La fusión con digital en España

Hacer rentable un negocio como es la televisión de pago en Europa es una asignatura pendiente. Las cifras invertidas en contenidos han sido millonarias, pues se partía de la hipótesis de que el usuario lo pagaría, pero el > lo que hasta hace poco era gratis no es fácil. Las soluciones en Europa han ido a la fusión de las diversas plataformas digitales rivales.

Vía Digital contaba en la actualidad con 806.000 abonados, una cifra insuficiente para cuadrar sus cuentas. Obtuvo unas pérdidas de 334 millones de euros, en el 2001 frente a los 253 millones del año 2000. Mejor sustancialmente, pero también negativa, es la situación que vive Canal Satélite Digital, cuyos 1,2 millones de abonados consolidan como la cadena de pago líder en España, pero que presentó unas pérdidas brutas el año pasado de 24 millones de euros sensiblemente superiores a las pérdidas de 4 millones de euros en el año 2000.

El cierre ordenado de Quiero TV, televisión digital terrestre de pago, que ha acordado poner fin a su aventura audiovisual, ha convencido a los presidentes y consejos de administración de ambas compañías de que ante este panorama de pérdidas, alimentado además con la difícil situación económica por la que atraviesan los grupos mediáticos por la caída de la inversión publicitaria, no cabe más salida para sobrevivir y salir de agujero de las pérdidas, que la fusión de ambas de una vez. De esta forma, los movimientos hacia la fusión de ambas plataformas volvieron a tomar cuerpo

En España hemos sido testigos durante más de siete meses de las incidencias e incertidumbre de la fusión de las dos plataformas existentes, Canal Satélite Digital participada mayoritariamente por PRISA y Canal Plus Francia y Vía Digital (Telefónica). El gobierno enviaba el expediente de la fusión a Bruselas argumentando que la concentración amenazaba con crear una posición dominante que impediría la competencia en distintos mercados dentro de España. Bruselas se lavaba las manos en la fusión digital devolviendo el expediente a España, ya que estimaba que la cuestión carecía de la dimensión europea necesaria para la intervención de la Comisión. Escuetamente comunicaba que al tratarse en todos los casos de posibles efectos de ámbito nacional, la Comisión Europea acepta que sea España la que investigue la fusión.

Sobre la misma se han pronunciado las asociaciones de consumidores y los competidores, elevándose voces preocupantes sobre las consecuencias de que la fusión acordada entre...

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