Introducción: identificación, justificación y demarcación politológica del tema y su estructura expositiva

AutorFernando Condesso
Páginas13-24

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El mayor problema que se plantea a las Administraciones es el de gobernar en la transparencia, en la equidad, con celeridad y sin conflictos

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Woodrow Wilson -«The Study of Administration». In Political Science Quarterly, 1887, republicado en Stillman (Ed.) -Public Administration,o.c, 1992.

  1. Esta publicación versa sobre el derecho del libre acceso al conocimiento de informaciones detentadas por cualquier entidad que efectúe tareas públicas, destacando autónomamente su régimen en materia ambiental. En efecto, éste nos merece referencia especial, ante la dimensión material de la degradación permanente (la unidad del bien directamente a proteger, el ambiente en sentido amplio, e indirectamente otros valores, dada su conexión con la salud y la calidad de vida), donde, desde luego, se destacan los elementos naturales (que no conocen fronteras). Y donde los poderes públicos y los ciudadanos (por sí o a través de organizaciones no gubernamentales) son llamados, en conjunto, a participar en las tareas ecófilas del día a día, intentando prevenir y corregir contaminaciones de esos componentes, agua, aire, suelo o impedir la destrucción de la flora, la fauna, hábitats y paisaje o evitar el ruido, defender el ambiente urbano y, en general, proteger el patrimonio natural y cultural. Ante un reto de tanta importancia, en que todo está, muchas veces, involucrado y en que los poderes y las Administraciones Públicas, incluso las ambientales, no siempre defienden los intereses colectivos, es importante hacer referencia a que el acceso a las informaciones que detentan es condicio sine qua non para habilitar a los particulares a ejercer conductas de sensibilización y contrapoder. De ahí, la relevancia de una construcción, en todos los ámbitos y dominios, de la atribución a los ciudadanos del adecuado derecho de acceso a la información detentada por los poderes públicos.

    El acceso directo de los ciudadanos a la información así como la adecuada densificación de la actuación activa prestadora de información, permitiendo conocer y analizar, por la generalidad de las personas, las decisiones, «las semillas y el origen de todas las decisiones», son elementos esenciales de una Administración abierta y transparente y de un open government.

  2. La democracia en su concreción histórica es y será siempre un ideal de realización inacabada, con avances y retrocesos. Todo el gobierno, incluso ?representativo", combina elementos democráticos con una dimensión oligárquica

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    (Manin, 1995, p.305), o incluso tiende a la creación de contextos propiciadores de actitudes autocráticas. Y, por eso, Rousseau ya desconfiaba de la noción de representación («la soberanía no puede ser representada», Del Contrato Social, 1762). Hacer de la política la profesión principal (y además continuada, como es tendencia de los conquistadores de los poderes públicos, incluso en democracia), genera intereses y luchas específicos en torno a esos intereses. No sólo se vive para la política, pero sobre todo de la política. La oligarquización del poder no es una «ley» histórica, como tangencialmente creen G. Mosca o Vilfredo Pareto; sólo, como refiere Roberts Michels (Les Partis Politiques, 1911) una tendencia propiciada por la lógica de la división de tareas en las organizaciones de la sociedad. La historia moderna puede entenderse como una lucha entre esa tendencia para el gobierno oligárquico (dado que la representación permanente se plasma en una hegemonía de los representantes sobre los representados, una irretractable delegación, entre elecciones, del poder de los ciudadanos de dirigir sus destinos colectivos) y la «capacidad individual para la crítica y el control» (R. Michels). La representación-delegación política aparece como un «des-poseimiento» de los representados a favor de los representantes, que, con la continuidad de funciones en el tiempo, se vuelven profesionales de la dominación política, siendo cierto que la frontera dominantes-dominados pasa hoy por la división entre "profesionales" de la política y los ciudadanos en general; lo trágico resulta que la autonomía inherente a lo político está en que «sólo si se desposeen a favor de un portavoz, exponiéndose a la «alienación», los ciudadanos escapan «a la alienación política» (Pierre Bourdieu, 1984, 2001). Ante la experiencia de desviaciones, la alternativa al escepticismo está en la afirmación de la necesaria intersubjetividad, en el espacio público, con el ciudadano. Frente a los riesgos de desposeimiento en ellas inscrito o a las tendencias hacia las desviaciones funcionales de la institucionalización, hay que oponer esa dimensión dinámica de las heterosubjetividades activas (Hardt y Negri, Imperio, 2002).

    En verdad, lo que importa es constatar cuan lejos estamos del ideal de la realización de la República de Platón, gobernada por la «sabiduría» del filósofo-rey, que accede al dominio superior de las «ideas» (las «esencias», no las «aparencias»)! O de las preocupaciones pragmáticas y empíricas, normativas, de la Política de Aristóteles, en la búsqueda del «mejor sistema», para quien importaba, analíticamente, construir lo «más adecuado» para cada sociedad concreta. Como resalta de la Utopía de Thomas Moro, en su reflexión sobre la tensión permanente entre las presiones de la realidad imperfecta y la búsqueda ideal de su superación, en un camino de

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    realismo, ¿debería aceptarse el compromiso con las instituciones con las que haya discordancia para intentar mejorarlas" Se impone una permanente tensión en "un sentido de lo posible y de lo practicable?, de una apertura continua a lo imposible (Fichte, Benjamim, Rancière, Derrida, Lévinas), entre el diálogo del pragmatismo y de la utopía. O una dialéctica democrática infinita, como pretende Merleau-Ponty. Ocurre que la política democrática no existe en la estabilización jerárquica institucional, incluso si en la teoría politológica y constitucional se considera como representativa, pues sólo se constata y vive con verdad en el permanente ?resurgimiento de la puesta en común del conflicto" (Corcuff, 2008, p.159).Ya Hitlodeo entendía que el compromiso sólo viene a legitimar, permitiendo encubrir y mantener, bajo formas distintas, la corrupción de las estructuras dirigentes, aunque él no deje de demostrar un optimismo antropológico cuando están verificadas ciertas condiciones sociales, que no permitan que ciertas personas y grupos dominen a los demás. En verdad, la democracia, como obra del ser humano, es una promesa, constantemente por hacer. El ser humano, así como sus sociedades, son fundamentalmente algo histórico, en movimiento de auto-construcción, de emancipación creadora y recreadora. Ninguna construcción política puede ser inmóvil, pues la inmovilidad del contrato social sería contraria al espíritu de la humanidad. Cualquiera que sea la definición de ésta, ella se caracteriza en un movimiento para la perfectibilidad (Fichte) y por lo tanto sólo tiene sentido en un movimiento constante de cambio. Hay que reconocer que incluso la utopía (o reflexión genérica, ante la praxis del mundo existente, tal como se presenta a la observación) tiene siempre una función heurística (Max Horkheimer, 1937), porque quien siente necesidad de pensarlo acaba por apartarse de la resignación, al volver a mirarlo. La utopía es el alimento de la crítica social, porque el...

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