Periodismo raso. La información periodística sobre las Fuerzas armadas en misiones de paz.

AutorPilar Carrera
Cargo del AutorProfesora de periodismo. Universidad Carlos III de Madrid
Páginas9-18

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"Nada más ingrato para un soldado que ser visto como un incordio inevitable del que cuanto menos se hable mejor".

ABC, 18 de agosto de 2005

"62 militares de elite españoles mueren en un avión ucraniano alquilado por su bajo coste".

El Mundo, 27 de mayo de 2003

"Mujeres e inmigrantes han salvado la profesionalización de las Fuerzas Armadas"

El País, 5 de marzo de 2008

El tratamiento informativo que los medios periodísticos han dispensado durante los últimos años a las Fuerzas Armadas españolas en misión de paz, ha de considerarse desde una doble vertiente: en primer lugar, hay que evaluar qué información recogen de facto los medios; en segundo lugar, debemos plantearnos a qué información tienen acceso los periodistas.

Es decir, nos encontramos con dos cuestiones que no pueden confundirse, porque en modo alguno son la misma. La primera puede asimilarse a una cuestión de "enfoque". Pongamos un ejemplo: habrá periódicos que problematicen la denominación de "misión de paz" o "misión humanitaria" con la que el Gobierno se refiere a la presencia de tropas españolas en, pongamos por caso, Afganistán, y ello apoyándose en ocasiones en "fuentes del Ejército" anónimas que se mostrarían descontentas por la eufemización de lo que en la práctica serían situaciones de alto riesgo. Otros medios no cuestionarán dicha nomenclatura, aceptando la versión gubernamental de la "misión humanitaria". Pero, en el fondo, esto no es lo más importante. Una vez más, lo esencial en términos periodísticos no es tanto la labor de editorialización como la información a la que acceden o pueden acceder los periodistas. En el caso de la información sobre las FFAA, los protocolos son rígidos y las fuentes están fuertemente institucionalizadas, con lo cual el periodista debe adaptarse a un estricto corsé tanto en el acceso a la información como, en consecuencia, en la transmisión de dicha información a la ciudadanía. Dejando al margen algunos casos residuales de filtraciones (sin olvidar nunca que toda filtración es, por principio, tendenciosa), la información de la que disponen los distintos medios como base para sus elucubraciones es esencialmente la misma y las fuentes que la suministran limitadísimas y homogéneas. El grueso de la información proviene

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del Ministerio de Defensa y, asimismo, la información procedente del Ejército está controlada por Defensa; de hecho, a los Oficiales de Información Pública de las FFAA, formados para tal fin, se les priva en cierta medida la posibilidad de ejercer su cometido debido al férreo control ministerial sobre la información. Así, podrían darse situaciones realmente esperpénticas, siendo imaginable que cuando un periodista acudiese, pongamos por caso, al contingente destinado en Afganistán, o en Irak en su momento, en busca de información de primera mano, se le sugiriese que para obtener información sobre lo que está ocurriendo allí, llame a Madrid. La causa: el excesivo control político, que mide la oportunidad de la información según un baremo estrictamente partidista, desatendiendo otros criterios más pertinentes y desvelando en ocasiones el propio Ministerio de Defensa información, esta vez si, realmente confidencial1.El Parlamento es también una fuente institucional relevante y, a mucha distancia en términos de aportación al caudal informativo, encontramos también fuentes directas anónimas (en principio los periodistas tienen un limitadísimo acceso a las fuentes primarias en este ámbito y en el caso de las misiones internacionales solo pueden tener acceso a las bases militares cuando acompañan a miembros del Gobierno o de la Casa Real, estando el flujo informativo entre militares y periodistas, como se ha dicho, controlado por Defensa) y Asociaciones de Militares, devaluadas en gran parte como fuente por su escaso índice de afiliación2. Habría que considerar también las declaraciones de familiares y allegados, sobre todo en el caso de episodios luctuosos, declaraciones cuyo aprovechamiento por parte de los periodistas sobrepasa en ocasiones el límite de la pertinencia informativa. Como ocurre en la mayor parte de las democracias occidentales, también en España las actuaciones noticiables del Ejército tienen lugar fuera de las fronteras nacionales y sus acciones se ubican esencialmente, de cara a la opinión pública, dentro del capítulo de "misiones humanitarias" o "misiones de paz".

Cuando se habla de la "imagen" que los medios de comunicación ofrecen de las FFAA, el error es creer que los periodistas son omnipotentes creadores de imágenes en esa instancia estadística que es la opinión pública. Asumiendo este presupuesto simplista, no estamos reparando en un hecho esencial: que el periodista no origina la información, sino que depende de sus fuentes y, por lo tanto, en gran medida, son las fuentes las que establecen las reglas del juego y por ende determinan la "imagen" en cuestión. Dependiendo del

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grado de ostracismo o accesibilidad de dichas fuentes la imagen será una u otra... máxime cuando los periodistas son cada vez menos dueños de las informaciones que transmiten (la "agenda propia" de los medios periodísticos es un bien menguante). Por lo tanto, hay que remontarse a esas agendas externas al medio que marcan, ya que dosifican la información, buena parte de los contenidos periodísticos. En tal sentido, aunque este análisis se limite a algunas cabeceras, podemos aventurar que la información ofrecida por otros medios no divergiría mucho en términos de fuentes y naturaleza de la información.

Este presupuesto de partida debería permitirnos situar en el lugar que le corresponde la labor del periodista y valorarla en su justa medida, es decir, sin magnificarla -habida cuenta de que el periodista trabaja con fuentes muy celosas del control de la información y, por lo tanto, no todo lo puede-, ni infravalorarla, ya que, sin duda, los medios periodísticos siguen siendo elementos determinantes en el proceso de formación de la opinión pública.

La información sobre las FFAA en España es una información rígida, poco transparente y muy restringida. El periodista, como se ha dicho, tiene en gran medida vedado el acceso a las fuentes primarias, al estarle prácticamente prohibida la entrada a los acuartelamientos de tropas españolas en el exterior, salvo como "acompañantes" de cargos del Estado, seguramente por temor, por parte del Gobierno de turno, a que los soldados digan algo "políticamente incorrecto" y que sus declaraciones se filtren a los medios.

Si nos centramos en la "acción humanitaria" de las Fuerzas Armadas españolas en misión de paz en el ámbito internacional, hay que considerar que dicha actividad humanitaria desarrollada, en principio, bajo mandato de la ONU, constituye uno de los pilares de la política militar del Gobierno. Cumple también un evidente papel de legitimación social para una institución que tradicionalmente ha sido vista como ajena al ámbito civil. La decisión política de enviar a las tropas de la Legión a Bosnia en el año 92...

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