Desobediencia civil

AutorJuan Alfredo Obarrio Moreno/Sandra Adams
Cargo del AutorLicenciado en Historia y en Derecho. Catedrático de Derecho Romano (Univ. de Valencia)/Licenciada en Filología Alemana por la Universidad de Mainz
Páginas291-297
DESOBEDIENCIA CIVIL
CORO. “Ser piadoso es una cierta forma de respeto, pero de nin-
guna manera se puede transgredir la autoridad de quien regen-
ta el poder. Y, en tu caso, una pasión impulsiva te ha perdido”.
vv. 872-875.
I. INTRODUCCIÓN
“La desobediencia civil tiene sentido si sirve para que otros ciuda-
danos se den cuenta de que hay un problema lo sucientemente
serio como para que alguna gente asuma riesgos, de manera que,
quizá, se pongan a pensar sobre ello y vayan y hagan algo ellos
mismos. Si hay una base asentada, la desobediencia civil puede
ser una herramienta muy efectiva; si no hay base, no; de hecho,
puede ser dañina”.
Noah Chomsky, Cooperación o extinción.
Miguel Latouche, en su artículo titulado “Los dilemas de Antígona.
Reflexiones en torno al problema de la desobediencia civil”, se pregun-
ta: “¿Puede el pensamiento clásico referir situaciones que nos ayuden a
reflexionar sobre esta situación y nos permitan derivar conclusiones relevantes
para nosotros en términos del diseño de modelos de organización socio-polí-
ticos coherentemente establecidos?” Como no podía ser de otra forma, su res-
puesta es afirmativa1047.
1047 Miguel Latouche, “Los dilemas de Antígona. Reflexiones en torno al problema de la
desobediencia civil”, EPISTEME NS, 31/2 (2011), pp. 25-44.

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