Corolario

AutorJosé María Enríquez Sánchez/David Álvarez Antelo
Páginas207-216
7. COROLARIO
A la hora de intentar proteger y garantizar los derechos, los problemas teóricos y
conceptuales adquieren una notable relevancia a sabiendas de que mediante el discurso
ya se preguran intentos de solución que, si bien algunos se evidenciarán estériles en
el trato social, otros puede que alcancen la rara fortuna de una fecundidad tardía, pero
bienvenida al n.
Así, mientras que las primeras no pasarán de ser meros entretenimientos intelec-
tuales; las segundas, si logran evitar el ejercicio de pedantería académica, fácilmente
entroncarán con el signo de los tiempos a cuya mejora tratan de contribuir, cuanto
menos claricando los términos en disputa.
Pues bien, a estas últimas queremos pensar que pertenece nuestra tesis, a pesar de
su rudeza y desengaño. Otro proceder sería hipócrita por nuestra parte y no hemos
llegado a este extremo para ahora engatusar con refrescos emocionales a quien hasta
el momento nos ha acompañado pacientemente a lo largo de este escrito, aun a pesar
de sus partes más abstrusas, que, pese al esfuerzo, no hemos sido capaces de evitar.
Sea como fuere, henos aquí ante un panorama pésimo al que por coherencia solo
le corresponde una disposición anímica no menos pesimista.
A algunos esta condición psíquica puede que los lleve al desespero; otros tratarán
de ultimar su pantagruélico comportamiento mientras dure la orgía; los habrá quienes
entre el rumor de las preces clamen por una intercesión divina y los que haciendo
de tripas corazón actúen convencidos de que –como dijera Fernando Savater– «hay
numerosos peligros que pueden evitarse y necesidades que pueden atenderse, aunque
nalmente no seguridad perdurable ni satisfacción denitiva»311.
En ese ínterin, nuestra motivación primera no será un sentimiento oceánico por
el cual sospechemos –transcendental o inmanentemente– una imbricación profunda
con todo cuanto constituye nuestro entorno, ni tampoco un sentimentalismo tal que
nos lleve a suponer que compartimos simultáneamente una misma emoción con los
demás; pues mientras que lo uno nos colocaría ante la constatación de nuestro limitado
entendimiento, lo otro haría depender toda acción de un afecto que sabemos incierto y
311 Prólogo a George Simmel, Sobre el pesimismo, Madrid, Ediciones Sequitur, 2017, p. 9.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR