no pueden trabajar por

    obligaciones personales o familiares.

    De hecho, la provisión de servicios de apoyo

    tiene un doble efecto en la participación. Además

    de facilitar el acceso al mercado laboral

    de los usuarios de estos servicios, ellos mismos

    proporcionan un gran número de empleos.

    Desde 1995 se han creado más de dos millones

    de empleos inetos en los sectores de la asistencia

    sanitaria y los servicios sociales.

    Fomento de la movilidad

    Puede ocurrir que, a pesar de no tener

    acceso al mercado de trabajo local, las personas

    no deseen trasladar su residencia. Según

    los datos de un Eurobarómetro reciente, un

    54 % del 37,5 % de los europeos que se ha

    trasladado durante la última década lo han

    hecho por razones familiares o personales, un

    18 % por razones vinculadas al alojamiento y

    un 15 % por razones profesionales.

    Un porcentaje cercano al 46 % del 18,5 %

    que cree que se trasladará en los cinco próximos

    años lo haría por razones familiares o

    personales y un 27 % por razones profesionales.

    El 34 % de los europeos optaría por permanecer

    en desempleo y seguir residiendo en

    la misma región antes de trasladarse a otra

    región para obtener allí un empleo. Un 38 %

    preferiría trasladarse a otra región, si bien

    esta voluntad disminuye mucho con la edad,

    y un 16 % indica que su decisión dependería

    del trabajo que pudiera obtener.

    Más del 29 % de los europeos declaran que

    una «mejor situación financiera» y unas «mejores

    perspectivas profesionales», respectivamente,

    les estimularían a trasladarse.

    Todos estos aspectos relativos a la movilidad

    y los desplazamientos al trabajo sugieren

    que la situación de los empleos y la disponibilidad

    y asequibilidad de los transportes, o el

    desarrollo de oportunidades empresariales,

    incluidas actividades de trabajo electrónico,

    en las comunidades locales, pueden ser

    importantes para aumentar la participación

    en el mercado de trabajo.

    LOURDES L'PEZ CUMBRE

    265 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37

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