Conclusión
Autor | Juan Ignacio Piña Rochefort |
Cargo del Autor | Profesor de Derecho Penal. Universidad de los Andes, Chile |
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La teoría del rol que hemos intentado perfilar sostiene que el análisis sistémico debe desvincularse de la idea de «todo» y «partes». La unidad mínima de los sistemas trasciende tanto a los elementos que los integran como a las relaciones que vinculan a dichos elementos. Por el contrario, dichas unidades mínimas son constructos sistémicos que acoplan al elemento y la función que está llamado a desempeñar. Dichos constructos son los roles y en términos abstractos constituyen la unidad mínima de todo sistema.
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La formación de los roles consiste en la diferenciación de funciones y la asignación de ellas a elementos capaces de desempeñarlas en los sistemas sociales. Dicha asignación de funciones se ve cristalizada en la dirección de expectativas (que se traducen en normas) a los elementos para los que dicha función se ha diferenciado. Mediante dichas normas puede determinarse (y juzgarse) el desempeño del elemento respecto de las expectativas que se le dirigen.
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En el plano de los sistemas sociales, los roles son el conjunto de expectativas sociales dirigidas a un individuo en una determinada ubicación social. Dichas expectativas forman una estructura social que es recibida por el individuo (en cuanto sujeto) en forma de normas. La comunicación e internalización de dichas normas constituyen el proceso de socialización.
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Sólo pueden defraudarse las expectativas sociales que son parte del rol como estructura social; cualquier otra defraudación es irrelevante socialmente (aunque pueda tener relevancia en otros ámbitos). Las expectativas sociales comunicadas orientan la conducta de su destinatario, y dichas orientaciones pueden darse de un modo directo o de un modo reflexivo (como expectativas de expectativas). Las normas, en cuanto forma de expresión de las expectativas sociales, orientan la conducta de los partícipes del sistema.
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Cada sistema funciona clausurado operacionalmente, de modo que diferencia por sí mismo las expectativas y las normas que en su operación resultan válidas. Esta diferenciación puede tomar la forma de constitución o re-validación de normas, pero siempre es un proceso cerrado, en que la apertura del sistema es sólo cognitiva, de modo que sólo él puede asignar valor normativo a las cogniciones recibidas. No es posible la comunicación de normas de un sistema social a otro, sino sólo de cogniciones. Cada sistema determina si otorga o no valor normativo a dichas cogniciones.
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Si las expectativas (y por ende roles y...
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