El debate sobre los efectos económicos de la legislación sobre salario mínimo

AutorSantos M. Ruesga Benito
Páginas251-272
251
El debate sobre los efectos económicos de la legislación sobre
salario mínimo
The debate over the economic effects of the legislation on
minimum wage
Resumen
Abstract
La institución de salario mínimo ha sido, desde su
nacimiento, en el primer tercio del siglo pasado, objeto
de continua controversia en la profesión económica,
con un debate siempre inconcluso sobre sus efectos en
los equilibrios macroeconómicos básicos y, en suma,
sobre la dinámica de crecimiento económico.
En los años más recientes, dicho debate ha vuelto a
intensificarse, al calor d e la desregulación laboral en
ascenso que se ha ido imponiendo en la mayoría de los
países desarrollados, lo que, en un contexto depresivo,
ha redundado en desigualdades económicas crecientes.
En esta situación son muchas las voces que se alzan de
nuevo a favor de la reinstauración de esta institución
como vía de garantizar unos niveles mínimos de renta
para unos asalariados crecientemente depauperizados.
En este artículo se hace una revisión del debate teórico
sobre los efectos del salario mínimo sobre el empleo y
oras variables macroeconómicas, así como la literatura
empírica desarrollada a tales efectos. Tras ello se
concluye en que la prolija investigación desarrollada al
respecto, así como la reflexión teórica subsecuente, no
parece alcanzar resultados concluyentes e inequívocos
sobre los referidos efectos, reinando más bien la
ambigüedad en los estudios empíricos, cuando no la
evidencia contraria a la que vaticina la teoría
económica convencional. En consecuencia, algunas
políticas laborales están haciendo frente a los efectos
de las estrategias de austeridad, moviendo el centro de
su atención hacia la implementación de salarios
mínimo so de su actualización, con el fin de reducir las
desigualdades crecientes en la distribución de la renta,
e incluso de los niveles de pobreza.
The institution of minimum wage has been, since its
birth in the first third of the last century, the subject
of on going controversy in the economics
profession, with ever unfinished on its effects on
macroeconomic balances and, in short, debate on the
dynamics of economic growth.
In recent years, this debate has again intensified as a
result of labour deregulation in promotion that has
been imposed in developed countries, which, in a
depressive context, has resulted in inequalities
growing. In this situation there are many voices
raised again in favour of the restoration of this
institution as a way of ensuring minimum levels of
income for some increasingly depauperized
employees.
This article reviews the theoretical debate and
empirical literature on the effects of minimum wages
on employment and other macroeconomic variables
is made. After this it is concluded that the thorough
investigation made in this regard appears not to be
conclusive and unequivocal results on those effects,
prevailing rather the ambiguity in the empirical
results, if not contrary evidence against most
conventional economic theory forecasts. Therefore,
labour policies are facing to present austerity
strategies moving the centre of its proposals to
improve minimum wage institutions o revaluated it
in order to reduce income distribution inequalities
and even to downsize poverty levels.
Palabras clave
Keywords
Economía política, salario mínimo, empleo y
desigualdad económica
Political economy, minimum wage, employment and
economic inequality
JEL código: J38
Revista de Derecho de la Seguridad Social. LABORUM 9
252
“Elevar el salario mínimo federal, expandir el crédito fiscal para los trabajadores sin
hijos dependientes, limitar los recortes fiscales para los hogares de renta alta,
controlar la fijación de precios en las universidades para los buenos estudiantes y
asegurar que hombres y mujeres tiene igual salario por el mismo trabajo ayudaría a
movernos en la dirección correcta” (Barack Obama, 2016: “The way ahead”,
The Economist, October, 8th-14th)
1. INTRODUCCIÓN
En el entorno de los años de desarro llo de la Gran Recesión (2007-2014), la evidencia
de sus efectos sobre el ascenso de la s desigualdades económicas y sociales en la mayoría de
los países desarrollados ha ele vado el interés por la figura del “salario mínimo”, bien para su
implantación e n los países donde no existía o bien para su revalorización donde sí existía,
con el fin de establecer un mínimo nivel de renta para la población asalar iada, con efectos
derivados en muchos casos para el valor de diversas prestaciones sociales.
En esta perspectiva se sitúa, por ejemplo, el debate que se está desarrollando en los años
finales de la Administración del presidente Obama, en los Estados Unidos, sobre una elevación
sustancial del valor del salario mínimo, hasta 15 dólares, en los próximos tres años
1
.
Y debates sobre ello hay en la mayoría de los países de la Unión Europea o en otros
de la OCDE
2
. Y es que, en torno a lo antedicho se ha venido reactivando un debate
económico, ya de larga trayectoria en el tiempo, que arranca en el primer tercio del pasado
siglo XX, cuando comienzan a implantarse en algunos países (Estados Unidos, entre otros)
diferentes fórmulas de salario mínimo en el contexto de los efectos derivados de la Gran
Depresión. Largo debate, con posiciones encontradas tanto en el ámbito de la Ciencia
Económica, como en la larga multiplicidad de trabajos empíricos que han tratado a lo largo
de casi un siglo de determinar los efectos de esta institución laboral en el á mbito macro y
microeconómico de las relaciones económicas y laborales
3
.
Así, por poner un de los cientos ej emplos disponibles, en el Banco de España,
advertían sobre los efectos negativos (sic) que el incremento del salario mínimo podría tener
sobre la competitividad y el empleo en la economía esp añola, señalando que: “el
establecimiento de un sistema de estas características par a revisar anualmente el salario
1
“El salario mínimo federal de los Estados Unidos se estableció por primera vez durante la Gran Depresión, y s e
ha aumentado de 25 centavos a $ 7.25 por hora desde que se instituyó por primera vez en 1938 como parte de la
Ley de Normas Razonables de Trabajo (FLSA, Fair Labour Standard Act). A pesar de los aumentos, la inflación
ha erosionado su valor, de modo tal que devolverlo al valor que tenía en 1968 requeriría un aumento de hasta
casi $ 10 por hora. En el discurso d e 2013 sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama p idió el aumento
del salario mínimo a $ 9 por hora, lo que en términos reales sería ponerlo de nuevo en su nivel de 1980. De
acuerdo con estimaciones de la Administración estadounidense, con ello se podrían impulsar los salarios de
unos 15 millones de personas” (Wihbey, 2016).
2
Precisamente, en septiembre de 2016 asistí en México a un Seminario Internacional sobre el Salario Mínimo,
organizado por “Acción contra la pobreza”, con la participación de diversas instancias políticas y c iudadanas,
evento que me motivó para desarrollar el trabajo que aquí se presenta.
3
Mejeur (2014:14), bromea al respecto señalando que: “parafraseando una antigua broma, si se quedaran solo
dos economistas en el mundo, estarían en desacuerdo acerca del salario mínimo. Crea o destruye empleo? Es
una pregunta pertinente pero la respuesta depende de a quién preguntas”.

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