Ihering y el gallego litigante

AutorJulio Picatoste
Cargo del AutorMagistrado (jubilado) - Académico de número de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación
Páginas47-49
IHERING Y EL GALLEGO LITIGANTE 10
De pleiteantes tenemos fama los gallegos. Si fuera cierto que lo somos,
importará aclarar si es debido a un carácter por naturaleza belicoso y disputa-
dor o si son otras las causas de esa pretendida inclinación al litigio. Habría que
dilucidar también si aquella reputación obedece a criterios de cantidad o toma
en consideración el talante con el que el gallego acude al proceso o, en n, si
se trata de fama cimentada en tiempo pasado, mantenida luego por inercia.
Tengo para mí que se exagera y que, en todo caso, se propende a la aceptación
acrítica de un estereotipo que hoy carece de justicación razonable.
Debe revisarse esa nuestra fama de pleiteantes como algo consustancial
con nuestro temperamento. Hay aquí, entre nosotros, pero como en todas
partes, la inevitable fauna patológica de los enredadores y querulantes, que
hacen del papel de ocio el suyo propio, visitadores de Juzgados, zurupetos,
rábulas, tinterillos y aspirantes al antiguo ocio de corchetes. Pero, insisto,
padecemos estos infectos y dañinos personajes en la cuota mínima que nos
corresponde, mas no como especie singular y autóctona ni en mayor medida
que otros pueblos.
No parece justo seguir sosteniendo o alimentando la fama de una con-
génita proclividad del gallego a la pendencia judicial. Por de pronto, convie-
ne saber que las estadísticas, que miden el número de contiendas judiciales
por cada mil habitantes, no solo no conrman aquella reputación antigua,
sino que la desmienten; por los datos que el Consejo General del Poder Ju-
dicial publica, sabemos que en el año 2005 la litigiosidad más alta se produjo
en la Comunidad balear, a la que siguen Andalucía, Valencia, Madrid y Ca-
narias; en el listado de las diecisiete Comunidades Autónomas, ocupábamos
en aquellas fechas un discreto y razonable décimo lugar, por debajo de la
media nacional; nos siguen, casi igualados, los asturianos. Según la última
Memoria del mismo Consejo, la tasa de litigiosidad correspondiente al año
2006 nos sitúa en un noveno lugar, pasa Andalucía a ocupar el primero y
le siguen Baleares y Valencia. Si atendemos al ámbito exclusivo de la liti-
giosidad civil, nos veremos ligeramente por encima de la media nacional
10 Faro de Vigo, 26 de enero de 2008.

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