Un silencio con eco

AutorJosé Luis Rodríguez García
CargoAbogado
Páginas28

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Sí, puede parecer imposible, pero el documental "El gran silencio" de Fhilip Groening, estrenado en Alemania el día 10 de noviembre de 2005 y en España al año siguiente, deja en los espectadores un prolongado eco interior, a modo de reverberación mística, de la vida en clausura.

Posiblemente sea el efecto evocativo que queda en el ánimo de quienes vivimos en el mundo de las hipotecas después de habernos sumergido unas tres horas en la oscuridad de la sala cinematográfica para observar, desde la butaca, los repetidos y esenciales quehaceres de estos voluntarios anacoretas ahormados al ora et labora..., mientras detrás de los muros despaciosamente pasa el tiempo de tañido en tañido de campana.

Estos pocos cartujos, consagrados a la oración, transmiten al ánimo del espectador, con sus rituales gestos cotidianos, la dimensión de una vida trascendente que a nosotros, sin embargo, se nos vacía como agua en cesto de mimbre sin empaparnos.

Su día a día es tan diferente al nuestro que nos preguntamos, desde la sospecha, si realmente aquellos seguidores de San Bruno viven la plenitud de su tiempo.

Sus rostros retenidos por el objetivo de la cámara son serenos, y en ellos destacan los ojos de miradas limpias, casi de niño que no puede esconderse detrás de las solemnes barbas.

Tenemos entonces la sensación de que para nosotros la vida transcurre sin poder contemplar cuando la nieve se convierte en flor de almendro y es en aquel silencio monacal donde intuimos la dimensión de un tiempo que nos sobrecoge en su fría desnudez.

Las imágenes, rodadas con escasísimo sonido original (en ocasiones con la letanía de oraciones escritas sobre la pantalla), nos acogen intramuros de la Cartuja como testigos presenciales de la jornada conventual y hasta logran que lleguemos a ver a través de sus ventanales, al igual que sus moradores cómo las nubes se arremolinan empujadas por el viento de las cumbres alpinas y el hielo, goteando, se deshace en diamantes sobre el granito en de una primavera que se barrunta.

Y de esta manera, fotograma a...

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