Prólogo

AutorLluís Muñoz Sabaté
Cargo del AutorAbogado. Profesor Titular de Derecho Procesal Universidad de Barcelona
Páginas15-17

Page 15

Aunque parezca increíble, éste es un prólogo que un discípulo escribe para su maestro. Esto es insólito y así se lo hice saber a Muñoz Sabaté, pero los planteamientos rupturistas de sus estudios procesales también se han manifestado en este punto. Muy probablemente, nuestra amistad desde hace tantos años y mi insistencia en la necesidad de reunir sus trabajos, publicados en los últimos veinticinco años, le condujeron a pedirme el prólogo de esta obra.

Éste es un libro totalmente necesario pues Muñoz Sabaté, al margen de sus monografías, ha ido publicando de forma dispersa multitud de breves estudios. Así, por ejemplo, es muy posible que el lector desconozca que cada volumen de la centenaria «Revista Jurídica de Cataluña» se ha enriquecido, cada tres meses, con una aportación original suya, y desde la atalaya de su apartado «Jurisprudencia comentada» ha ido exponiendo su opinión crítica sobre múltiples cuestiones procesales —la gran mayoría de ellas en materia probatoria y de arbitraje—. Y no exagero si destaco que muchos abogados catalanes esperan la publicación del último número de esta revista para deleitarse con su lectura.

Lo cierto es que la finura y estilo directo de sus escritos nos conduce siempre al placentero acto de leerlos entusiastamente. Y este entusiasmo por la lectura de sus trabajos no es algo nuevo pues ya puede experimentarse desde sus primeros estudios, lo que le ha valido el máximo reconocimiento internacional, a saber, el respeto intelectual: en los muchos viajes que he realizado a Sudamérica he podido comprobar la existencia de decenas de ediciones de varios de sus libros y, muy significativamente, su best-seller «Técnica Probatoria» de 1967 (con lo se ha cumplido con creces el deseo del querido maestro Santiago Sentís Melendo quien, al prologar dicha obra, destacó: «Mi deseo sería que llegara a convertirse en herramienta de trabajo de los que ejercen la abogacía»), y la monografía que constituyó su tesis doctoral «La prueba de la simulación», publicada en 1972. No cabe duda que ambos son excepcionales, pues en el primero se abordan de forma original las dificultades prácticas de la prueba en el proceso y, en el segundo, de manera igualmente original, como si de un detective se tratase, tras un exhaustivo análisis jurisprudencial, descubre hasta una treintena de indicios que conducen a probar la simulación de los negocios jurídicos. Precisamente, su pasión por la semiótica judicial se inicia en estas dos...

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