El parque cultural del chopo cabecero del alto alfambra. Reinventar un valle olvidado de la montaña de Teruel desde el ancestral saber campesino

AutorChabier de Jaime Lorén
Páginas167-196
167
CAPÍTULO SÉPTIMO.
EL PARQUE CULTURAL DEL CHOPO CABECERO
DEL ALTO ALFAMBRA. REINVENTAR UN VALLE
OLVIDADO DE LA MONTAÑA DE TERUEL DESDE
EL ANCESTRAL SABER CAMPESINO
Chabier de Jaime Lorén1
INTRODUCCIÓN
La especialización económica del Alto Alfambra en la producción de lana desde
el siglo XV ha sido el origen de su intensa deforestación y, en paralelo, de la creación
en las riberas de sus ríos de la más extensa y monumental masa de chopos cabece-
ros de Europa. El aprovechamiento de la madera de estos árboles trasmochos era
compatible con el de los pastos frescos por el ganado. Estos árboles añosos tienen
un gran interés ecológico, paisajístico, histórico y etnológico, que ha sido recono-
cido por el Gobierno de Aragón como Bien de Interés Cultural Inmaterial. Forman
parte de un paisaje cultural de consideración patrimonial. En 2018 se ha declarado
el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, una herramienta de pro-
moción de este patrimonio cultural y natural que está dando sus primeros pasos
para promocionar un modelo de turismo rural basado en la interpretación de un
valle de la montaña turolense con una arboleda tan centenaria como singular.
1 Director cientíco y gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, Aragón.
168 Capítulo Séptimo
1. EL DÓNDE Y EL CUÁNDO DE UN PROYECTO
DE TURISMO PATRIMONIAL
1.1. Un territorio de la montaña mediterránea
La cordillera Ibérica se asoma al mar Mediterráneo en la sierra de Gúdar. El
Peñarroya (2.028 m.) es la última gran cumbre. En estas montañas nacen dos impor-
tantes ríos. El Mijares, que se encamina directo al mar, y el Alfambra que, alejándose
del mismo, sigue un sorprendente recorrido hacia el norte hasta para sortear la sie-
rra de El Pobo y, entonces, dirigirse a Teruel, donde conuye con el Guadalaviar y
forma el Turia. Estas montañas dividen la cuenca en dos: el Alto y el Bajo Alfambra,
dos territorios muy diferentes. En conjunto tiene una supercie de 1.425,39 km2
y una longitud de 102 km. El río Alfambra destaca por su escaso caudal. Tiene en
Villalba Alta un módulo anual de 0,92 m3/s y muestra una notable irregularidad
estacional e interanual. Realmente, el Alfambra se comporta como un río-rambla
(Del Valle et al., 2007).
Las litologías más representativas en el Alto Alfambra son los materiales carbo-
natados jurásicos y, en menor medida, las arcillas, areniscas y calizas del Cretácico
Inferior. Unos y otros fueron deformados durante la orogenia Alpina. En las depre-
siones terciarias, durante el Neógeno, se depositaron calizas y arcillas en ambientes
continentales. Por último, aoran unos escasos depósitos uviales cuaternarios en
el fondo del valle (Instituto Geológico y Minero de España, 1985).
Este territorio tiene un clima submediterráneo continental frío. Las precipita-
ciones son escasas e irregulares, oscilando entre los 400 y los 550 mm anuales. Las
temperaturas medias anuales oscilan entre los 8 ºC de la cabecera del valle y los 10
ºC de su tramo inferior. La evapotranspiración potencial anual no es muy acusada
por las bajas temperaturas (Pérez, Longares, La Roca y Lozano, 2018).
Ilustración 1. Bosques y prados en la
cabecera del Alto Alfambra.
Las zonas altas de la sierra de Gúdar
y de El Pobo presentan una vegeta-
ción propia del piso oromediterráneo
de la serie basóla, con sabina rastrera
(Juniperus sabina) y pino albar (Pinus
sylvestris). El resto de la cuenca se
encuentra en el piso supramediterrá-
neo, correspondiendo la vegetación del

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