Conocer la delincuencia: la medición del delito

AutorJosep M. Tamarit Sumalla
Páginas63-85
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CONOCER LA DELINCUENCIA: LA
MEDICIÓN DEL DELITO
¿Podemos conocer la delincuencia?
Conocer la dimensión y la distribución espacial y
temporal de los hechos delictivos ha sido y es una de
las funciones principales de la criminología. Siempre
se ha sentido la necesidad de establecer cuantitativa-
mente las tasas de delitos en un determinado ámbito
territorial y observar su evolución a lo largo del tiem-
po. Disponer de datos fiables sobre la distribución y
la evolución de la delincuencia es un elemento capi-
tal para poder hacer comparaciones, puesto que solo
mediante la comparación se puede adquirir concien-
cia de la magnitud de un problema o de cuáles son
los puntos que más atención necesitan en un país o
un área determinada sobre la que se quieren planifi-
car la prevención y el control del delito o evaluar los
resultados de las medidas adoptadas. Los estudios de
medición del delito también permiten poner a prue-
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ba las teorías criminológicas y analizar la reacción de
la sociedad y del sistema penal ante el delito.
Los resultados obtenidos son necesarios para el
análisis de la distribución territorial del delito, las di-
ferencias en cuanto a la edad, el sexo y las caracte-
rísticas sociales de las víctimas. En general, las dife-
rencias individuales básicas presentan un cierto mi-
metismo entre víctimas e infractores. De manera es-
quemática, se ha dicho que unos y otros suelen ser,
preferentemente, una persona joven, de sexo mascu-
lino y de escasos recursos. En la edad es donde las
diferencias son más claras, tanto en cuanto al riesgo
de delinquir como de ser víctima. En cuanto al sexo,
las diferencias son muy acusadas en los infractores y
a veces inexistentes en las víctimas, con grandes di-
ferencias según las tipologías delictivas. La relación
entre pobreza y delito es, finalmente, quizá la cues-
tión más compleja. La imagen del delito como el ac-
to de un pobre contra un pobre describe mal la reali-
dad. Hoy se tiende a aceptar que no hay una relación
directa entre los dos hechos. Los incrementos de la
delincuencia a menudo van más asociados a periodos
de crecimiento que a tiempos de crisis económica, y
varias teorías nos permiten descubrir que es menos
la pobreza y más la deprivación relativa, la frustración
de expectativas, la exclusión social o la anomia lo que
proporciona explicaciones sobre los incrementos de
la criminalidad.
Medir el delito ha sido una preocupación que ha
acompañado a la criminología desde los inicios, que

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