La política fiscal europea, entre cohesión y coordinación

AutorPatricia Lampreave Márquez
CargoAbogada y profesora de Política Fiscal Europea en la ULB (Bélgica)

Artículo publicado en el periódico "Cinco días" versión papel el 21 de mayo de 2012.

Desde la creación de la Unión Europea (UE), la cooperación entre Estados y la unificación de criterios han jugado un papel primordial en ciertos aspectos económicos y monetarios, pero muy secundario en lo referente a política fiscal. No podemos obviar, que esta última es parte integrante de la soberanía que ejerce cada Estado, dependiendo de la recaudación fiscal, tanto la financiación del gasto público, como la posterior redistribución de la renta.

En la UE, la diversidad de sistemas tributarios de los Estados miembros (EM), es una cuestión que ha suscitado desde hace décadas el debate sobre la necesidad de fijar una serie de puntos en común, aplicables a todos sus integrantes, no sólo en lo relativo a la aproximación de la fiscalidad en sí, sino en cuanto a la erradicación de conductas lesivas que puedan perjudicar al mercado interior. Tal es el caso de la competencia fiscal desleal que han ejercido ciertos Estados durante años (a pesar del Código de Conducta de 1997), impulsando regímenes fiscales (bien en su propio país o en sus territorios dependientes o asociados, clasificados algunos como paraísos fiscales o países de baja tributación) que implicaban una operativa artificiosa y opaca, con el único objetivo de atraer la inversión exterior hacia su territorio, erosionando con ello las bases imponibles de otros Estados.

Se debe subrayar que la idea inicial de una “armonización fiscal plena”, recogida en los Informes Neumark (1963) o Ruding (1992), con el tiempo ha dado paso a una “coordinación de políticas fiscales”, que sin duda alguna ha contribuido a mejorar la tributación de las transacciones llevadas a cabo entre operadores localizados en diferentes EM, ha flexibilizado y agilizado la coordinación entre las diferentes administraciones o ha ayudado a disminuir la evasión y la elusión fiscal intracomunitaria.

No obstante y a consecuencia tanto de las corrientes anti-europeístas como las defensoras a ultranza de una UE que prime sobre sus EM, hemos llegado a un punto donde debemos plantearnos si, aproximando los actuales 27 sistemas tributarios, perjudicamos la producción eficiente y el crecimiento económico de cada Estado o sólo mediante una política fiscal común, será capaz la UE de incrementar su competitividad y ser de nuevo un referente en una economía globalizada. Es decir, los EM deben plantearse si prefieren que sea la UE (con personalidad...

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