Estudio preliminar. Teoría del derecho y análisis conceptual

AutorHernán Bouvier, Paula Gaido y Rodrigo Sánchez Brigido
Páginas9-45
ESTUDIO PRELIMINAR
TEORÍA DEL DERECHO
Y ANÁLISIS CONCEPTUAL *
La posibilidad de construir una teoría sobre un objeto está ínti-
mamente relacionada con la posibilidad de identificar y explicar
qué es lo que lo hace ese objeto y no cualquier otro. Para ello es
necesario que las condiciones bajo las cuales el objeto puede ser
identificado no colapsen en todos los casos con las creencias (o
pareceres) que los sujetos tienen sobre él. Un escenario tal equival-
dría a sostener que no hay tal cosa como un objeto independiente a
ser identificado o analizado. Equivale a sostener, en definitiva, que
no es posible un análisis objetivo. Una precondición básica, enton-
ces, para la construcción de una teoría es la posibilidad de sostener
que el objeto analizado, aunque podría depender de algunas
creencias, no es dependiente siempre y en todo caso de los parece-
res de los individuos a través de diferentes escenarios o mundos
posibles. Dicho de otra manera, las creencias pueden determinar un
objeto a condición de que el objeto no equivalga a cualquier creen-
cia que se tenga sobre él 1. En algunas áreas del conocimiento hu-
* Queremos expresar nuestro agradecimiento a Carolina SCOTTO por su orienta-
ción y sugerencias en la redacción de este trabajo.
1Éste es el caso, por ejemplo, cuando se analiza o teoriza sobre DINERO o
mano (v. g., el de las ciencias empíricas o el de las matemáticas), el
camino hacia la identificación del objeto, y por tanto el camino
hacia la construcción de una teoría sobre dicho objeto, resulta, pri-
ma facie, más simple. Existe consenso sobre dónde (en qué parte
del mundo) ir a buscar un objeto determinado, y existen métodos
para determinar si tal objeto existe o es fruto de la imaginación o
conjetura humana. Por el contrario, en otras áreas del conocimiento
no resulta para nada claro dónde habría que ir a buscar los objetos
de interés, ni el método que habría que emplear para identificarlos
y analizarlos, ni mucho menos el método para decidir que la bús-
queda es infructífera o que no hay nada en el mundo que pueda
contar como tal 2. Dicho de forma breve, en algunas áreas del cono-
cimiento la pregunta por determinados objetos parece indicar el
tipo de método a utilizar, el lugar adonde ir a buscarlos y las condi-
ciones para determinar si esa búsqueda ha sido exitosa. Ése no
parece ser el caso en el área de la filosofía ni, por carácter transiti-
vo, en la filosofía del derecho 3. Esta dificultad ha llevado a algu-
nos pensadores a sostener que los objetos de la filosofía (sea ésta
teórica o práctica) o bien constituyen un sinsentido y es infructífero
su estudio, o bien pueden ser analizados a condición de que la tarea
filosófica se adapte a las condiciones de análisis prescritas por las
ciencias empíricas o las disciplinas formales 4. De hecho, hay quie-
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INFLACIÓN. La existencia de tales fenómenos u objetos depende de las creencias de
los individuos. Pero no depende de cualquier creencia (no colapsa en ellas). Dentro de
un mismo grupo hay prácticas de corrección de creencias. En ese caso, se sostiene, el
objeto no depende de cualquier creencia a través de escenarios posibles. Las prácticas
mismas constituyen un patrón de corrección de creencias.
2El punto es relevante dado que existen enfoques en el campo del análisis concep-
tual que sostienen que el análisis de un objeto puede incluir, al menos, dos pasos:
a) identificar las propiedades que debe tener el objeto o idea para calificar como tal;
b) corroborar si tales propiedades son instanciadas por algún objeto en el mundo
actual. Al respecto, JACKSON, 1998: 47-51. En el terreno de la metaética SMITH, 1994,
en especial cap. III, sección 2, «Rationalism as a Conceptual Claim vs. Rationalism as
Substantive Claim», y MACKIE, 1977, cap. I.
3Sobre esta dificultad intrínseca de la labor filosófica y la razón por la cual —en
contraste con las ciencias empíricas y las disciplinas formales (v. g., matemática)— las
preguntas en el terreno filosófico no indican adónde ir a buscar el objeto de análisis o
cómo determinar su existencia, véase BERLIN, 1978: 1-11.
4Desde el punto de vista histórico, por ejemplo, es posible concebir las corrientes
de la filosofía analítica y de la fenomenología como intentos de dar respuesta al mismo
problema: cómo encontrar un lugar para la filosofía en medio del contundente éxito de
nes consideran que la actividad filosófica no ha tenido ningún éxito
en la tarea de conservar un lugar propio. La propuesta más radical
dentro de esta línea supedita, lisa y llanamente, la actividad filosó-
fica a la científica 5. Esta línea de pensamiento ha sido rechazada
por aquellos que creen que la filosofía posee un campo exclusivo
de incidencia que no puede ser reducido a los límites antes descri-
tos. Se verifica, en este sentido, una marcada resistencia a reducir
la filosofía a un departamento o secretaría de la ciencia 6. Según
esta forma de ver las cosas, existe un territorio propio de la activi-
dad filosófica que consiste en el análisis de las ideas o conceptos
acerca de determinados objetos. Las preguntas que se imponen
son, entonces, qué se entiende por idea o concepto y qué podría
contar como el análisis de un concepto.
1. IDEAS Y CONCEPTOS
En la historia de la filosofía las nociones de idea y concepto se
encuentran estrechamente ligadas 7. En un sentido algo informal
puede decirse que ambas nociones son, al menos hasta finales del
siglo XIX, intercambiables.
Por una parte, la tradición denominada platónica ubica a las ideas
o conceptos en un reino desvinculado del mundo empírico. Para
PLATÓN, una idea es un elemento abstracto y arquetípico que es ins-
tanciado de manera imperfecta en los objetos del mundo físico. De
las explicaciones en el terreno de las ciencias naturales. La filosofía analítica y la feno-
menología pueden concebirse, bajo este punto de vista, como una respuesta al expan-
sionismo cientificista en el terreno de la filosofía. Los intentos de FREGE y HUSSERL
(entre otros) de rechazar el psicologismo pueden ser leídos en esta clave. Al respecto
véase THOMASSON, en prensa.
5Dentro de ella pueden distinguirse dos líneas principales. La primera sostiene
que la filosofía puede aspirar a un terreno propio si y sólo si adapta su metodología a
criterios empíricos y/o formales, y tiene su representante más prominente en el positi-
vismo lógico. La segunda sostiene que la filosofía es un continuo con —o está supedi-
tada a— la ciencia, y se conoce como la corriente naturalista. Ambas corrientes se ana-
lizarán más adelante.
6Véase WILLIAMS, 1978: xi-xviii (texto incluido como introducción al libro de
BERLIN, Concepts and Categories...).
7Sobre las diferentes nociones de concepto a lo largo de la historia de la filosofía
desde el período presocrático hasta KANT puede verse HORN, 1932.
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